Raymunda Brito Álvarez
Gestión y aprovechamiento de recursos
Como avances y expectativas que las familias de Trinchera están generando, se tiene la perspectiva del turismo. Sin embargo, la comunidad así como se ha ‘enraizado’ en Bolivia, también ha encarnado formas de vida y producción que los mantienen en la frontera geográfica entre dos países, pero también en la frontera de dos modos de vida. Por un lado, parte de los hijos y nietos están acostumbrados a cruzar al Brasil y seguir los consumos culturales, formándose en el modelo del estudio y la idea de salir adelante adquiriendo un oficio que no siempre tiene que ver con el campo. Por otro lado, los adultos y más los ancianos, han dejado de lado la actividad extractiva, como una forma de jubilación, pero también, como una forma de habitar los territorios tranquilamente y sin los avatares que el sistema de habilito les impuso durante su juventud. La frontera entre estas dos opciones de vida, es la que viven las familias extendidas, con su portugués como primera lengua, los hijos con títulos escolares brasileros, los nietos en la escuela boliviana, y el disfrute de los tiempos amazónicos donde todos participan, activa o pasivamente, del tiempo de la zafra, y de los cultivos anuales que rodean sus moradas.
Las especies productivas no maderables dentro la comunidad son la castaña, el asaí y el majo. La castaña es aprovechada en los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero, por hombres y mujeres, hijos e hijas. El asaí se aprovecha en los meses de mayo y junio. Y el majo es aprovechado durante los meses de enero, febrero y marzo, y participan del trabajo los adultos, hombres y mujeres.
Entre las actividades agrícolas se han identificado cinco tipos:
a) Tumba o rosa de chaco en los meses junio, julio y agosto realizada por adultos. Rosa de barbecho en los meses de julio y agosto, realizado por adultos.
b) La cosecha del arroz se la realiza en los meses de febrero, marzo y abril, y participa toda la familia.
c) La cosecha del maíz se la realiza en los meses de marzo abril y mayo, y participa toda la familia.
d) Las actividades del manejo del frejol son realizadas en los meses de junio, julio y agosto y son realizadas por toda la familia.
e) El plátano es manejado por toda la familia desde la siembra hasta la cosecha en el mes de septiembre.
En cuanto a las actividades pecuarias, la comunidad Trinchera cuenta con cuatro especies:
a) Ganado vacuno manejado durante todo el año; la ordeña de la leche también está realizado por toda la familia en los meses de febrero, marzo, abril, mayo, junio y julio; siendo mayo el mes más óptimo para la vacuna contra la fiebre aftosa, el encargado es el hombre.
b) Los porcinos se manejan durante todo el año y lo realizan los adultos.
c) Las gallinas son cuidadas por toda la familia, se recogen los huevos en los meses de septiembre y octubre por los hijos e hijas.
d) La crianza de patos es realizada por hombres y mujeres; es una actividad ejecutada por pocos comunarios.
En cuanto a las especies frutales y agroforestales, la comunidad cuenta con ocho:
a) El copoazú es manejado durante los meses octubre, noviembre, diciembre, enero y febrero, estas actividades son realizadas por toda la familia.
b) El manejo de la piña es similar al copoazú.
c) La naranja que se maneja en los meses de abril, mayo, junio, julio y agosto; por toda la familia.
d) Manejo de la lima realizado en abril, mayo y junio, ejecutado por toda la familia.
e) El cacao se trabaja de febrero a marzo y es realizado por el hombre y los hijos varones.
f) La palta es manejada en los meses de noviembre a diciembre, es realizado por el hombre y los hijos varones.
g) El tamarindo es manejado entre julio y agosto, y es trabajo masculino.
h) El asaí es trabajado en marzo y abril y es trabajo masculino.
Todos estos productos, que en buena cantidad sirven para el autosustento familiar, han adquirido un valor considerable en el mercado por su calidad. Sin embargo, el único mercado posible para los comunarios de Trinchera es el centro poblado del municipio de Porvenir, minoritario y compartido con otros productores. La comunidad no tiene oportunidad para sacar sus productos al Brasil, que le quedaría más cercano, por los altos costos de exportación que esto supondría; y además, se encuentra desarticulada del mercado interno boliviano, por la falta de carreteras.
Al momento de visitar la comunidad y conversar con la familia Bismark Lima, encontramos a dos guardianes domésticos, que comparten con la familia, los hijos y los niños, la sensación de la frontera, el paso del transporte pesado, el peligro de la frontera, pero también, la tranquilidad de la distancia, la opción de la energía eléctrica y el descanso de sus ancianos amos. La frontera no ha dejado de ser un sitio de atrincheramiento y más bien expone paradójicamente, la vulnerabilidad ante la presión por la tierra, pero también, la fortaleza de la afirmación nacional, comunitaria y principalmente, la pertenencia al territorio.