Retos y perspectivas para la comunidad de Ivitiporä
Aunque Ivitiporä es experiencia de éxito desde el contexto histórico y político, es evidente que enfrenta retos para consolidar su proyecto de vida comunitario. La falta de servicios básicos sigue siendo un reclamo y un punto central en su lucha. Si bien existe un apego simbólico hacia el territorio, también es cierto que el territorio hay que apropiarlo y esto sólo es posible si se cuenta con bases materiales. De ahí que como nos compartió la población, el principal reto es contar con nuevas fuentes de ingresos que consoliden la autonomía y la autogestión.
La mayoría de las familias tienen una producción diversificada de alimentos. Tanto la agricultura como la producción pecuaria se utilizan principalmente para el autoconsumo. La perspectiva es contar con proyectos que permitan mejorar sus condiciones de vida, al diversificar aún más sus actividades.
Otro reto que enfrenta la comunidad es defender la identidad cultural, sobre todo en la población joven que aunque tiende a migrar y retornar, no siempre reafirma los valores que definen al pueblo guaraní. Este reto como podemos ver, nos habla de la constante modificación en las estructuras comunitarias. Sin embargo la perspectiva es como señala don Porfidio Vaca: “nuestra visión es tener proyectos productivos y producción, y nuestros hijos también que tengan más enseñanza para ayudarnos en el campo. Enseñanza que no sea para afuera, sino dentro de la comunidad. Le damos una profesión y se van, pero nosotros queremos que nos ayuden, que trabajen la propia tierra. Si es profesor es que sea para aquí, no dejar.”
Sólo el tiempo puede decirnos en qué medida se van consolidando estas perspectivas, pero lo cierto es que la dinámica agrícola ha sido una posibilidad de afianzar a la comunidad de Ivitiporä y es una alternativa para consolidarse como grupo y a un territorio más amplio como es la TCO Charagua Norte. Además, la producción diversificada enfrenta retos como son las constantes sequías y la escasez de apoyos, pero no deja de ser una estrategia relacionada a un hacer y estar en el mundo que lejos de abandonarse se concreta en la lucha por la autonomía.
Aún queda en la memoria de los habitantes la explotación de la que fueron objeto por parte de los hacendados. Si bien se saben dueños de un pasado glorioso, también saben que han sido maltratados y poco respetados. En esa disyuntiva se desgarra el pasado guaraní y su presente. De ahí que la dignidad y la libertad sean el horizonte que moviliza a las comunidades y sus autoridades.
Sin embargo, los diferentes actores que existen en la región hacen que esta perspectiva sea tensa y el territorio esté continuamente en disputa, de acuerdo a las distintas visiones que sobre el futuro van configurando el espacio. Tal vez, esto se resume en una propuesta distinta que está surgiendo de los pueblos originarios. Como plantea don Rene Gómez Tigua: “El objetivo central es de vivir bien, otro era de que hemos visto que hay diversidad de otros grupos, entonces es una autonomía incluyente, apunta hacia el vivir bien, sin discriminar, sin revanchismos, todo se respeta, bajo esa premisa la educación, la salud. Nosotros pensamos que hay que equilibrar, depende de cada capacidad, salir de la pobreza pero respetando, seguridad alimentaria, a eso le llamamos el buen vivir, el no tener lleno de plata el bolsillo, sino de vivir bien, el vivir en armonía con los hermanos”.