La TCO Charagua norte es un territorio histórico del pueblo guaraní con alrededor del 95% de comunidades con este origen étnico. En menor proporción se encuentran criollos, mestizos e indígenas andinos.
La amplitud del municipio hace que las comunidades sean dispersas, como es el caso de Ivitiporä donde se asientan alrededor de 40 familias. Se cuenta con servicio de agua potable por medio de un pozo perforado, mientras el servicio de luz eléctrica aún es una aspiración de los habitantes. En cuanto a educación, los niños cursan la escuela básica en una unidad educativa multigrado. Los servicios médicos son escasos
La mayoría de la población tiene al guaraní como su lengua materna y es hablada por todas las personas regularmente, no importando el grupo etario. El castellano se aprende en la escuela y es visto como el idioma para relacionarse con el exterior pero se sigue afianzando la propia lengua como elemento identitario.
La actividad productiva principal es la agricultura de subsistencia. La tierra se maneja de forma colectiva y a cada familia le corresponden 5 ha., para sembrar frejol, maíz, zapallo y yuca, que son los alimentos que principalmente se siembran. Ante la escasez de lluvias, el sistema de rotación de cultivos permite regenerar los suelos que son en muchas ocasiones infértiles. De igual forma, el manejar los recursos de manera colectiva permite asegurar la reproducción social como grupo. Así lo comparte don Porfidio Vaca Méndez, uno de los primeros habitantes de Ivitiporä: “tenemos un chaco comunal. Este año hemos trabajado en común así trabajamos, ahora ya se cambió ahora también trabajamos familiarmente. En grupo hacemos proyecto, y el chaco común ya lo repartimos y cada familia siembra 5 ha. Hemos sufrido harto, pero organizarnos nos ha servido”.
Su estructura orgánica está establecida según la APG, por un Capitán y responsables de tierra y territorio, infraestructura, producción, salud, género, salud y comunicación. El órgano de representación máxima es la Asamblea General Comunitaria o como se conoce en guaraní: ñemboaty. Las decisiones se toman en colectivo donde pueden participar hombres y mujeres, pero como señalan constantemente los habitantes, se convierte en un espacio donde si bien los niños no tienen voz ni voto, sí aprenden las tareas y responsabilidades hacia la comunidad. Respecto a la religión, casi todos son evangélicos, por lo que las restricciones en cuanto a ingerir bebidas alcohólicas son severas. De igual forma, existe diferencia en cuanto a los códigos de comportamiento dentro de la comunidad que la población lo observa de manera positiva, pues según ellos afianza las relaciones entre los miembros de la comunidad y permite una vida más armónica.
El simbolismo espiritual, más allá de la religión que se profese, tiene su base material en el maíz, además de que es un elemento central en la identidad, las relaciones sociales y culturales. Así, el maíz es el elemento de la reciprocidad y el sustento de la vida colectiva. Esto se puede encontrar en su máxima expresión en las fiestas y convites.
Otra concepción importante, es el ivximära (comunidad grande) como una visión escalar del territorio. Es decir, en la constante disputa que han mantenido con diferentes grupos, tanto en la Colonia como en el Estado republicano, el guaraní identificó un espacio de identificación más allá de su comunidad o espacio inmediato, en lo que se puede percibir como una relación con la Cordillera. Esto le permitió defender bosques, ríos, flora y fauna que eran esenciales para su vida. Estos componentes nos permiten hablar de un sentimiento de pertenencia a una sola historia y territorio, además que dentro de las comunidades en específico en Ivitiporä, se observa el principio de que lo que impera es la comunidad y el interés colectivo.
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