La lucha por la tierra: de indígenas a campesinos
Familia de Eliana Martins. Ella teni?a 13 an?os en la Masacre y hoy tiene su tierra.
La Hacienda Santa Elina era un área de cerca de 20 mil hectáreas que había sido negociada con el INCRA entre 1970 y 1980. Los latifundistas explotaron el potencial maderero de la selva y años después la abandonaron. Por lo cual, el acuerdo de colonización no fue cumplido y el área debía ser recuperada por el Instituto de Colonización.
Conociendo este hecho, 600 familias campesinas se organizaron y decidieron ocupar la hacienda. Sólo contaban con el apoyo del Sindicato de Trabajadores Rurales de Corumbiara. El naciente Movimiento de Trabajadores Sin Tierra se negó a participar de la ocupación. En el 14 de julio del 1995 las primeras familias llegaron a la hacienda. Cuatro días después, el juez de la comarca ya había concedido el orden de desalojo a favor del propietario de la Hacienda Santa Elina. La orden no pudo ser cumplida porque los campesinos impusieron una fuerte resistencia. En el primer enfrentamiento, un campesino se llevó un balazo de la policía.
En el 31 de julio, los campesinos recibieron una comisión de parlamentarios y al Instituto de Tierras de Rondônia. Les fue prometida un área de 500 hectáreas para empezar a producir, mientras conseguían asentar a todas las familias. La promesa no se cumplió y una semana después la policía se instaló en el Asentamiento Adriana, que quedaba al lado de la Hacienda Corumbiara. El 8 de agosto, durante una negociación con los campesinos, el comandante de la operación les dio 24 horas para dejar la Hacienda. Los campesinos no se movieron, permanecieron en espera de que se cumplan los compromisos de tierra hechos por el INCRA. La policía no pudo acceder al interior del campamento, pero la prensa tenía el ingreso autorizado. En estas condiciones las autoridades prometieron tener una respuesta en 72 horas.
En lo que se conoce hasta como “La masacre de Corumbiara”, hasta la fecha, el número total de víctimas es desconocido. Luego del campo de concentración, en donde permanecieron por 12 horas, las familias fueron llevadas a una Comisaría policial de una ciudad cercana. Luego, a un centro deportivo y días después llevadas a un área provisoria. En los meses que se siguieron, las familias que cumplían los criterios del INCRA, fueron asentadas en cinco áreas diferentes y lejanas una de la otra: en Corumbiara, en la Hacienda Guajarus; en Ariquemes, en el P.A Américo Ventura; en Theobroma en los P.As Lagoa Nova, Santa Catarina y Rio Branco.
La lucha continúa
Un año después, en el 1996, los campesinos siguieron organizados y fundaron el Movimiento Campesino Corumbiara (MCC) para luchar por la tierra y por la defensa de las víctimas de la Masacre.
Acerca de todas las peticiones e intentos legales para resolver las demandas de los campesinos, Elias Querino da Silva, uno de los organizadores del Comité de Defensa de las Víctimas de Santa Elina, relata que:
"Hasta hoy nunca hubo justicia para los campesinos. Nosotros fuimos a Brasilia para reclamar reparación. Aún hay familias que estuvieron en la masacre no recibieron tierra hasta hoy. Cuando estuvimos en Brasilia, hablamos con el Ministro de Derechos Humanos, con el Jefe de la Presidencia de la República y con todas las autoridades y dijeron que iban a hacer algo. Esto fue en el 2007 y hasta hoy no hicieron casi nada. Si nosotros hoy tenemos la tierra es porque hemos peleado mucho por ella. Pero la cuestión de la atención médica y de las indemnizaciones sigue pendiente".
En el 2007, cerca de 50 de las víctimas de la Masacre acamparon en Brasilia, en la Esplanada de Ministerios, centro administrativo del país, en demanda de salud, justicia y la reversión del caso de la hacienda Santa Elina. Ellos querían ser recibidos por el Presidente Luis Inácio Lula da Silva que, cuando aún no era presidente, visitó el local de la Masacre en 1995 y prometió la reversión y todo apoyo a los campesinos. El Presidente no accedió a sus peticiones. El campamento duró 23 días y llevó al gobierno a firmar una carta de intenciones y a continuar discutiendo con las víctimas en Rondônia.