El fortalecimiento organizativo y la participación central de la mujer
Las campesinas y campesinos de la ZRC de Cabrera mantienen una notable organización comunitaria. Para el año 1994 existían cerca de 60 organizaciones; se estima que en los últimos 18 años se ha presentado un decrecimiento agudo del número de organizaciones, en relación con la suspensión desde el 2002 hasta el 2012 de la activación de la ZRC.
Hoy día, hay 15 organizaciones y/o asociaciones, 14 de carácter gremial y 1 de carácter sindical; estas organizaciones obedecen a las necesidades productivas, y básicas, que tiene la población cabreruna. El 41% de asociados a todas las organizaciones son mujeres y existen tres organizaciones de mujeres que promueven la integración de las mujeres campesinas, la Asociación El Progreso, la asociación de Mujeres Campesinas de Cabrera y la organización Mujeres del Futuro de la vereda Santa Marta. La ZRC está conformada por 22 juntas de acción comunal agrupadas en ASOJUNTAS. La gestión de recursos por parte de la ZRC ha estado limitada debido a que no puede centralizar dichos recursos que provienen del Estado central o del ámbito internacional para llevar a cabo los proyectos productivos, educativos y culturales que se proponen, sin embargo, sí se ha conseguido captar algunos que han servido entre otras organizaciones a la Asociación de Ganaderos de Cabrera (ASOGANAC).
La población cabreruna ha identificado que es necesario apropiarse de la figura de ZRC para la permanencia de la cultura campesina. También, encuentra que los principales problemas de la ZRC son el aumento de la agricultura de la revolución verde y el megaproyecto hidroeléctrico “El paso” de la multinacional EMGESA. Ante ello y como resultado de un trabajo realizado por el Semillero de Estudios Campesinos de la Universidad Minuto de Dios (UNIMINUTO), que consistió en un taller que contó con la participación de campesinas y campesinos de la ZRC y tuvo el objetivo específico de construir un concepto propio de agroecología para el territorio con el propósito de desarrollar una agricultura más sustentable en la zona.
Región del Sumapaz territorio de paz
El proceso organizativo de la Zona de Reserva Campesina de Cabrera es una experiencia de recuperación de tierra, territorio, identidad, memoria, autonomía e independencia haciendo y rehaciéndose en la memoria que se piensa, se palabrea, se escribe, se siembra, y se recrea en los diversos ritmos, entonaciones, o dinámicas que el mismo territorio y comunidad va generando.
Es a la vez es una experiencia en medio de las debilidades y amenazas del proceso comunitario y organizativo que no se pueden desconocer, como la definidas, por la escasa disponibilidad presupuestal y capacidad financiera del municipio, de las organizaciones gremiales y sociales; la constante estigmatización y criminalización de las organizaciones campesinas que promueven ejercicios de autonomía y exigibilidad de derechos; la impunidad reflejada en el mantenimiento de afectaciones derivadas de graves violaciones a los derechos humanos, por ejemplo, en homicidios selectivos, desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales y falsos positivos judiciales, que no han sido objetos de medidas de reparación, justicia, acceso a la verdad, y garantía de no repetición.
La constante presión del mercado, bien sea por modificaciones adversas a la economía campesina o por la intervención de multinacionales en el territorio, es otra dificultad que presenta la organización social de personas que impulsan este proceso, con sus aportes desde el pensamiento, el sentimiento y la acción, apostándole a seguir arando, cultivando, produciendo y transformando alimentos y labrando la paz con transformaciones sociales, políticas, culturales, económicas y ambientales que se necesitan en Colombia.
Desde el Comité de Impulso de la Zona de Reserva Campesina se promueve el planteamiento de impulsar la región del Sumapaz como una de las experiencias pilotos territoriales de paz, no solo por ser lugares anclados a una historia de violencia política, cultural, militar, ambiental y económica, sino porque allí también se han gestado elementos simbólicos, materiales, espirituales, comunitarios, organizativos e identitarios, necesarios para generar un desarrollo comunitario, social, territorial y humano autónomo, propio, soberano, latinoamericano, popular, libre de la intervención del imperio del saqueo, del imperio de la extracción y del imperio de la crisis humana, ecológica, y social que vivimos.