La comunidad Ramada Quemada se llama así porque años antes de su fundación, cuando las familias empezaron a organizarse, tuvieron un año extraordinariamente seco con poca lluvia. La vegetación estaba seca y ante un descuido en la quema de un chaco, se provocó un gran incendio en los lugares donde estaban construidas las primeras viviendas. Junto a las ramas y pastos se quemaron la escuela y casas, y la comunidad asentada tuvo que reconstruirse sobre una Ramada Quemada. Fue fundada por doce familias, el 21 de febrero del año 1967. Construyeron la primera escuela, consiguieron un ítem de profesor para que enseñe hasta quinto básico. Las primeras autoridades eran los alcaldes políticos, nombrados por los sub prefectos, ahora sub gobernadores.
Solicitan ante el Consejo Nacional de Reforma Agraria (CNRA) la dotación de tierras comunales. Recién en 1974, el CNRA, emite la Resolución Suprema de Dotación N° 174923 (29 de noviembre de 1974), donde supuestamente se otorga un título de propiedad colectiva de 2.500 hectáreas; sin embargo, este título no llega a ser entregado a sus entonces dirigentes. Al reclamar la entrega al CNRA, esta institución se excusó argumentando un extravío de documentación.
La Central de Comunidades Indígenas de San Miguel (CCISM), fundada en 1988 y primera organización indígena de la provincia Velasco, junto al Cabildo Indígena y el Corregidor, empezaron a liderar un proceso a partir de 1997, para cambiar de personalidad jurídica de sus “comunidades campesinas” a “comunidades indígenas”. Ahora, casi todas las comunidades en el municipio tienen este reconocimiento legal y sus títulos comunales fueron consolidados. De igual forma con la gestión de titulación de las comunidad chiquitanas.
A principios de la década de los noventa, los chiquitanos de San Miguel de Velasco, inician un proceso de organización social y política, articulado al proceso organizativo y reivindicativo de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente de Bolivia (CIDOB). Esta estructura organizativa nacional desarrolla una lucha por su reconocimiento como pueblos, el derecho a territorios comunales y al autogobierno. Los dirigentes de la comunidad Ramada Quemada, aprovechan esta coyuntura y coordinan con las organizaciones de reivindicación de derechos de los pueblos indígenas de carácter regional, nacional y local, la CIDOB y la CCISM. La comunidad realizó las gestiones respectivas para consolidar el apoyo financiero y la asesoría de instituciones de cooperación y asistencia técnica. De esta manera se dio inicio al trabajo de saneamiento de las primeras 34 comunidades en San Miguel de Velasco, a partir del 2003 el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA, antes CNRA) procedió a la entrega de títulos de propiedad a las comunidades, pero no incluyeron a la comunidad de Ramada Quemada (Paz M., 2011).
Desde la promulgación de la ley de Participación Popular (1994) hasta 1997 se formaliza la estructura de cabildo[1], que es responsable de realizar gestiones con instituciones estatales. Esta nueva estructura comunal es representada por el cacique comunal. La comunidad Ramada Quemada logra obtener su personalidad jurídica el año 2005, este documento acredita la constitución y su reconocimiento legal.
Los dirigentes de la comunidad Ramada Quemada insisten en su demanda de tierra comunal, logrando que la brigada del INRA, realice las pericias de campo (2001 al 2005), y en esta fase, logran la ampliación de superficie territorial y una nueva delimitación de la comunidad Ramada Quemada, quedando con una superficie de 3.701,3830 hectáreas; el proceso de la titulación ya está en resolución final y la comunidad, sólo espera la entrega del título ejecutorial.
Por otra parte, en los últimos años, a partir del 2011, el Municipio de San Miguel de Velasco, ha visto necesario un proceso de descentralización y/o desconcentración del poder, para lo cual ha creado cuatro distritos indígenas. A partir de este momento las comunidades se empoderan de otros procesos como la gestión territorial indígena.
La práctica de la gestión territorial no es nueva, sin embargo, en estos últimos años algunas comunidades chiquitanas, y en particular, Ramada Quemada trabaja para desarrollar una gestión territorial más sostenible. Por ejemplo, la construcción del diagnóstico comunal, el ordenamiento territorial, planificación de largo y corto plazo, actualización y adecuación de su normativa comunal. Todos estos ejercicios han estado acompañados por diferentes procesos de capacitación y orientados por metodologías que implementan las instituciones de desarrollo no gubernamentales.
En palabras del cacique comunal de Ramada Quemada el diagnóstico consistió en “Saber sobre la estadística de la comunidad, la superficie del territorio, áreas de cultivo, para potreros, población (hombre y mujer), etc.”. Y en relación al proceso de planificación, explica lo siguiente: “…planificación sobre las necesidades de infraestructura, mejoramiento de la organización comunal, tomando en cuenta la meta del año 2021.”
Como resultados de estos procesos, el caique indica:
“Se pudo gestionar pozo de agua, arreglo de los puentes, tener otras variedades de cultivos e incrementar los que ya habían… también se ha podido ver, conocer y trabajar para conseguir proyectos, y de forma unida, seguir para adelante. Por otro lado, se ha podido coordinar con [el programa de cooperación alemana] Ecoclima, con el Municipio y poder trabajar de forma complementaria haciendo gestión.”
Aunque la comunidad Ramada Quemada aún no cuenta con título, este proceso ayudaría a la reconstitución parcial del territorio chiquitano, porque devolvería a la población la sensación del aprovechamiento “libre” de la tierra, que como campesinos sindicalizados habían perdido, pues al tener sólo 50 hectáreas, tendrían pocas posibilidades de instaurar un sistema de barbechos (chacos en descanso con otra vegetación no cultivada) individualmente, este proceso consensuado y ordenado a partir de un plan de gestión territorial comunal, proporciona oportunidades a la comunidad para demandar las demás necesidades (salud, educación, infraestructura, producción, servicios básicos, comunicación, etc.).
[1] Esta estructura de cabildo está conformada por “Caciques” que varían en número de 4 a 7 miembros.