La cuestión territorial en el pueblo Kamentza
Camuëntsá Yëntsá, Camëntsá Biyá
“hombres de aquí mismo con pensamiento y lengua propia”.
Pancarta defensa del território heredado Carlos Tamabioy
Los Kamentza identifican, como señalamos, el “Squenëngbe temp” con la “llegada de la gente externa o colonizadores” y con un proceso de des-territorialización y des-configuración de su cultura. La explotación de oro que se dio en el costado occidental de la cordillera de los Andes al sur de la actual Colombia promovió el sometimiento forzado de la mano de obra indígena, en donde las instituciones coloniales de la mita y la encomienda fueron centrales. En este contexto fueron contagiados de enfermedades, como la viruela, que junto con los trabajos forzados crearían una crisis humanitaria en los Kamentza, provocando su descenso poblacional, que según los cronistas en 1558 “mostraba una población de 9000 habitantes”, pero que llega a descender hasta 1600 habitantes en el año 1582 y hasta 150 habitantes hacia el año 1691, según los datos recolectados por el informe del Plan Salvaguarda.
Con la conclusión de la explotación del oro en el piedemonte oriental de la cordillera, y su desplazamiento para el Pacífico, el territorio de los Kamentza, que era paso obligado para aquellos que venían a explotar el oro en el piedemonte andino-amazónico, y debido a ello pierde importancia como lugar de paso y además de captura de mano de obra indígena. Como señala la antropóloga María Clemencia Ramírez, a finales del siglo XVII “se presenta una ruptura del espacio colonial hacia la vertiente oriental andina, al cerrarse las minas y transladarse la explotación del oro al Pacífico”. Estas circunstancias permiten que la región caiga en una especie de aislamiento dentro de las intereses del ordenamiento territorial del régimen colonial, y por tanto las comunidades pueden recuperar lentamente y hasta cierto grado, su población y sus ordenamientos territoriales ancestrales. Según lo menciona un informe del Observatorio Étnico del Ministerio de Cultura del Estado colombiano, desde 1711 se registra un aumento de la población, y para el año 1857 se reportaron 837 miembros del pueblo Kamentza.
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Estos procesos de despojo y de exclusión se van a ver fuertemente fortalecidos desde 1960 hasta hoy, en primer lugar con el comienzo de las explotaciones de petróleo, posteriormente con la aparición de cultivos ilícitos de coca hacia finales de la década de 1980, a desde ahí el fortalecimiento de acciones contra la población civil y enfrentamientos entre los actores armados: FARC, Paramilitares, Militares, que convertirá al Putumayo en uno de los escenarios importantes de guerra en Colombia. Si bien estos fenómenos tienen su epicentro principal en el Bajo y Medio Putumayo, no alcanza a irradiar e influenciar las dinámicas sociales y territoriales que envuelve la vida del pueblo Kamentza, quienes frecuentemente serán fruto de amenazas, persecuciones, y sus territorios, escenario de operaciones militares y movimiento de tropas[1], provocando una importante migración hacia los crecientes cascos urbanos desde la zona rural del valle de Sibundoy. Crecían centros urbanos como Sibundoy y San Francisco, por migración o incluso regreso de personas que buscaban huir de la violencia en el resto del Putumayo.
Carretera Pasto – Mocoa atravesando el valle de Sibundoy.
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Estratégias de r-existencia territorial frente a los desafíos actuales
Taita Auturo Jacamanejoy.
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Hemos visto en los últimos anos que venimos visitado en valle de Sibundoy un interesante movimiento y organización social en torno a los problemas que enfrenta el pueblo Kamentza. Sin duda la cuestión territorial es el asunto que más preocupa al pueblo Kamentza por lo que han iniciado medidas en varios frentes. La lucha legal por las tierras ante el Estado ha sido una permanente en la relación del pueblo Kamentza con el Estado colombiano. Para las comunidades y sus líderes la defensa territorial es un tema esencialísimo en la pervivencia como pueblo.
Uno de los líderes más reconocido en el proceso de defensa de sus territorios es el taita Arturo Jacanamejoy, para quien es claro que aunque los ancestros “no tuvieron estudio, pero tenían ese pensamiento de pensar en la vida y el futuro”, porque “el indio si no tiene un espacio seguro, prácticamente no puede considerarse como indio”. Para el taita Arturo existe una fuerte diferencia entre la mentalidad indígena y la mentalidad de los migrantes: “el indígena no ha sido con esa afición de tener finca, o convertirse en grandes ganaderos, sino mantener su chagra tradicional, por eso la gente de afuera dicen que los indígenas tienen tierra pero no la quieren trabajar porque son haraganes”.
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El proceso del Plan Salvaguarda
Si bien el Plan Salvaguarda deviene de la obligación del Estado surgida por el auto 004 de la Corte Constitucional que mencionamos, los recursos destinados por el Estado permiten sustentar un proceso social para pensar lo que está pasando y la manera como desde adentro de puede caminar hacia la superación de los desafíos territoriales, que son los desafíos para la continuidad de la vida de los Kamentza. El pueblo Kamëntšá inició la fase de implementación del eje de gobierno Propio, en los meses de febrero, marzo y abril de 2014, con encuentros que “permitieron construir la estructura de gobierno propia; escuchando a los niños (as) jóvenes, mayores, mamitas, taitas, autoridades ancestrales, médicos tradicionales, docentes, profesionales, lideres”, buscando que “hoy y siempre se garantice el derecho mayor de vivir en comunidad”. El proceso construido, según el propio documento producido
“convoca al Pueblo Kamëntšá a continuar fortaleciendo colectivamente el pensamiento propio desde la práctica, en el diario vivir, desde la familia y la urgencia colectiva de hablar la lengua Kamëntšá en todos los espacios, en la filosofía de Kanÿe tsakëng ká, o kanÿe tsokëng ká, para volver al camino de la unidad y la familia Kamëntšá”.
El proceso realizado en torno a la construcción del documento del Plan Salvaguarda buscó ser fiel a la forma temporal/espacial del conocimiento Kamentza, de allí su propuesta metodológica denominada de “JENEBTBIAMAN Y JENOYEUNAYAM”, y definida como:
“ruta o camino, mediante el cual el ser Kamëntšá conversa, concerta y toma decisiones a nivel familiar, de autoridad y comunitario. Desde la cosmovisión Kamëntšá, esta ruta, este camino, lleva al reencuentro con el origen, con la ley natural, es el camino para entender el pensamiento”
El Plan Salvaguarda destaca el valor de la “prevención que se da en varios niveles” desde la familia con la palabra de Yayát (padres) con el fin de orientar a los hijos desde una formación propia, hasta en:
“espacios como el shinyak y jajañ donde se hace posible Jenebtbiaman y Jenoyeunayam para lograr conversar y ponerse de acuerdo” (…) “otra forma de prevención y protección corresponde a la espiritualidad que permite orientar la vida del pueblo Kamëntšá a través de la relación directa con la naturaleza el conocimiento botánico y las ceremonias rituales como tomas de biajiy (yagé)” (…)rituales de paso previenen, protegen y atienden la vida de los integrantes del pueblo Kamëntšá trazando un buen camino para que no se pierda el pensamiento y arraigo a la tierra; a partir de esa conexión con tsbatsána mamá (madre tierra), logra respetar todos los espacios de vida cumpliendo un ciclo natural atado a un proceso de vida Kamëntšá propio”.
Mural visión propia de la metodología “JENEBTBIAMAN Y JENOYEUNAYAM”
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Descargue el caso completo aquí.
[1] Informe denominado: “Diagnóstico de la situación del pueblo indígena Kamsá o Kamentsá” del Observatorio del Programa Presidencial para los DH y DIH de la Vicepresidencia de la República.