Estrategias de lucha para la consolidación territorial
Como nos explicaron don Pedro y su hijo Esteban Chuvé, la reforma agraria de 1953 recién se hizo efectiva en la región chiquitana en la década de los sesenta. Sin embargo, el objetivo estatal por “modernizar” el campo, se había traducido en la organización de sindicatos agrarios y como indican los testimonios, en la individualización de la tierra mensurada. Lo que ocurrió en muchos territorios fue que los indígenas venidos a campesinos bajo la lógica agraria estatal, se veían entrampados en el burocrático proceso de titulación individual, “todas las comunidades eran… individuales…teníamos nuestro título personal, y en todas las comunidades, las 29 comunidades que existen en Lomerío, cada comunidad tenía, o sea éramos pocos nomás, éramos 32 [familias] los que teníamos título” (Esteban Choré, Comunidad de San Lorenzo).
Don Miguel García explica, “nosotros como lomerianos, aquí existía una subcentral campesina, yo trabajé como 11 años como dirigente sindical… como ejecutivo yo estuve un año… los que trabajaban conmigo eran 17 comunidades, y era sindicato y aquí era la subcentral en Pukio, cuando la subcentral campesina agraria se transforma en lo que ahora es la CICOL”. Este proceso de transformación organizacional tiene importantes implicancias en el acceso a la tierra y territorio para Lomerío y en la década de los ochenta hace parte de un contexto nacional en el que las organizaciones, tanto sindicales como indígenas, establecen agendas reivindicativas y estrategias de lucha propias. En este caso particular, apuntamos que la Central Indígena de Comunidades Originarias de Lomerío (CICOL), no emerge sino que reconfigura la organización sindical, capitalizando los conocimientos adquiridos y la experiencia de sus dirigentes.
Aunque los dirigentes indican que muchos comunarios al principio no entendían la importancia de la organización, actualmente hemos encontrado que las mujeres, hombres, jóvenes y niños de Lomerío, entienden a la CICOL como una organización propia que promueve la autonomía indígena y que tiene mucha más legitimidad y peso que instancias administrativas como el municipio o la gobernación departamental. Además, hemos notado que existe una correspondencia directa entre el surgimiento de la CICOL y la conformación de la propia CIDOB, que articula 34 pueblos indígenas y procesos territoriales similares en lo extenso del país.
La década de los noventa se inicia con la organización de una multitudinaria marcha indígena por el Territorio, la Vida y la Dignidad, que convocó a todos los pueblos indígenas a marchar desde sus territorios hacia la ciudad de La Paz, sede de gobierno. Muy pronto, el convenio 169 de la OIT fue ratificado en Bolivia con la Ley N° 1257 del 11 de julio de 1991, y en la memoria de los comunarios se instaura la “aparición” de los términos: indígena, territorio, manejo forestal, gobierno indígena y otros.
Entre marchas, mensuras y diálogos con diferentes instituciones de desarrollo y cooperación, Esteban Chivi Chivi, explica que el logro de la titulación, “lo que se logró del 2006 y se presentó el proyecto del plan de manejo forestal, punto 10 y el punto 10 está aprobado, o sea se ha solicitado como unas 30 mil hectáreas para el Plan de manejo forestal y ese plan, punto 10 está, era la lucha de la organización …se aprobó para el plan de manejo, son tierras fiscales que el Estado otorgó a la TCO que estaba en manos de terceras personas y es por eso que hay bastante conflicto y actualmente sigue porque está en la frontera”. Los comunarios continúan resistiendo y confrontando el avasallamiento de terceros, “decomisamos de ellos, los correteamos, entonces ellos nos respetan, principalmente en esta comunidad, a veces nadie se anima a venir acá, eso es lo correcto, hay que defender lo que es de uno… Si no hubiéramos hecho esto, estuviera todo peor ahurita, seguramente no habría ningún árbol” (Ignacio García, Comunidad de Pukio).
En el proceso de demanda, se vio como una estrategia la conformación del municipio San Antonio de Lomerío en el año 2000, pero éste no guarda una correspondencia exacta con la demanda de la TCO y localmente, se guarda el acuerdo de que la CICOL es la organización con máximo poder y potestad sobre el territorio.
El desarrollo de su Plan de Manejo Forestal Sostenible ha abierto a la población de Lomerío a una franca afirmación de su gobierno y autodeterminación. Existen contradicciones internas, pero la política organizacional se ha clarificado al grado de que en el año 2010, la CICOL ha declarado a Lomerío como el primer territorio indígena autónomo, manifestando una firme intención por lograr la autonomía y la descentralización política y administrativa del Estado.