El proceso de afirmación étnica y organización comunitaria que atraviesa la Comunidad diaguita Los Nacimientos – Río Las Cuevas tiene una gran relevancia para el acceso a sus derechos territoriales y culturales como pueblo indígena, así como para la recuperación de sus prácticas tradicionales y su identidad como pueblo, principalmente porque esta búsqueda y recuperación identitaria implica revertir aquellos imaginarios estigmatizantes y coloniales de los cuales son objeto, defendiendo un modo de vida arraigada en su existencia ancestral y su pertenencia al territorio. Antonio nos cuenta que: “mi deseo es seguir viviendo aquí, en nuestras tierras, en el mismo lugar que vivimos siempre, con nuestra cultura, alimentación, nuestra medicina tradicional… la forma de vida originaria”. En su casa muestra orgulloso las diferentes herramientas que usaban sus abuelos y que el guarda como tesoros, la arquitectura y los materiales que conforman su hogar, su cocina y su manera sencilla y humilde de vivir.
A partir de esta recuperación de identidad, de mayor organización y concientización sobre sus derechos territoriales en la actualidad está abriendo, a su vez, nuevos caminos y propuestas de desarrollo comunitario. Los Nacimientos cuenta entre sus montañas con vertientes de aguas termales que son utilizadas y muy valoradas por los pobladores de la zona como también por el turismo por sus propiedades medicinales. Así mismo, allí se obtiene el agua de la colpa que tiene propiedades tónicas termominerales. Una de las propuestas que están pensando desarrollar desde la comunidad es la recuperación de la zona de vertientes del agua termal y el camping aledaño que es parte de su territorio comunitario, para su gestión y control por parte de la comunidad indígena Los Nacimientos en el marco de un proyecto de turismo rural comunitario, con las posibles fuentes de trabajo e ingreso que puede generar para jóvenes y adultos de la comunidad. Actualmente dicho espacio está en manos del gobierno municipal y en estado de abandono. Se trata de tres baños termales (pequeñas habitaciones con agua caliente natural de vertiente) emplazados en medio de un hermoso paisaje agreste montañoso y cuya temperatura asciende a los 37º aproximadamente (aunque dicen que en ocasiones puede llegar a los 50-60º). Propuestas como estas son fundamentales para la población de Los Nacimientos, principalmente por constituirse en alternativas comunitarias posibles a los emprendimientos megamineros que se establecen en la región.
Desde la comunidad están desarrollando diferentes proyectos que involucran a las familias comuneras y principalmente a los más jóvenes. En tal sentido, y como una manera de mantener sus costumbres ancestrales, están interesados en fortalecer la producción de artesanías dado que en ellas se expresa también su identidad como pueblo. “En las personas mayores siempre está [la identidad diaguita], en los jóvenes se olvidó un poco, me parece que es por la tecnología, pero estamos retomando nuevamente nuestra identidad con la artesanía, por ejemplo” (Antonio Cruz, 2018).
Asimismo, se han propuesto mejorar el aprovechamiento de los frutos del monte nativo a partir de la generación de valor agregado en la comunidad mediante la incorporación de tecnología apropiada (pequeño molino comunitario) para la producción de harina de algarroba. De ese modo, buscan mantener la vigencia de prácticas tradicionales de recolección de frutos del monte, generando a su vez oportunidades para el sostenimiento económico de las familias comuneras. En este caso, la recolección, almacenamiento, procesado y comercialización de la harina de algarroba se realizaría a nivel comunitario.
A su vez, desde la comunidad Los Nacimientos – Río Las Cuevas se encuentran trabajando en articulación con otras comunidades diaguitas en la recuperación y revalorización de saberes medicinales y prácticas terapéuticas tradicionales. En principio, se han propuesto comenzar a sistematizar e identificar aquellas especies naturales (yuyos, raíces, resinas, etc.) que son frecuentemente utilizadas para sanar y a las cuales, en general, se accede a partir de la propia recolección y/o en el intercambio entre comunidades, señalando sus principales propiedades curativas y el modo de utilizarlas. Se proponen de a poco “volver a lo que era antes”, dado que ciertamente a lo largo de los años y a través de una cada vez mayor institucionalización / hospitalización de la atención de la salud ciertas prácticas se han ido perdiendo, así como algunos saberes. Antonio Cruz, cacique de la comunidad, nos cuenta que “trabajar sobre el reconocimiento a la medicina tradicional es recuperar la identidad, la espiritualidad y comprender a la naturaleza y proteger al medio ambiente, las plantas, los yuyos, y también es importante volver al parto natural, por la salud, la fe, la sanación natural y espiritual”. Él es uno de los principales promotores de esta iniciativa que propone que el conocimiento se comparta y que los más jóvenes puedan conocer y aprender de los más ancianos sobre las diferentes prácticas de sanación y el uso correcto de las hierbas y especies naturales medicinales que se pueden encontrar en la zona. El sahumo con yuyos como romero, ruda, yareta, entre otros, por ejemplo, es una de las formas en que Antonio lleva a cabo sanaciones y limpiezas energéticas de personas, animales y lugares.
En la comunidad las fiestas y las variadas ceremonias que se realizan alimentan ese vínculo con la naturaleza, así como también la identidad y el tejido social comunitario. Celebraciones como el Inti Raymi, que se lleva a cabo cada solsticio de invierno y que anuncia el comienzo de un nuevo ciclo natural; o la fiesta de la Pachamama, el primero de agosto y durante todo ese mes, momento de agradecimiento y de encuentro con la Madre Tierra; el Carnaval y los múltiples festejos comunitarios, que en ocasiones se sincretizan con las celebraciones católicas o con conmemoraciones de santos o vírgenes paganas, etcétera. En todos los casos, las fiestas son espacios de encuentro y se viven en comunidad (Alvarez y García Guerreiro, 2016).
Esto, a su vez, implica compartir y transmitir una cosmovisión que remite a una particular comprensión de la existencia y a una especial relación con la naturaleza. La naturaleza es comprendida como la Pachamama, la Madre Tierra que vive, siente, provee; una concepción antitética a la manera en que el capitalismo y la modernidad comprenden la tierra y los “recursos naturales”. Esto asume mayor relevancia por la cercanía que tiene la comunidad al emprendimiento megaminero Bajo de la Alumbrera, en el cual la naturaleza, los cerros y sus minerales son convertidos en simples recursos a ser explotados, en pura mercancía, mediante métodos que implican no sólo su extracción, sino un gran impacto en términos de desequilibrios ambientales por las detonaciones, por el uso excesivo de agua dulce y por la utilización de productos químicos contaminantes.
El cacique y chamán de la comunidad comparte su sentir al respecto: “El amor supremo a la Madre Tierra nos hermana a todas las generaciones y naciones originarias por igual, fue siempre así, y así será hasta el fin de nuestros tiempos en la tierra” (Antonio Cruz, 2018).
Consideramos que comunidades como Los Nacimientos – Río Las Cuevas son ejemplos de supervivencia y re-existencia, como sostiene Porto Gonçalves (2016); la cual es posible en gran medida por la permanencia de formas ancestrales y colectivas de organizar y comprender la existencia, la producción, la cultura y la economía; pero, principalmente, por un ejercicio permanente de resistencia, en el cual la organización y la defensa comunitaria de la vida y el territorio se vuelven centrales.