Dilemas generacionales y segregación social
Marina ya comentó sobre las diferencias generacionales entre la forma de producción agrícola de sus padres, el cansancio y la falta de conocimiento respecto a los agroquímicos. En esta parte, Eduardo se referirá a una problemática suscitada en la comunidad donde decidieron adquirir un terreno familiar propio. La comunidad de Amachuma Chico que hace más de 20 años había optado por convertirse en zona urbana y transformarse de organización sindical a junta vecinal. Esta dinámica es propia de un espacio que ha adquirido conciencia de su lugar fronterizo entre el campo y la ciudad, y donde una generación apuesta por la tendencia a la urbanidad. No obstante, seguramente el costo de los minerales, el descenso poblacional y la precariedad económica, en lugar de concretizar estas aspiraciones, lo que hacen es impedir la urbanización, promover lo que sería un pequeño pero sistemático mercado de tierras y devolver a la comunidad a su origen campesino.
En los últimos años, el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) ha promovido el saneamiento y titulación de tierras bajo tres modalidades. Saneamiento simple (SAN SIM), que incluye el solar campesino y la propiedad comunaria tradicional, el catastro saneado (CAT SAN) que refiere a las propiedades individuales, medianas y otras; y el saneamiento como tierra comunitaria de origen (SAN TCO), que debiera ser la forma privilegiada en la que campesinos y pueblos indígenas saneen sus tierras para adquirir derechos colectivos sobre los territorios. No obstante, en muchos lugares del país se promueve el saneamiento simple e incluso el CAT SAN, precisamente porque el Estado, o las empresas privadas de minería u otras, tienen intereses en adquirir o expropiar las tierras campesinas para beneficio o explotación de recursos naturales. En esta historia, al parecer muchas familias de Amachuma Chico han optado por el saneamiento simple, que en principio es gratuito y resguarda los derechos de las familias afiliadas a las comunidades, pero a la vez, permite que existan acuerdos internos para la compra-venta de lotes y terrenos.
Eduardo: En la comunidad Amachuma Chico, yo recién estoy haciendo un cargo [por] este lote que he adquirido en 2013, es de 500 metros cuadrados, éste es el primer lote que nos hemos comprado. Antes era Junta Vecinal aquí, recién con el INRA, el saneamiento [con] junta de vecinos no hay, entonces, volvieron a ser comunidad. Antes ya había sido comunidad siempre, personería jurídica [sacaron] con [el ex presidente de la república] Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997) han sido OTB (Organización Territorial de Base), y se había vuelto junta vecinal y ya ahora es de nuevo comunidad.
De sembradíos a veces no se gana mucho, pero cuando colocas algo que te abastezca, hay algunas plantas que salen bien, eso quiero colocarlo, ya no aquí, pero en Matikuni Qeyapaya tal vez. A veces la gente es malita, algunos son lugareños ¿dicen no? Pero siempre hay esa clase de gente en diferentes comunidades, siempre son discriminadores, dicen ‘compradores deben ser callados’, a veces duele, es por esa razón [que] mi esposa también dice ‘para qué vamos a estar haciendo hablar a la gente’. No sé por qué se han agarrado, yo tenía un carguito en esta comunidad, como secretario de relaciones, hemos hecho [la gestión] entre ocho personas. Antes en la junta vecinal, como un dueño nomás era, durante 20 años había manejado, pero no había ninguna obra. Ahora que hemos sido comunidad, hemos hecho dos obras, alcantarillado y mejoramiento de agua potable. Cuando eres dirigente, quieres manejar bien, colocas bien, ‘faltas tanto’, ‘tienes tanto’, ‘vas bien’ les dices; de esa parte la gente no estaba acostumbrada a hacer trabajos en la comunidad y eran mañosos, acostumbrados con pagar nomás, pero quien era beneficiario, era el que cobraba, no hacía aparecer su rendición de cuentas nada. Tal vez de esa parte a la gente sé espantar, pero así había sido la gente, todos se han dado de cuenta, todos.
La gente ha cambiado mucho con el saneamiento [de tierras], hasta en mi comunidad [Tarujiri] no daban importancia, yo que me recuerdo, obras sabe haber en la escuela, pero la gente no sabe darle importancia, ahora con el saneamiento más que todo, la gente ha pisado todo [lugar], hasta en mi comunidad. Los dirigentes ya saben pisar bien porque antes no cobraban ni atraso, el que quiera estar en la reunión estaba, el que no, se iba a media reunión. Ahora ha cambiado, creo que la gente antes ¿[las] personas mayores creo que a su criterio se hacían escuchar no? Como no era libre expresión y la gente de antes no se daba de cuenta, ¿qué sería no? Siempre dicen algo, creo que ya no hay, pero siempre dicen ‘warmi, mujer nomás es pues, ¿por qué tienen que estar en un trabajo?’ Así siempre sé estar escuchando. No creo que no haya en ninguna parte, pero ahora es más estricto hasta aquí en Amachuma ya está pasando eso, más estrictos ya se están volviendo. Y eso es bueno pues, para que salgamos adelante todos, así unidos, pero cuando estás así desunido, a unos cuantitos (sic) nomás les está importando, y a otros les vale, no pues, la unión hace fuerza ¿no?
Eduardo se refiere a que el proceso de saneamiento de tierras, que implica un peritaje y resolución de conflictos de linderos, sobreposiciones y legitimación de las propiedades familiares, supone la afirmación comunitaria y la renovación de la decisión de pertenecer a una comunidad, solidarizarte y hacer parte de un sistema de cargos políticos y rituales, responsabilidades, beneficios y obligaciones. Respecto a otros actores que intervienen en la vida rural, Marina tiene muy presente el acercamiento de las instituciones de desarrollo privadas y públicas, con quienes ha tenido buenas y malas experiencias. Su visión aporta a comprender la renovada resistencia que presentan los jóvenes rurales a la relación con agentes externos a las comunidades, las relaciones de poder que se gestan por la implementación de proyectos y la instrumentalización de la imagen de lo rural.
Marina: Bastante me han visitado, instituciones, CARITAS, ministerio de desarrollo rural y tierras igual, me ha visitado, entonces, yo siempre he pedido apoyo para mi terreno. Con el ministerio rural estaba tramitando para que me ayuden para tuberías y se ha tardado. Yo quiero que me ayuden, no para que vengan a mirar mi parcela, para que saquen fotos, yo no quiero eso, yo solita he trabajado así, ‘no tiene que sacármelo foto ni nada’, así le [he] prohibido.
Marina: Del ministerio nos llaman, pero no llega rápido, tarda, hay que exigir. A mí me han llamado varias veces, ‘trabajaremos’ dicen, yo quiero trabajar, pero yo quiero decidir mi tiempo, en ese momento que tiene que venir ella no llega, y llega cuando no estoy. Me dice mi suegro, ‘ha llegado te ha buscado, fotos nomás te lo han sacado’, por eso yo le he reñido, prohibido sacar [fotos] de mi terreno, ‘no hemos pasado [talleres], contigo no hemos trabajado esta parcela nada, solita yo he trabajado, cuando al frente [trabajemos] todo recién me lo tienes que sacar todas las fotos’, le he dicho. Yo sé pues cómo exponen cuando van a visitar a las familias, ‘yo sé, no me puedes engañar’ le he dicho, de ahí ya no ha aparecido ese técnico, no ha aparecido.
El anterior [año] me ha llamado el Eugenio Rojas, me invitaban a esas ferias del precio justo, ‘hermanita tienes que participar’ me decía, iba y me daba puesto [de venta], igual ahí he discutido, ahí llegan y no eran [de] productores a consumidores, eso es lo que no me ha gustado a mí. Los intermediarios igual se llegaban, yo le conozco pues [del mercado de la calle] Rodríguez, bastantes años yo les conocía, igual ellos llegaban, eso no me ha gustado. Entonces, ¿Para qué sacan esa feria del productor al consumidor, del precio justo? ‘Es para intermediarios nomás, unos cuantos llegaran, esos nomás se están wayqeando[1] del puesto’, ya hemos discutido también, ahora después que ha entrado el [nuevo ministro] César Cocarico, ya no he ido.
Estaba en propaganda, he ido para que me ayude [y me dé] tuberías. Mitad, mitad ha dicho, entonces, igual ha tardado y yo necesito lo más pronto posible. Yo ya me he comprado tuberías, no llega rápido. Hasta la alcaldía yo le he dicho así, le he dicho al alcalde ‘como tú no trabajas con la chacra, tú no das interés a la chacra, vos no vives de la chacra, nosotros vivimos de la chacra’, siempre he discutido al alcalde, por eso me ha fichado.
Como ya no estoy en cargo sé ir a reemplazar al Eduardo, [el alcalde] siempre me dice ‘puro dirigentes, ¿En vez de quién estás?’; ‘¿No puedo reemplazar a mi esposo? Sé decir yo. Todo he reclamado y me ha fichado, cuando ha hecho su rendición de cuentas, no me ha caído, no es justo.
Como un ámbito más de conflicto, Eduardo había mencionado que la costumbre androcéntrica de menoscabar y subordinar a las mujeres estaba aún presente. Marina explica cómo ha tenido ella misma, como cabeza de la organización, que lidiar con las restricciones que se les imponen a las mujeres, ingresando a influir en el ámbito plenamente privado de las parejas.
[Cuando era dirigenta] siempre se quejaban las hermanas ‘no me quiere mandar, le tienes que llamar’, me daban sus números de sus esposos para que les llame; yo tengo una voz bien fuerte, entonces sé decir ‘hermano tienes que mandar a tu esposa, como pues así, ella es una dirigente, ella es una responsable de la comunidad, por algo le han elegido a tu esposa, por lo que han mirado como una mujer, sino hubiera sido una mujer valiente no hubieran mirado, entonces, no tienes que disponer tú su tiempo, un día no es nada hermano’, así siempre les decía a sus esposos, así mandaban y más talleres hemos sacado. A veces en un mes se llevaba uno y ellos se sentían bien ajetreados, y saben decirles ‘reuniones nomás, ¿A qué siempre vas? ¿Para discutir conmigo te están llamando?’. Entonces las hermanas me saben avisar.
La legitimidad de Eduardo y Marina como dirigentes, en diferentes momentos e instancias de las organizaciones territoriales de sus comunidades, da cuenta de que además de ser personas reconocidas, su calidad de “compradores” al parecer es circunstancial. Ambos, al proceder de familias que han participado de las comunidades de forma tradicional, pese al conflicto que supone no ser lugareños, al incorporarse a la dinámica de cargos y cumplirlos con gran eficiencia, son referentes de la subcentral agraria y el municipio.
[1] El verbo wayqear en lengua aymara refiere a la acción de disputar algo en el ámbito del comercio popular en zonas andinas, en el caso del relato, refiere a que los vendedores intermediarios disputaban puestos de venta en la feria del precio justo organizada por el ministerio.