La búsqueda de oportunidades en la ciudad de Cusco
Juan y Lourdes
La experiencia de esta pareja de jóvenes se conforma por Juan de 34 años, que permaneció en su comunidad hasta la adolescencia, tiempo después migró a la ciudad de Cusco donde vivió alrededor de 12 años trabajando, en ese lapso conoce a Lourdes. Juan trabajó durante seis años como estibador de cajas de gaseosas, pero el trabajo era muy sacrificado y por consejo de Lourdes, busca otro trabajo para aprender nuevas cosas. Ingresa a trabajar en una joyería donde realizaban artículos en oro y plata, ahí permaneció durante cuatro años. Sin embargo, la remuneración ya no era suficiente para mantener a sus dos hijos y decide trabajar en la construcción como peón, un trabajo pesado, pero con mayor remuneración. En este rubro, Juan decide iniciar una capacitación hasta recibir la certificación del Servicio Nacional de Capacitación para la Industria de la Construcción (SENSICO) como maestro albañil, con la que hasta ahora se desempeña.
Lourdes de 29 años, natural del pueblo de Abancay igual que su madre, mientras que su papá es de la comunidad de Santo Domingo. Al igual que Juan, Lourdes buscaba mejores oportunidades en la ciudad de Cusco, había estudiado para técnico en administración hotelera, pero no concluyó la carrera.
En un inicio como amigos y para el año 2003 deciden convivir por un lapso de tres años, tiempo en el cual nace su primer hijo. Con dificultades económicas y dificultad para conseguir un trabajo estable, que les permita sustentarse en la ciudad de Cusco, deciden buscar nuevas opciones y alternativas para mejorar sus ingresos económicos de cara al nacimiento de su segunda hija. El año 2006 compran un terreno en la ciudad de Cusco y obtienen el certificado de posesión, actualmente la vivienda cuenta con energía eléctrica, pero no tienen instalaciones sanitarias y deben comprar agua en galones.
El retorno a la comunidad de Juan
Cuando su hija cumple dos años retoman la idea de volver a Acopía, la comunidad de Juan, la idea se materializa a raíz de la herencia de sus padres. Al principio Lourdes veía esta decisión como un retroceso en sus vidas, pero Juan termina por convencerla, cuenta “mi esposa en los primeros momentos no creía que podíamos superarnos en este distrito, ella pensaba que era lo peor regresar (…) aquí, que era llegar a un lugar más triste, donde no hay ni economía donde no hay ni trabajo”.
Comenzar un proyecto en una comunidad que no conocía generó mucho estrés a Lourdes, tuvo dificultades pues no conocía a nadie y las condiciones de la vivienda que en ese momento eran precarias y estaba muy deteriorada “cuando me vine acá me estresé bastante porque vi la casa, en esta parte que ahora está la casa nueva, ahí la casita estaba cayéndose la pajita estaba cayéndose todo esto”. Parte de la vivienda estaba siendo utilizada como corral de ovejas por las hermanas de Juan.Desde el 2009, llevan siete años viviendo en Acopía, pero comentan que en un principio fue difícil para Lourdes, pues ven conveniente que ella se adelante con sus niños, mientras Juan se queda a trabajar en Cusco para enviar dinero a su familia hasta poder estabilizarse en la comunidad, y fue así por un lapso de dos años.
La transformación de la vivienda
Lourdes asumió el reto y se comprometió a trabajar en la mejora de su vivienda a la par que el resto de las viviendas. El trabajo se le dificultó ya que la vivienda al haber estado mucho tiempo abandonada, no contaba con energía eléctrica.
Para el año 2010 Lourdes empieza a recibir pasantes que venían de intercambio para apoyar a instituciones como Arariwa que trabajaban en la zona. Hasta el 2015 mencionan que han tenido alrededor de 60 pasantes que han sido huéspedes dentro de su iniciativa de turismo vivencial.La rehabilitación de la vivienda tuvo una duración de seis meses, con mejoras en el techo, la construcción de la cocina, la alacena, el refrigerador ecológico y todo lo relacionado a la redistribución de los espacios dentro de la vivienda. Lourdes comenta que su hijo mayor muchas veces la ayudó en las labores sosteniendo una linterna cuando el trabajo lo realizaban hasta altas horas de la noche. Juan por su parte solo podía llegar para ayudar en la tarea los sábados por la noche y retornaba a su trabajo los lunes por la madrugada. La presión entre las tareas de la casa y el compromiso de nivelarse con el resto de las viviendas obligaba a Lourdes a extender y a la vez agilizar la transformación de su vivienda.
La planificación de su vivienda que fue realizada por la pareja, poco a poco se fue materializando en muchos beneficios para la familia a partir de la construcción del galpón para la crianza de cuyes, un huerto, un espacio para la producción de abono orgánico a partir de las excretas del cuy, un patio donde colocaron un empedrado, pasto y flores, posteriormente, los baños, la instalación de la cañería y la cocina. Todo esto pensando en un emprendimiento de turismo vivencial que venía siendo trabajado en la zona. Aunque para esta etapa Juan era el que menos confianza tenía respecto al mismo pues sentía frustración por la separación de su familia, separación que debieron asumir en miras de poder generar mayores ingresos económicos en Cusco.
Ahora que Lourdes cuenta con espacios dentro de su vivienda, tiene la posibilidad de recibir a sus hermanos y obsequiarles de la producción de su huerto. Incluso recibe la visita de sus padres que viven en la comunidad de Santo Domingo próxima a Acopía.
Lourdes recuerda las dificultades durante su infancia al no haber ingresado a la escuela, a los diez años se va de Abancay y empieza a trabajar como niñera y termina la secundaria generando ella misma los ingresos para la compra de sus útiles escolares y el uniforme. Hoy en día ella comenta sobre la posibilidad que tiene de poder contar con los recursos para vestir y alimentar a sus hijos para que no pasen por las dificultades que ella pasó. “yo recuerdo que a mi esposo yo le exigí bien un día para que pudiera mejorar hasta que un día le decía hoy somos jóvenes y la juventud es una sola, como lo diría mi papá, que se arrepiente mucho y por eso yo quiero que esa experiencia nos sirva a nosotros y con esa experiencia nosotros trabajemos y hoy somos jóvenes nosotros tenemos que tratar de seguir pensando en mejorar porque nos quedan unos diez años de juventud”.
El huerto: un principio alimentario para la familia
Uno de los beneficios para la familia respecto a vivir en la comunidad de Acopia es la disponibilidad de alimentos con los que pueden contar, producto de su huerto de producción orgánica lo que proporciona la principal fuente de alimentación para su familia, “Vivimos de la agricultura para comer de cualquier forma, en cambio en Cusco no hay apoyo de las chacras, en Cusco si no trabajas no comes, en la ciudad para vivir tranquilo sería bueno tener una profesión, trabajo y sueldo fijo, todo es plata hasta para comprar agua, acá tenemos en la puerta al río, tenemos agua las 24 horas”.
En un espacio de 10x5 mts. producen hortalizas y plantas medicinales. Entre los productos están el maíz, espinaca, acelga, cebollín o cebolla china, perejil, cilantro, orégano, lechugas, repollos, arvejas y habas. Plantas con propiedades medicinales además de alimenticias como el orégano, wacataya, la manzanilla, toronjil, hierbabuena y el romero, además de cereales como la cebada. Como abono orgánico para la tierra se utiliza el estiércol del cuy. El trabajo en el huerto lo realizan principalmente los sábados y domingos, y se aprovisionan de productos como la papa y la cebada, el alimento principal del cuy. La producción de papa con la que elaboran chuño es cosechada de la chacra que está ubicada en espacios más distantes a la vivienda.
Lourdes es la que se ocupa del huerto, ya que Juan en ocasiones se encuentra realizando trabajos de albañilería que se convocan en el Municipio, pero eso no dificulta que ambos puedan colaborar en las tareas, ya sea Juan en la casa, con la cocina y la limpieza de la vivienda. Como Lourdes en muchos casos apoyando en las labores finales de la construcción como el pintado.
Actividades complementarias
La crianza de cuy es una actividad que la familia desarrolla como otra fuente de ingresos, actualmente cuentan con 60 cuyes, anteriormente tenían 180. Debido a los minuciosos cuidados que
requiere la crianza de estos animales tienen la proyección de mejorar el galpón y las medidas para evitar que contraigan enfermedades y también empezar con la crianza de cerdos.
Otra de las iniciativas es la producción de flores, Lourdes ha destinado un espacio dentro de la vivienda para el cultivo y su posterior venta en Cusco; por otro lado está la producción de miel. Ambas iniciativas las viene llevando a cabo en el último año.
El mejoramiento de la vivienda y la gastronomía han sido reconocidas, por ejemplo en el año 2012, Lourdes participa de un Concurso regional gastronómico en la Ciudad de Cusco y obtiene el primer lugar en la categoría de postres andinos con su preparación de “trigo sambito”. El premio fue una cocina a gas que actualmente utiliza mientras remodelan la nueva instalación de la cocina a fogón.