Instauración del diálogo
Entre los ‘indígena originario campesinos’[1] de tierras altas nada puede comenzar así nomás. Nuestros abuelos y abuelas nos enseñaron que para iniciar cualquier diálogo, reunión, trabajo o actividad agrícola, debemos pedir permiso a las divinidades, ancestros y al territorio, y armonizarnos con ellas y ellos. Todo requiere de un ritual.
La sagrada hoja de coca es el elemento para comenzar ese diálogo. Se elige las mejores hojas y se invocan a los dueños y dueñas de los lugares, ancestros y todo lo que nos rodea, cría y conserva. Recién se puede comenzar a akullikar o p’ixchar[2]. La hoja de coca es el elemento que representa a la sagrada tierra.
El p’ixchu necesita de la lluxt’a o pillawa[3] para extraer el sabor que anuncia y vaticina el correcto camino. Si es misk’i, o de buen sabor, todo irá bien, si es jaya o amargo, aún no es tiempo para comenzar con el acometido. La lluxt’a se elabora de cenizas de cualquier planta como la quinua o el ají. Es el elemento que representa al fuego sagrado.
Las k’uyunas son cigarros artesanales con hojas de tabaco natural, producido en los valles de Bolivia. Una vez encendidas, con cada fumada se invoca a los espíritus de todas las direcciones. Es el elemento del sagrado aire.
En los dos thurus[4] se vacía el phuru o agua ardiente. Los thurus con recipientes pequeños de madera, al centro del mismo se tiene la figura tallada de un toro. El agua ardiente se ch’alla[5] sobre el suelo en dirección al este, al esparcir se pide permiso a las divinidades y seres protectores, se pide que seamos thurus, fuertes como los toros de los recipientes. Que seamos fuertes para el diálogo, la escucha y el trabajo. Es el elemento del agua sagrada.
Los cuatro elementos son empleados por los invocadores, oidores, escritores, músicos o tejedores. Las personas son el quinto elemento que junta a los cuatro anteriores. Sabino Condori[6], ofrece la hoja de coca producida por él y su familia, sirve el phuru en los thurus para ch’allar, yo llevo la pillawa y la k’uyuna de los valles. Así comenzamos el diálogo que hace un recuento del pasado y el presente de la familia Condori, del Ayllu Layme, originaria del Norte de Potosí (Provincia Bustillos, Departamento de Potosí) afectada por los conflictos armados con otros ayllus[7] y que emigró y se estableció en la comunidad Asunta Chica, Central Américas del Municipio de La Asunta (Provincia Sud Yungas, Departamento de La Paz).
Al comenzar la década del nuevo milenio, muchos jóvenes del Norte Potosí migraron a la zona de La Asunta en búsqueda de trabajo. Comenzaron como peones y ayudantes en las huertas del lugar, luego procedieron a comprar terrenos para establecerse en esa área propicia para la producción de frutas, verduras, café y hoja de coca.
Para quedarse en la comunidad Asunta Chica, la familia Condori, tuvo que superar muchas dificultades como el cambio de una estructura organizativa familiar, espiritual, social, económica, territorial y política denominada Ayllu, a la forma sindical campesina, organización que enfatiza la categoría económica; así mismo, hizo frente a la intolerancia y el racismo de algunas familias oriundas de los yungas; venció la carencia de conocimientos agrícolas del lugar, se adecuó al clima, pasaron del frío altiplano a la región sub tropical de los yungas, con todo y las nuevas enfermedades del lugar. La migración no supuso la ruptura con sus comunidades de origen, sino que el lazo se mantiene; siguen cultivando en sus tierras, participan de sus fiestas y rituales, y desempeñan cargos de servicio en el Ayllu. El regreso siempre es alegría.
En los Yungas
La comunidad Asunta Chica se ubica en el municipio de La Asunta, provincia Sud Yungas del departamento de La Paz (latitud 16°8?0?Sud y longitud 67°12?0?Oeste)[8]. El municipio de La Asunta está organizado en 13 cantones, al interior de estos cantones existen 37 Centrales Agrarias, que a su vez están conformadas por 151 comunidades campesinas, organizadas en sindicatos agrarios. La comunidad Asunta Chica pertenece a la Central Agraria Las Américas junto con estas seis comunidades: San Juan, Américas, Porvenir, Palestina, San Jorge, Nueva América. (PDM La Asunta 2006: 69 – 70).
El municipio de La Asunta forma parte de la Cordillera Oriental y la Sub andina. Por la característica montañosa, se hace dificultosa la apertura de caminos, las pendientes incrementan los riesgos de erosiones y deslizamientos (PDM La Asunta 2006: 76).
Para evitar el problema de las erosiones los comunarios desarrollan cultivos en terraplenes. En Asunta Chica, el suelo se destina principalmente a la producción de frutales como la mandarina, naranja, mango y maracuyá para el consumo familiar. Otras plantas como el café y la hoja de coca están presentes y su cultivo es destinado a la comercialización. La ganadería no es pertinente por la forma accidentada de su geografía, sin embargo, se cría gallinas y cerdo para el consumo familiar.
[1] La categoría social y política “indígena originario campesino” está reconocida en la Constitución Política del Estado (2009).
[2] Palabras en aymara y qheshwa respectivamente, son empleadas para expresar la acción de colocar y amontonar, cuidadosamente, las hojas de coca en la boca y sacar su jugo sin masticar. Al conjunto de hojas de coca en la boca se le denomina akulliku o p’ixchu.
[3] Es una masa que se hace con la ceniza de diferentes plantas. Se mezcla, poco a poco, en el p’ixchu. Es un catalizador, ayuda a sacar de mejor manera el jugo de la hoja de coca.
[4] Thuru, palabra qheshwa, significa dureza, fortaleza, resistencia.
[5] La ch’alla es la aspersión ritual de cualquier bebida. Antes de beber se ofrenda a la Pacha Mama y los ancestros.
[6] Sabino Condori Quispe, oriundo de la comunidad Tomuyo.