La ubicación y el entorno comunitario
La comunidad de Caspigasí del Carmen, se encuentra ubicada al norte de la ciudad Quito, capital del Ecuador. Administrativamente, Caspigasí depende de la parroquia Calacalí. Esta parroquia está dentro del Distrito Metropolitano de Quito, a su vez, este Distrito se encuentra dentro de la provincia de Pichincha.
A la zona en la que se encuentra Caspigasí, se le conoce como Equinoccial por encontrarse atravesada por la imaginaria línea del ecuador. Allí se encuentra un complejo turístico conocido como la Mitad del Mundo. Precisamente, al lado de este complejo, se ha construido otro complejo arquitectónico, donde se encuentra ubicada la sede de UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas).
Caspigasí se extiende desde los 2585 metros de altura hasta los 3380 en su punto más alto: la cima del cerro Sincholahua. Ocupa una extensión total de 457 hectáreas. El territorio es bastante irregular, lleno de pendientes y quebradas.
La comunidad se ubica en la zona de vegetación xerofítica del área equinoccial. El clima es propio de las zonas templadas secas en razón de las siguientes características: bajo nivel de precipitaciones, suelos arenosos, vegetación xerofítica, bajo nivel de humedad relativa y variaciones en la temperatura. La casi ausencia de lluvias se debe principalmente a la poca altura de las montañas que rodean a este sector. Este factor, la alta insolación, y la fuerte y constante actividad de los vientos impiden la condensación de nubes; consecuentemente, no se producen lluvias[1].
Las precipitaciones fluctúan entre los 350 y 400 mm anuales. Los suelos no son muy profundos en su mayoría (variaciones entre 10 y 30 cm.) por lo que las raíces de las plantas no buscan solo profundidad sino también expandirse hacia los costados, deteniendo así la erosión de las tierras que tienen una pendiente pronunciada. En las partes altas de Caspigasí y su entorno, es posible encontrar vegetación típica de zonas de altura, algunas incluso típicas de los páramos.
Un caso de persistencia comunitaria
Instalación de mallas capta nieblas en Huacamullo
En esta sistematización se quiere destacar el esfuerzo de un grupo de personas de la comunidad para preservar las tierras colectivas, a las que tuvieron acceso en el marco del proceso de reforma agraria. Los protagonistas son varios de los ex trabajadores de la antigua hacienda de Caspigasí del Carmen, algunos de sus descendientes y un puñado de aliados locales.
Se considera que este caso se debe reconstruir y difundir porque es un indudable mérito el que en Caspigasí se haya logrado preservar las tierras comunitarias, tierras que desde hace ya muchos años son acechadas. Caspigasí está muy cerca de Quito y sus tierras están sujetas a una considerable presión derivada de la expansión urbana e industrial. De hecho, como ya ha quedado señalado, Caspigasí está a pocos kilómetros de la actual sede de la UNASUR en plena “Mitad del Mundo”, zona que por lo demás, debido a su condición de polo de atracción turística, cuenta con un dinámico mercado de tierras.
El fraccionamiento de las tierras comunitarias y familiares, heredadas o compradas; está muy relacionado a un creciente mercado local de tierras; con ello, en el centro de Caspigasí el uso del suelo es fundamentalmente destinado a la vivienda. Las familias conservan huertos y algunas incluso, han habilitado un espacio para la cría de animales, especialmente cerdos, gallinas y cuyes.
Es en el sector de Huacamullo, donde están las tierras de propiedad colectiva, las propiedades familiares que se conformaron en el proceso de reforma agraria han entrado a la dinámica del mercado de tierras en menor medida. Las condiciones señaladas hacen que Caspigasí viva la dicotomía de considerarse comunidad campesina o barrio periurbano.
Habría que agregar que, en efecto, la agricultura ha perdido cierta importancia y esto tiene relación con el peso específico que en la zona adquirieron las canteras de explotación de material pétreo y otras actividades a las que deben recurrir las familias.
Lo señalado da cuenta de una diversificación de los ingresos familiares, lo que explica que en esta comunidad relativamente pequeña, se haya dado un marcado proceso de diferenciación social interna, expresado en tensiones internas.
Todo lo señalado, en conjunto, ha llevado a que la Asociación Agropecuaria de Caspigasí haya tenido que afrontar una profunda crisis. De hecho, las tierras comunitarias siguen siendo objeto de codicia y ambiciones, incluso por parte de algunos ex miembros de la Asociación Agropecuaria, quienes no han escondido su interés por repartirse los sobrantes de las tierras comunales y de que se liquide la Asociación.
La importancia de preservar las tierras comunitarias en Caspigasí, radica en que permite contar con un espacio colectivo, en el cual se sostenga la tradición organizativa con relación a la tierra y a las demandas de perspectiva agraria y popular.
[1] Almeida Eduardo, Jara Holguer, 1984.