Población y dinámica socioeconómica de la región
El hecho de que históricamente se haya considerado a la región amazónica como un espacio colonizable, no implica que haya estado deshabitado, al contrario, los procesos de ocupación han significado transformaciones importantes en el paisaje amazónico que incluye el sucesivo desplazamiento y marginación de los pueblos indígenas. Según especialistas, la población nativa tenía procedencia Arahuaco y llegaron a esa área desde el norte. Las etnias originarias de la región son Machiguenga, Amaraekaeri, Arasaeri y Ese’eja (Huarayo), todas en correlación a la región incaica denominada Antisuyo, por lo que en la época colonial fueron denominados como “antis”.
Debe comprenderse que hubo una importante actividad económica que emergió en el siglo XIX y diferenció a esta región hasta mediados del siglo XX. Las cuencas de los ríos Tahuamanu y Acre generaron dinámicas poblacionales entorno a la economía del caucho, en el caso del Perú, el fundo Iberia marcaba un eje central (Iñapari sobre el río Acre y San Lorenzo sobre el río Tahuamanu), que seguramente se articulaba con la dinámica del norte amazónico boliviano y tenía su correlación en el Acre brasilero; movilizando a los pueblos indígenas a la negociación por el espacio, pero principalmente a la subordinación como fuerza de trabajo. Al finalizar esta época, los grupos indígenas fueron reagrupados por los dominicos en las misiones de Shintuya, Puerto Luz, San José de Karene y Barranco Chico, donde decidieron permanecer hasta la reforma agraria en los años setenta.
Con la construcción de carreteras de penetración Cusco-Urcos-Quincemil-Puerto Maldonado en 1965 y Cusco-Huambutio-Paucartambo-Pilcopata-Shintuya en 1968, se produce un auge de las actividades mineras en el sur y de la madera en el norte. Puerto Maldonado se constituye en el principal centro urbano y se constituyen otros centros poblados como Laberinto, Huepetuhe y Mazuko.
Víctor Zambrano[1], dirigente de la Federación Agraria Departamental Madre de Dios, explica que si bien es oriundo de la zona, fueron sus padres los que llegaron bajo la lógica de la expedición y ocupación, y rememora su infancia con diferentes personajes indígenas como interlocutores de sus padres y de las autoridades oficiales del ejército y el Estado peruano[2], mostrando cómo las relaciones económicas y el establecimiento de la institucionalidad marca la complejidad identitaria y poblacional de la región.
Actualmente, el Distrito de Inambari tiene una población total de 9,145 habitantes, la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada en el departamento Madre de Dios representa el 97%, 38.5% son independientes, 17% autoempleados en la agricultura y 10.8% en la pesca o minería. El ingreso familiar per cápita promedio es de 236.8 nuevos soles.
La tasa promedio de analfabetismo es de 8%, los varones en promedio acceden hasta el quinto año de secundaria y las mujeres hasta quinto de grado de primaria. El mayor grado de instrucción es de 18.5% en primaria, 44.2% en secundaria y 32.5% alcanzan formación técnica–superior.
El índice de desarrollo humano es de 0.6080 y una esperanza de vida al nacer es de 71.37 años, muy inferiores al promedio regional y nacional.
Según el IV Censo Nacional Agropecuario de 2012, 30,1% del territorio peruano está dedicado al desarrollo de la actividad agropecuaria, de este total, 57,5% corresponde a la región natural de la Sierra, 31,1% a la Selva y 11,5% a la Costa.
Respecto al medio físico, la región se conoce como selva baja, en Puerto Maldonado las precipitaciones alcanzan los 300 mm mensuales y la temperatura promedio se encuentra alrededor de los 25°C. Los mayores depósitos aluviales se encuentran en el río Madre de Dios y sus afluentes, Tambopata, Inambari y Colorado. La mayoría de ellos nace al suroeste del departamento, mientras que el río Madre de Dios proviene de Cusco y los ríos Inambari y Tambopata de Puno.
La diversidad de especies, abundantes selvas vírgenes y la contribución de sus extensos bosques al proceso natural de disminución del dióxido de carbono llevaron a la UNESCO a declarar el Manu como patrimonio natural de la humanidad en 1987 y al Congreso nacional a declarar a Madre de Dios como capital de la biodiversidad del Perú (Ley 26311 del 22 de mayo de 1994). Para proteger la fragilidad de estos ecosistemas, se han creado 6 Áreas Naturales Protegidas en la región.
Según la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes – FENAMAD, en total son 26 las comunidades nativas del departamento que ocupan un área de más de 450,000 has; además, existe la Reserva Territorial Madre de Dios para pueblos indígenas en aislamiento. Al menos 14 comunidades nativas han tenido conflictos con los denominadas “derechos mineros”, alcanzando un área de intersección de 25,840 has, al menos el 20% de las comunidades nativas, muchas de ellas habitantes de reservas naturales protegidas.
Con el paso del tiempo, no sólo las comunidades nativas son las afectadas por la minería, sino también los asentamientos campesinos que oscilan su producción entre el extractivismo, el monocultivo y la agricultura tradicional. Ricardo Torres, miembro de la APROCCI, explica que siendo oriundo del departamento de Cajamarca, al quedarse huérfano migró a San Martín, otro departamento amazónico en el que realizó su servicio militar en el Comando de Asentamiento Rural - COAR de Pucallpa, Batallón de Infantería de Selva Nº 28 y donde también conoció y se casó con su esposa. Ricardo recuerda que durante el período donde las fuerzas armadas estaban abocadas a apagar el denominado terrorismo durante los años noventa, se trasladó de Rioja a Picota, ambas provincias de San Martín, donde sembraba café con mucho esfuerzo y sin acceder a la tierra. Además de esta situación personal, según su percepción, San Martín tenía un clima conflictivo a nivel social, por lo que al escuchar a un amigo hablar sobre la región de Madre de Dios y ver la posibilidad de ser posesionario de tierras, decidió trasladarse con toda su familia.
Con población venida de diferentes orígenes territoriales e historias, la zona de Santa Rosa forja APROCCI que actualmente cuenta con 26 socios, y en conjunto tiene alrededor de 20 ha de producción de cacao y 60 has en crecimiento, se estima una producción de 10 Tn/año.
[1] http://www.sudamericarural.org/images/dialogos/archivos/Dilogos%20152b.pdf
[2] Entrevista a Víctor Zambrano: http://www.sudamericarural.org/nuestra-produccion/dialogos/152?view=dialogos