Si según estadísticas recientes del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Colombia tiene 32% de población rural, en el municipio de Corinto 18.940 de sus 31.932 habitantes viven en la zona rural, es decir, más del 59%. En el caso del Cabildo de Corinto, en principio la totalidad de la población habita en el área rural debido a su naturaleza indígena y a la imposibilitad de adscribir como resguardo indígena cualquier suelo en zona urbana. Sin embargo, actualmente en el censo del cabildo hay un poco más de un 2% de personas que viven en el pueblo, generalmente los que tienen actividades relacionadas con la administración del cabildo, que tiene su sede en el pueblo. El censo de 2014 indicaba que 53% en la comunidad eran hombres y 47% mujeres.
Padre Álvaro y comuneros
Sincretismo y estigmatización
El Cabildo Indígena de Corinto es un caso remarcable por su largo recorrido y sus victorias en términos de autonomía y territorio, que siguen desarrollándose. Si bien la identidad nasa ha sido fortalecida, hay que mencionar, sin voluntad de entrar en debates, el alto nivel de occidentalización de esta comunidad. “El conocimiento de occidente es necesario, con una buena interlocución creo que no condiciona sino que alimenta y fortalece lo que ya tenemos acá dentro”, reflexiona Héctor Favio Dicue. De hecho, ha sido en buena parte gracias a este proceso de adaptación que se han adquirido históricamente los recursos y las leyes que hoy otorgan garantías mínimas y derechos de autogobierno a los pueblos indígenas. Pero su paciencia y esfuerzo los deben a la cultura nasa, profunda y englobante, igual que su capacidad de movilización y resistencia. “Y seguiremos peleano hasta que se apague el sol”, dice el himno “Hijo del Cauca”.
Andrés Dicue[1], un joven alguacil del cabildo, sintetiza muy eficazmente una de las mayores problemáticas de la realidad de todos los pueblos indígenas de América; “La iglesia católica ha querido estigmatizar y satanizar toda la ancestralidad de nosotros y eso ha provocado una xenofobia de los demás pero también de nosotros mismos hacia nosotros”. Y sigue con un discurso constructivo y precavido; “Estamos retomando el camino, los mandatos de los mayores, nuestra propia lengua…Que no nos vayamos a perder, que el mundo no nos absorba”.
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[1] Andrés Dicue, de 18 años, es alguacil en el cabildo y es el único hijo del exconsejero de la ACIN, Héctor Favio Dicue. Creció en la vereda de Quebraditas pero vive en la zona urbana desde los 8 años. Actualmente estudia en La Escuela Superior de Administración Pública de Cali.