Posesionarios, propietarios y defensores de la tierra
En la zona de Santa Rosa, además de la experiencia de don Ricardo que vino del norte del Perú, encontramos a una generación procedente de Cusco y cuyos hijos nacieron en Madre de Dios. Nasbat Baca Quispe explica que para la generación de sus padres era costumbre llegar a la zona para tener ganado vacuno y hacer chacras, y de tal forma, la población sucesivamente fue aumentando. Según Nasbat, sus padres llegaron muy jóvenes y se asentaron definitivamente en la zona, aunque tampoco los considera demasiado antiguos pues habrían llegado hace 40 años. De su relato se comprende que la movilidad poblacional en la región era bastante agitada desde principios del siglo XX.
Nasbat continúa su relato “En esas épocas la gente se dedicaba a la agricultura y habían designado en esos tiempos ese sector, donde actualmente se había iniciado el conflicto con los mineros, ya se había destinado netamente para la agricultura. Ya en ese tiempo dice que había riesgo, riesgo por el clima y la facilidad del suelo. Lo que ahora generalmente se dice La Pampa[1], ahí se sembraba arroz, plátano y [los productos] se sacaban para los mineros”.
Nasbat además de dar cuenta sobre las aspiraciones y destino de las tierras, explica la dinámica económica y comercial, que impulsaba a mucha gente andina y del norte peruano a asistir a Madre de Dios, “los mineros no eran como ahora que trabajaban con maquinaria pesada. Un minero traía de Cusco, de diferentes lugares, de 30 a 50 como personal y entre esos mineros generaban la economía acá en la zona, compraban plátano, bastante había para el negocio; pero ahora ya no es así, un minero se compra un tractor, volqueta y trae a 5 o 4 personas”. Además, de mostrar un momento del apogeo comercial en el que campesinos y mineros complementaban sus economías y en última instancia, podría decirse que ambos (en distinta medida) aprovechaban del extractivismo, Nasbat convertida en una importante líder de las comunidades de Santa Rosa, evalúa la situación.
“Parece que desde esas épocas, en nuestro país las autoridades no han puesto en claro, (…) habían dirigentes que han dicho que un sector iba ser netamente para la agricultura, pero según iban pasando los años, los interés de la minería ha ido avanzando, en nuestro país ha habido corrupción, han concesionado territorio, han dado permiso a la minería, por encima de lo que uno ha podido designar, aparecen con títulos mineros y así sucesivamente, en esas épocas yo era niña todavía, no tenía tanta razón.”
En la década de los ochenta, se impulsa la asociatividad en el campo, como parte de la reforma agraria dirigida por gobiernos militares, que privilegiaban la entrega de tierras a favor de empresas asociativas agrarias, antes que a los campesinos en forma individual. Por el trabajo de la organización, esta política se transforma, dando paso a generar facilidades para el aprovechamiento de la tierra y se comienza a mostrar el acceso a crédito como un incentivo a la extracción de madera o producción intensiva de monocultivos, que hacen contrapeso a las urgentes necesidades de los campesinos. A su vez, se hicieron los primeros contratos de concesión o explotación de madera, por 1000 Ha., registrados en el ministerio de agricultura. En 1992, el Proyecto Especial Madre de Dios, posibilitó la carretera de penetración que podría trazarse desde el eje carretero de la Asociación Unión Progreso (Km. 77 de la Carretera Interoceánica) hacia el Río Inambari, consolidando escuelas y otros servicios para los centros poblados.
Ante la adversidad del contexto, la organización campesina fortalece su estructura y capacidad de demanda. César Ascorra de la institución Cáritas Madre de Dios, explica que dirigentes históricos –y aún activos como Víctor Zambrano-, impulsaron en la década de los noventa, diferentes medidas que reivindicaban a las familias campesinas y su acceso a la tierra. En 1993, la FADEMAD apoyada por la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD), realiza la toma del local de la ex-Empresa Colonizadora del Arroz-ECASA. El Presidente Fujimori, acompañado por el entonces Ministro de agricultura arribó a Puerto Maldonado y entregó las instalaciones de la ECASA a las dos federaciones[2]. Con este tipo de medidas, la federación logra condonar la deuda agraria, acumulada en años, y que se modifiquen leyes que les prohibía aprovechar la castaña, usar motosierras, etc.
Del testimonio de Nasbat y otros datos, se entiende que en la región si bien había asentamientos consolidados, todavía se disponían de tierras y además, la organización campesina, a través de la Federación Departamental Agraria de Madre de Dios, habría asumido un posicionamiento respecto a la gestión territorial y las futuras generaciones de los asentados. Al disponer de zonas libres de ocupación, Nasbat recuerda que la federación designó “para los hijos de Santa Rosa, para que tengan su chacra, entonces entramos un grupo de jóvenes ahí para la agricultura, en esa época no había pista todo era carretera, hacíamos nuestros cultivos para nuestro consumo, las probabilidades para salir y estudiar afuera eran muy pocas, porque mis padres solamente eran agricultores, se dedicaban un poquito a la madera y no tanto alcanzaba para que estudiemos, en esas épocas ni siquiera había universidad”.
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[1] Los lugareños denominan La Pampa a un espacio en la zona, que debido al extractivismo minero ha quedado desértico y donde los daños al suelo son irremediables.
[2] López Ornat, Arturo (1996). Estrategias para el desarrollo sostenible: programa de estrategias para la sostenibilidad de la UICN. América Latina