Asociación Ñucanchi LLacta
El 2012 se organiza la primera asamblea de la asociación. En la misma, se decide llamarla “Ñucanchi Llacta” (nuestra tierra). En esta ocasión, el número de familias participantes disminuyen. Se nombra como representante a doña Agustina Chicaiza y se calcula que la superficie con que cuentan para producir es de nueve hectáreas sumadas las propiedades individuales.
Las mujeres encabezan un nuevo ciclo del proyecto y planifican conseguir la infraestructura necesaria para consolidar el proceso productivo y encontrar espacios fijos para la comercialización alternativa. Tras una evaluación de la experiencia de dos años, deciden redefinir los objetivos específicos del proyecto: a) solucionar el problema del acopio de sus productos; b) solucionar la falta de agua para sus cultivos en tiempos de bajada del caudal; c) conseguir infraestructura para crianza de pollos y cuyes.
Durante los dos siguientes años de la iniciativa productiva (2013-2014), se conseguirán la mayor parte de sus sueños. Para ello gestionan la construcción de un centro de acopio para los productos de las familias asociadas; construyen un reservorio para agua de riego, logrando encauzar el riego para 75% de sus socias; implantan un sistema de riego por aspersión en las tierras altas de sus asociados; las familias obtienen casa de crianza de cuyes; emprenden el diseño y avances del galpón de crianza de pollos y dan continuidad con las capacitaciones de producción orgánica.
La Asociación Ñucanchi Llacta consolida un grupo de once familias que administran asociativamente los espacios productivos comunales, como el reservorio y el centro de acopio. La producción se realiza de manera planificada pero de forma individual; rotan los cultivos e intentan que la mayoría cuente con suficiente producción para la comercialización. Ésta es realizada de manera asociativa; las ferias alternativas se realizan una vez por semana y asisten dos de sus compañeras a cada feria. El ingreso de la venta corresponde a cada familia socia que entrega un determinado peso en productos. De dicho valor aportan el 5% del total para mantenimiento del centro de acopio, movilización y materiales de empaque.
Dos de las once mujeres cabezas de hogar, que son parte de Ñucanchi Llacta, han dejado sus empleos en las florícolas del Quinche y dicen estar satisfechas con este arduo trabajo porque les permite estar más tiempo con la familia. El ingreso que obtienen de la comercialización de los productos es parte fundamental del ingreso familiar total; además, han conseguido cierta autonomía sobre los recursos económicos que las mujeres han alcanzado. Ellas, al interior de sus familias, administran y direccionan en qué se gasta el dinero.
En la actualidad, Nucanchi Llacata se encuentra en un limbo jurídico; los primeros trámites realizados desde el 2012 buscaban su registro en el Ministerio de Agricultura; en 2015 el trámite ha cambiado de institución burocrática pasando a la Superintendencia de Economía Social y Solidaria. Sin embargo, este hecho no ha detenido su empeño por conseguir el sello verde de producción orgánica que otorga el municipio de Quito que le facilita la participación en las ferias de producción limpia.
El reto más importante de Ñucanchi Llacta es mejorar la calidad del agua. Para ello han logrado contactos con centros universitarios de investigación y así realizar los análisis de evaluación del nivel de contaminación; mientras están listos estos resultados, han emprendido una campaña de concientización sobre el manejo de desechos.