Las manos que se cuartean, el aceite que suaviza: la búsqueda de alternativas
El aceite de la palmera de cusi, es lo que por el momento las mujeres han empezado a comercializar. Como nos comparte doña Ludovica Macue: “El cusi se usa para combustible, antes no había vela, lo utilizábamos para mechero, cuando alguien tiene tos para medicina, para el cabello, las canas, para la caspa, con la palmera hemos construido nuestras casas, por eso tenemos fe en que se puede exportar”
Esta utilización de la palmera y las oportunidades que abren se reflejan en la consolidación que tiene el grupo a partir del año 2009. El proceso de otorgamiento de tierras, lo explica la señora Trinidad Yarita: “Cuando hubo la titulación de la TCO, aquí el representante de Yaguarú, convocó a las mujeres para trabajar los predios, dijo ‘aquí hay cusisales para aprovechar’. Había un técnico indígena que trabajaba en la comunidad y motivo para aprovechar la tierra, hicieron el estatuto, no quedó aquí, llevaron a Santa Cruz, tiene su personalidad jurídica desde 2010[la asociación de productoras de cusi]”.
Si bien inician con el saneamiento de tierras en 2009, y su conformación con personalidad jurídica en 2010, no es hasta el año 2013, se consolidan como grupo conformando la Asociación se Recolectoras de Cusi, y piden constantemente espacios de participación en las comunidades para poder vender sus productos. Las mujeres apenas empiezan a percibir el fruto de su trabajo, pues venden el aceite en ferias y fiestas patronales de la región y el departamento.
En 1987 se conforma la COPGNAG articulada a la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), para convertirse en una central de articulación de demandas de los Guarayos, frente al poder político de grupos como sindicatos y partidos políticos que se había acumulado durante tres décadas, posterior a la revolución del 52.
El 18 de noviembre de 1990 surge el Movimiento Indígena Guarayo, que realiza una marcha denominada “Territorio y Dignidad”, de Ascensión a la Paz, junto a 34 pueblos indígenas de tierras bajas. Aunado a estos acontecimientos, en 1991 el gobierno de Bolivia ratifica el convenio 169 de la OIT, lo que abriría un mecanismo legal para que los indígenas defendieran sus derechos, además de que se reconocía el carácter pluriétnico y multicultural de la nación en la reforma de la Constitución Política del Estado de 1994.
Como resultado de esta movilización, se cuestiona un modelo de desarrollo y de la conformación del Estado, mientras se exige tierra y territorio. Ya para la segunda marcha indígena de 1996, se consigue la promulgación de la Ley 1715 en la cual se establece lo referente a las TCO-TIOC.
La defensa del territorio y la autonomía indígena, sigue siendo uno de los puntos cruciales para el pueblo Guarayo. El largo periodo de luchas decanta en el acceso a espacios de poder político de indígenas históricamente excluidos. El caso más emblemático es cuando Elida Urapuca, exdirigente de la COGNAG, gana las elecciones municipales de Ascensión en abril de 2010. Si bien las organizaciones indígenas y campesinas habían pugnado por participación política, lo que se había conseguido por medio de alianzas con partidos políticos, con cargos secundarios, el proceso electoral de 2010, nos habla de una diferencia sustancial con otras elecciones, al ampliar la toma de decisiones respecto a la planificación de estrategias para la defensa de los derechos indígenas y campesinos. Este acceso se ve reflejado en una mayor participación de diferentes sectores sociales a nivel local, lo que se manifiesta en el municipio de Urubichá, al ser elegida como presidenta del Consejo Municipal a la representante de la central de mujeres, CEMIG.
Así, las mujeres en torno a la producción de cusi, se han articulado a movimientos amplios y de largo alcance, en beneficio de los derechos del pueblo Guarayo. Es una iniciativa que reafirma la lucha por la tierra y el territorio, donde se conforman redes de participación y deliberación sobre el manejo de los recursos y el ejercicio de sus derechos.