Intentar estudiar en Palca y juntarse en la ciudad
El municipio de Palca es continuo al municipio y la ciudad de La Paz, sede del gobierno boliviano. Las comunidades campesinas de este sector viven una constante presión por el crecimiento de la metrópoli paceña, sin embargo, la calidad de sus suelos, clima y disponibilidad de agua permiten el desarrollo de la vida rural y el trabajo agrícola y pecuario de sus habitantes. Según cuentan los pobladores existen pocas comunidades originarias, al ser esta región intermedia entre la gran ciudad y la zona del trópico paceño y los Yungas, históricamente habría sido una zona de paso y comercio.
Con la reforma agraria (1953) se conformaron las comunidades, sindicatos agrarios y subcentrales agrarias. De tal forma, la subcentral de Huancapampa y la subcentral de Tuhuaco organizan cada una a varias comunidades, y por su cercanía al centro poblado de Palca, han estado debatiendo sus formas de urbanización y la transformación de lo agrario a lo urbano. Muchas personas y familias sostienen actividades económicas en sus territorios rurales y también en la ciudad de La Paz.
Organizativamente, los distritos rurales del municipio de Palca suponen una gran Central Agraria campesina, que corresponde a la estructura sindical de la Federación Departamental Única de Trabajadores Campesinos “Túpaj Katari”, que a su vez corresponde a la Confederación Sindical de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).
Al ser el campesinado, una categoría diferenciada de las poblaciones originarias, su historia remite a una de las instituciones más importantes en la formación económica y social de la ruralidad boliviana, la hacienda. Varios estudios, indican que las antiguas poblaciones de Collana y Cohoni habrían sido colonias de mitimaes –poblaciones obligadas a moverse a otro piso ecológico, por alguna imposición política, primero de parte de los incas, y luego, de los españoles– de los núcleos altiplánicos de Pucarani, Achacachi, Tiahuancu, Laja, Ayo-Ayo, Calamarca, poblaciones típicamente andinas. Barragán[1] explica que con la colonización esta región valluna sufrió un brusco descenso poblacional que dio lugar a la apropiación de sus tierras por parte de la Corona española, la venta y composición, y la reasignación de tierras a los miembros de los ayllus despoblados, diferente a otros procesos, pues se reasigna tierras distintas a las que originalmente poseían.
Y en efecto, la memoria histórica de los actuales lugareños, indica que habrían existido varias haciendas y los campesinos –originarios o no-, habrían sido colonos de ellas, considerando el lugar como un tránsito para el comercio. Lo cierto es que la población originaria y la población colona, llegó a generar un sistema organizativo en el que la movilidad espacial es muy probable, no sólo por la dinámica de estas categorías (originario, agregado, forastero, etc.) sino también por intermediar la relación del valle de los Yungas y el paso del centro político más importante del país.
A la actualidad, la población es principalmente aymara hablante. Su cercanía a la ciudad no impide que varias de las comunidades campesinas sostengan ritos agrícolas y costumbres propias a la cosmovisión andina que concibe al territorio de forma dinámica y rige la lógica de rotación de cultivos y descanso de la tierra bajo el sistema de la aynoca. En la experiencia que abordamos, Marina nacida en la comunidad [originaria] de Choqueqota ha crecido en este sistema ritual agrícola, con mucho más énfasis que Eduardo.
La cercanía de esta población a los importantes nevados del Mururata e Illimani, les ha acostumbrado a la disponibilidad de recursos y al manejo equilibrado de los diversos suelos con los que cuentan. Por lo que su agricultura dispone de cultivos de altura y bajura, tubérculos, frutas y hortalizas, en diferentes temporadas de siembra y cosecha; no obstante, al parecer la agricultura no es la única actividad económica tradicional, pues como registra Marina, respecto a sus padres, y el mismo Eduardo, los hombres suelen buscar oficios extra, principalmente en la minería y la construcción; en tanto que las mujeres tienen mayor vocación para el comercio.
Actualmente, la edad media del municipio de Palca es de 18 años, según proyecciones poblacionales del Instituto Nacional de Estadística, la población total de este municipio es de 17.497 personas, de las que 14.259 estarían en edad de trabajar. La tasa global de fecundidad indica que las mujeres tienen un promedio de 4 hijos, y los años de escolarización en promedio, son de 7.8 para hombres y 4.6 para mujeres (PTDI, Inédito). Estos datos demográficos nos indican que la población de la región es bastante joven y tiende al crecimiento, pese a la gran movilidad espacial de su población, entre el campo y la ciudad; y además, que existe una desigualdad estructural para el acceso de las mujeres a la educación, aunque también estaría mostrando que a nivel general, es muy poca la población que termina sus estudios hasta el bachillerato.
Marina: Mi papá chacra hacía también, pero iba a la mina, nos dejaba, [al] Illimani iba y se ganaba [dinero] y se quedaba un tiempito, [luego] hacía chacra. Nunca nos ha hecho sufrir de comida ni de nada, a veces de plata, cuando ya no sabe haber sabe irse, y mi mamá era negociante de ovejas, carneaba, chancho, llama. Nosotros nos criábamos también toro, pasteábamos, 7 ovejitas nomás teníamos antes, ahora más bien mi mamá pastea un poco más, antes no, no teníamos harto, 7 ovejas, 2 toros; más bien chancho sabemos criar harto, unos 30, mi mamá como era negociante cuando nos faltaba la plata, entonces chancho para [las fiestas de] el 16 de julio [llevaba]. Para la lista de útiles, chancho nomás sabe carnear mi mamá y sabe vender.
En Palca, aquí abajo nomás sabe vender, entonces ofrecía ella. Cada sábado carneaba oveja, por eso desde chiquitita he aprendido a cocinar con mis hermanitos, aunque no podía, sé hacer como sea. Mi mamá sabe ir ahí arriba, a las cabañas ¿no ve? Sabe ir ahí, tempranito sabe salir mi mamá y no nos sabe dejar cocinado, entonces ‘se van a cocinar en fogón’ decía, en fogón nos sabemos cocinar, entonces mi mamá con carne llegaba, con menudencia y con esa menudencia sabemos comer, harto me gusta hasta ahora, así nos ha criado mi mamá.
Un poco he sufrido con mis hermanitos porque cada dos años tenía mi mamá a mis hermanitos, en graditas hemos tenido, entonces siempre me dejaba para lavar ropa, para bañarles a mis hermanitos y siempre, cuando llegaba de la escuela tenía también que ir a la chacra. Llegaba [y] para los conejos [había que] ir a recoger pasto, yo tenía que ir, a mis hermanitos [les decía] ‘tienes que ir a este lado, a este lado’ y yo tenía que seguirles igual, mis hermanitos tampoco me han discutido, hasta ahora, quería cascarles (reprenderles), les cascaba también.
Eduardo: Somos entre dos hermanos, yo soy el mayor, tengo mi hermanita menor, nos llevamos de tres años nomás, mi papá también vive, mi mamá, pero ellos tampoco ya no viven allá, se han venido aquí abajo, de Palca más abajo, hay un lugar que se llama Matikuni Qeyapaya que pertenece a subcentral Tuhuaco. A veces en mi comunidad, no dan los cultivos, mayormente de arveja, haba, lechuga, no da allá, más sembramos papa, cebada, algunas veces papalisa también, da allá arriba, es alto, altura arriba de 3,300 [m.s.n.m], ahí siempre es frío, como en frío no da tanto, cultivamos papa y de papa tampoco se gana mucho. [Por eso] siempre mi papá se iba a trabajar, pero nosotros sembrábamos ahí y no había mucho, nos hemos venido a este lado, mi papá también ya está allá abajo. Mi hermanita igual, ya no está allá, se ha ido a Tuhuaco, ya tiene su esposo y su familia.
Mis papás cultivaban papa, mi papá era agricultor nada más, algunas veces iba a trabajar a Irpavi, donde lavaban arena ahí iba mi papá, no me recuerdo tanto. A veces cuando daba papa buena sacábamos, la papa es arenosa, papa negra, también oca producían y kaya hacían, uma kaya[2] dicen en el lago y eso también sacaban y van a vender a la ciudad La Paz.
De la escuela rural, al centro poblado y a la ciudad
Marina: Yo he ido hasta cuarto medio, he terminado y mi hermanito menor no, después toditos están acabando su profesión. Yo también hasta más allá he pisado, hasta la universidad pero la economía me ha faltado.
La escuela en Choquecota [fui] hasta octavo, bien estaba, [aunque] en algunas cosas faltaba siempre. Cuando hemos bajado a[l pueblo de] Palca, yo era así de cholita siempre y medio creídos eran [en] Palca. Con abarca (sandalia de goma) yo me sé ir, no me gustaba zapato a mí, con abarquita me saben mirar y de ahí me he vestido con uniforme. Medio egoístas eran las chicas, pero nunca me he faltado, así como eran ellas alzaditas yo calladita, dos chicas hemos venido de Choquecota y 8 varones, 10 nomás éramos y toditos hemos bajado. Yo he aprobado ese año así, con [la] mayor nota he salido y mis compañeros se han aplazado, tres nomás hemos aprobado ese año; yo, una prima y un chico, los demás todos se han quedado y se han salido del colegio; mi amiga también, ese año ha repetido y luego ya no ha seguido, así escalando, escalando, ya estaba en segundo, la pre promo, en cuarto año con [la] mayor nota he salido y becada he ido de Palca allá a la Universidad [Mayor de San Andrés]. No he entrado ni [con] examen de dispensación, nada, entonces he entrado a [la carrera de] Trabajo Social.
[El] 2008, ya estaba en segundo año, trabajaba y estudiaba y tenía una beca comedor[3], no tenía que reprobar ni una materia, y una materia troncal he reprobado para el tercer año. Ya no tenía beca comedor y ya no estaba trabajando, entonces mi papá ya no me daba ni para pasaje. A pie sé venir, me recuerdo esa vida y a veces lloro; a pie, no sé tener ni para comer, he conocido licenciados y de ahí me he salido, sin comer sé andar por estudiar, entonces ya no he podido alcanzar.
El licenciado me decía ‘no tenías que estar en este paralelo, debías pensarlo bien’ me ha dicho, y a mí me gustaban harto [las] matemáticas, ‘¿porque no has estudiado agronomía? Esa es tu meta’, así me sabe decir. A mí no me gustaba leer, me sé aburrir con puro texto, no quería reprobar la práctica, me abría a dos materias, entonces lo he hecho y no he reprobado nada, entonces con el trabajo, con las materias ya se me ha complicado, ni trabajar ya no he podido porque unas materias se quedaban y ya no, en la noche acomodaba y en la tarde ya no podía trabajar.
Me he salido entonces, he ido también a El Alto a buscar la Universidad Técnica Tupaj Katari, ahí he ido para [estudiar] Lingüística, he entrado, igual bien estaba, pero ha habido unos problemas […] no había tenido su personería jurídica y ha tenido problemas y ‘ustedes pueden estudiar a nivel licenciatura’ nos ha dicho, y no había sido, ‘están en vano’ también han dicho. Todos por aquí, por allá, otros se han acomodado en [la carrera de] Lingüística en Viacha, [pasaban los días] domingos, ahí se han acomodado, yo ya no, ‘hasta aquí nomás’ he dicho.
Primero tengo que tener mi propia economía, eso he pensado yo dentro de mí, con lo que me mantenga. A veces pienso que puede estudiar mi esposo, igual ha acabado y yo le digo a él ‘estudiá’, o ‘puedes estudiar agronomía’, ‘puedes estudiar, tengo terreno, tenemos terreno y podemos saber’ le he dicho. Hasta para mantener, bueno es tener una propia economía, ‘tenemos que tener para mantener a los hijos’, eso hemos pensado.
Eduardo: Allá [en Tarujiri] estaba en la escuela yo, desde primero básico no hay kínder allá, primero básico hasta quinto de primaria. La escuela antes era de adobe y ahora como ya hay [recursos] de la Alcaldía, hay sus POAs (Programa Operativo Anual), han cambiado ya también, ha mejorado.
No hay colegio en Tarujiri, sexto me ha tocado y me he ido a Palca, al colegio de Pedro Domingo Murillo. Cuando aprendemos en la comunidad es con un profesor, rural a urbano es diferente ¿no? La enseñanza, el aprendizaje, yo estaba en rural y el profesor nos ha enseñado en aymara, en aymara nos hablaba. Yo no sabía castellano cuando estaba en [el] campo, cuando he entrado al pueblo, a mi curso de sexto, me ha costado aprender el castellano. Hasta ahora, yo no hablo perfectamente el castellano. En un año digamos, casi ocho meses, a mediados de sexto, ya sabía un poco ya he aprendido, pero no perfectamente, mezclando. Yo me he venido a [cursar] sexto a Palca, como mi mamá tiene su hermano en Palca, que vive en zona Florida, ahí me ha dejado durante dos años, sexto, séptimo, dos años estaba en la casa de mi tío. No sé irme todos los días a mi pueblo, lunes en la mañana me sé venir [a Palca] y viernes en la tarde sé irme ya a mi pueblo [Tarujiri]. Tareas me sé llevar, cuando sé tener harta tarea me sé llevar a Tarujiri, y ahí después, sábado ya sé estar con ganado, a veces haciendo chacra, domingo más, domingo en la tarde me sé lavar, lunes en la mañana me sé venir; mi papá me sabe acompañar hasta Colchani, y de ahí, ya amaneciendo me sé venir solito, caminando tres horas y media, lejitos es, así apurado dos horas.
No me sabe gustar hacer chacra, yo prefiero estar con [el] ganado, a veces sabemos mover la tierra, la polvareda, se ensucia ¿no? De esas razones no me sabe gustar y así, pero más sé estar con ganaditos. Mi hermanita sabe ir a ayudar, pero a veces no, mi papá me sabe decir ‘eres el mayor pues tienes que ayudar’, primero sacaremos los animales yo sé decir (risas).
(…) me he ido al colegio de Tuhuaco (…) sé estar mejor en Tuhuaco, ahí no te alquilas cuarto, internado es, te llevas cocina o bien te llevas garrafa, colchones te dan, cuarto más, ahí tienes que llevarte papita, nada más, te cocinas, ahí nomás estás, no hay a quien ayudar también. El colegio de Tuhuaco hasta medio día nomás es, a veces de minka sé estar yendo. Minka es como un jornalero que ayuda a la chacra, que ayuda a recoger arveja, recoger cebolla, de vez en cuando [a] cargar, así sé estar yendo medio día. A veces me saben pagar, a veces nos saben invitar comida así también, y la gente de Tuhuaco es buena, ahí también eran buenos los profesores.
Nosotros somos dos [hermanos] nomás, yo lo que me he dado de cuenta es que [mis papás] han hecho un pequeño esfuerzo, si él podía hacer un gran esfuerzo tal vez podíamos estudiar los dos, mi hermanita y yo. He salido del último curso, yo quería estudiar pero el apoyo del padre, de la madre, yo no tenía de donde sacar economía. Se han esforzado también mis papás para que estudien para que [sus hijos] conozcan si quiera la letra, hasta el último curso que he ejercido, [mi hermanita] se ha quedado igual.
(…) así me he conocido con mi esposa. La Marina pertenece a la subcentral Huacapampa, su comunidad se llama Choquecota. Estando en colegio nos hemos conocido, ella [también] estaba en el colegio de Palca, ella ha salido en la promo 2007 y yo he salido promo 2007 en Tuhuaco. Como yo tenía mis ex compañeras que las he dejado en Palca, había olimpiadas en [la comunidad de] Cayimbaya, allá adentro al lado de Colomi, ahí hemos ido con los juegos, me saben gritar grave para que no juegue, ‘por lo que te has ido a Tuhuaco estás así’ grave. (…) hemos hecho un buen partido donde por serie hemos definido con la promo del colegio de Palca, hemos ganado. Esas veces nos hemos conocido, una pestañeada (risas), así nomás había sido la vida.
[Al retornar de realizar el servicio militar por un año] estaba como un mes en mi comunidad, ayudándole a mi mamá, a mi papá; de ahí me he ido a trabajar a la ciudad porque ya soy joven también, [luego de] servir a la patria, de vuelta pedir al papá plata, ya no es justo ¿no? Me he dado cuenta, me iré a trabajar y ya sabré como vivir también, he dicho. Me he ido a trabajar a la ciudad.
He sabido trabajar de diferentes cosas, ayudante de panadería, voceador de minibús en El Alto; [vivía] con mi tía, de ahí me he venido abajo. En El Alto hace semejante frío […] de ahí me he venido abajo por el puente Calacoto, ahí al ladito, de mi abuelita su hermana vive ahí, tiene su casa ahí, me he alquilado un cuartito. Después de ahí, he empezado a trabajar como albañil, ayudante de albañil, de ahí he aprendido varias cositas.
[Marina me ha esperado] como un año, después de un año [de cuartel], en la ciudad la Marina estaba estudiando en la UMSA (Universidad Mayor de San Andrés), [la carrera de] Trabajo Social. Nos hemos conocido, nos hemos hecho pareja, nos hemos juntado a finales del 2010.
Yo estaba estudiando Lingüística, [lo he dejado] por factor económico, teniendo mi hija ya no podíamos, ahora yo pienso volver, es que mis hijos ya son grandecitos, para el estudio ¿no hay edad no? La Marina más ya estaba ahí, mi esposa, más estaba ya en Lingüística, después de lo que ha congelado Trabajo Social, nos hemos ido a Lingüística a El Alto.
[Ahora] los dos somos concubinos y nos hemos comprado un lote en Amachuma Chico y aquí vivimos.
[1] Barragán, Rossana (1982). Etnicidad y verticalidad ecológica de Sicasica, Ayo-Ayo y Calamarca. Siglos XVI – XVII. Avances de Investigación N° 1. La Paz: Museo Nacional de Etnografía y Folklore
[2] Kaya y Uma kaya son variedades de la oca, un tubérculo andino transformado en base al agua y la helada, para su conservación.
[3] Beca comedor es una modalidad de asistencia a universitarios con bajos recursos, se les otorga un monto mínimo para el transporte y alimentación.