La expectativa de vivir en el territorio
Las aspiraciones legítimas y necesidades por diversificar su alimentación, hacen que los habitantes del TIPNIS busquen actividades económicas remuneradas. Una alternativa es la elaboración de tejidos, cestas, bolsones, hamacas y otros, que recogen el conocimiento ancestral de formas y colores, y el aprovechamiento y tratamiento del tratado de algodón, el uso de palmeras para la venta en mercados externos como la ciudad de Trinidad. La comunidad de San Lorenzo ha organizado una asociación de mujeres que está reaprendiendo y enseñando todo lo referente al textil.
Doña Marquesa nos cuenta “aprendí a tejer en cogollo de motacú y luego, ya habían capacitaciones que buscó la Sub Central del TIPNIS, pasamos tejido en hilo, en fibra y tallado, lo que más aprendí es tejido en hilo y fibra, aunque también hacemos tallado, aquí en Puerto San Lorenzo hemos ido unas 5 personas entre hombres y mujeres, así empezamos a trabajar y luego, a tener un proyecto. Como era el hermano Marcial autoridad y pedimos ese proyecto, pidiendo que se llame ‘tienda artesanal de puerto San Lorenzo’ y así, empezamos a trabajarlo hasta hoy, las señoras se dedican a eso y los esposos ayudan, animan porque ya ven que uno vende con ese trabajito que uno hace, y ya les ha gustado a los esposos porque ayudan a hacer los telares”.
Por eso es un proceso de reaprender, muchas mujeres han olvidado sobre las formas de tejido tradicional y enseñanza, y hay una buena población de mujeres jóvenes que están incursionando, así que en la práctica, van aprendiendo y recordando juntas. La gran preocupación son los mercados para sus productos, “lo que más bien le diría yo es que nos busquen pues donde poner, donde vender esa artesanía, porque de tener interés tenemos, ahorita si le pregunto a cualquier señora todas tienen cositas, porque lo queremos es la platita para nuestros hijos, sus necesidades”, explica doña Marquesa.
Existen diversas iniciativas, hay comunidades que comercializan chocolate en Trinidad y otras que han visto en la miel de caña otra alternativa económica. Con estos dos últimos productos, la organización no gubernamental Foro Boliviano de Medio Ambiente (FOBOMADE) ha apoyado en la comercialización en mercados como La Paz, sin embargo, son iniciativas pequeñas y familiares. La familia Maleca nos comentaba también la inquietud por construir un sistema comunitario de turismo ecológico, que pudiera beneficiar a toda la comunidad, pero que fuera administrado por ellos mismos.
La dificultad del transporte para ingresar a las comunidades del TIPNIS, paradójicamente ha servido para imponer la resistencia y la defensa territorial, sin embargo y paradójicamente, también representa una dificultad para dar viabilidad a las muchas iniciativas y expectativas que emergen de los jóvenes. El desafío de las actuales autoridades territoriales y de las nuevas generaciones es gestionar este autodesarrollo y actualizar los conocimientos sobre el territorio en función al acceso a mercados, educación superior, servicios de salud y la necesaria comunicación interna para hacer respetar el territorio y su forma de gobierno.