El Comité de Mujeres de la Asociación Campesina de Inzá Tierradentro (ACIT) o la Asociación de Mujeres por Inzá es una organización comunitaria que trabaja en nueve veredas del municipio de Inzá, en la región de Tierradentro del departamento del Cauca, Colombia. Geográficamente, Inzá se encuentra en la cordillera central de Los Andes, al suroccidente del país, de modo que hablamos de tierras montañosas, valles afilados y abundantes ríos, que oscilan entre los 1.100 y los 3.600 metros de altura.
Municipio de Inzá en el Departamento del Cauca
Inzá es un municipio históricamente habitado por comunidades indígenas que se vieron obligadas a desplazarse a estas zonas altas durante el primer genocidio de la conquista colonial. Es por eso que dentro de sus límites municipales hay 9 cabildos indígenas y 6 resguardos constituidos del pueblo originario nasa. Hoy, y desde hace ya muchas décadas, todo el territorio de Inzá es habitado también por un amplio colectivo de campesinos y campesinas generalmente mestizos parte de los cuales se ha organizado a través de la Asociación Campesina de Inzá Tierradentro (ACIT).
De este modo, Inzá tiene una población diversa y pluriétnica de 31.700 habitantes, de los cuales 2.300 viven en el casco urbano y los 29.400 restantes, en las 86 veredas que tiene la vasta zona rural. Las regiones rurales de Colombia están distribuidas en varias instancias regionales: los departamentos se dividen en municipios, estos a su vez en corregimientos y estos últimos engloban las veredas, la unidad regional y administrativa más pequeña que se organiza comunitariamente en Juntas de Acción Comunal. Las 86 veredas de Inzá están englobadas en dos corregimientos distintos: Turminá y Pedregal. El municipio de Inzá se encuentra a 102 kilómetros de Popayán, capital del departamento del Cauca, y a 483 quilómetros de Bogotá, capital colombiana.
El Comité de Mujeres de la Asociación Campesina de Inzá Tierradentro (ACIT) es una experiencia integral de lucha por la tierra, defensa del territorio y fortalecimiento de la identidad campesina, forjada a través de un grupo de campesinas valientes y emprendedoras organizadas alrededor de la defensa de sus propios derechos como mujeres. Desde su fundación en el 2001, el Comité de Mujeres se ha mantenido activo y dinámico y ha trabajado en varios espacios y comunidades del municipio de Inzá; actualmente tiene proyectos comunitarios productivos y grupos consolidados de mujeres campesinas organizadas en nueve veredas: El Palmichal, La Palmera, Güetaco, San Isidro, Bajo Belén, El Llano, El Socorro, Pueblo Nuevo y Guanacas; y están en formación grupos de mujeres en cuatro veredas: San Martín, San Rafael, San Miguel y Yarumal. Todos estos grupos de mujeres se suman al comité central que trabaja en la sede del Comité de Mujeres en el casco urbano de Inzá.
“Aquí las mujeres son las protagonistas, sin ellas no habría trabajo”, sentencia Socorro Árias, vecina de la vereda de Guanacas y actualmente administradora del Comité de Mujeres. Gracias a la aprobación de diversos proyectos a través de entes nacionales e internacionales, las compañeras han logrado tener recursos propios para liberar o remunerar el tiempo invertido en éste proceso de transformación integral a las seis personas –cinco mujeres y un hombre- que trabajan en el comité central organizativo. Como explica Mildred Samara Trujillo, la economista del comité y lideresa de la ACIT, “tenemos un equipo comprometido, que le gusta, que no trabaja por unos recursos, porque cuando no ha habido nos hemos sostenido igual”.
Este caso pondrá un enfoque especial en dos experiencias ejemplares de acceso a la tierra construidas y hechas realidad el año 2017 gracias a la organización comunitaria del Comité de Mujeres y un proyecto para la soberanía alimentaria. La primera se encuentra en la vereda de La Palmera, donde aproximadamente 15 mujeres con sus familias lograron acceder y trabajar de manera comunitaria una finca de cuatro hectáreas con producción orgánica de alimentos y con el propósito de alcanzar un alto nivel de soberanía alimentaria. La segunda se encuentra en el corregimiento de Turminá, en el que las comunidades de dos de sus veredas, Güetaco y Fátima, y las de otras zonas aledañas, se benefician ya de haber colectivizado las nacientes de las quebradas que las abastecen. En esta ocasión, a través del grupo de mujeres de la vereda de Güetaco, se está reforestando con jornadas de trabajo comunitario, las llamadas juntas, toda la extensión de la finca de siete hectáreas comprada colectivamente entre la comunidad y el Comité de Mujeres de la ACIT.
¿Por qué consideramos que este caso debe reconstruirse y difundirse? Porque todo lo logrado a nivel agrícola –soberanía alimentaria, recuperación de semillas, huertas orgánicas, acceso a tierras comunitarias etc.-, que realmente es mucho, se ha forjado tejiendo a la vez una emancipación del paradigma patriarcal a nivel emocional y económico por parte de la mujer en su entorno familiar y comunitario. Un fenómeno que adquiere un esfuerzo muy alto cuando lo localizamos en una sociedad, la colombiana atravesada con la rural, que se caracteriza por conservar muchos valores y dinámicas machistas y tener unos roles de género estrictamente marcados.
Según Socorro Árias, hablamos de mujeres que “ya están apropiadas y ya están empoderadas y ya son autónomas de lo que ellas mismas han ido trazando en estos 15 años. Ha sido un paso a paso que las llevó a tener sus unidades productivas y hoy ya son conscientes de que lo que producen es sano y saludable y de que eso les traerá un mejor bienestar y calidad de vida”. Samara Trujillo pone de ejemplo las tiendas comunitarias que ya funcionan, no sólo en El Llano, sino también en El Socorro o Pueblo Nuevo y que son gestionadas únicamente por mujeres. “Se trata de reconocer que las mujeres tenemos unos derechos y estar organizadas nos da pie a seguir en la lucha colectiva: para otras mujeres es un ejemplo”, añade la economista.