La apropiación de las tierras que conforman la comunidad sienta sus bases legales sobre la figura del “comodato” (Art. 1533, Código Civil y Comercial de la Nación). Dicho artículo explicita que: “hay comodato si una parte se obliga a entregar a otra una cosa no fungible, mueble o inmueble, para que se sirva gratuitamente de ella y restituya la misma cosa recibida”. Esto significa que el propietario de las tierras, la Orden de la Merced, se las otorga a modo de préstamo a los integrantes de la comunidad de Pueblo Mampa, para que hagan usufructo de ellas durante el tiempo que dure el proyecto.
En este sentido, el asentamiento en el territorio fue producto de una negociación con la administración de esas tierras que dieron el visto bueno al proyecto. Asimismo, si bien dicho contrato se inició por unas 60 hectáreas, actualmente se encuentran negociando para expandir aún más el terreno y anexar unas 15 hectáreas a la superficie productiva actual. Según dicho contrato, la extinción del comodato o del préstamo de esas tierras se produciría en el caso de que se dé fin al proyecto.
Debido a la figura jurídica que enmarca este caso, éste resulta algo particular y complejo: en primer lugar, porque se trata de algo poco usual; en segundo lugar, porque si nos atenemos a la letra estricta de la ley, no genera un derecho de propiedad, aunque sí implica un derecho de uso y goce de la tierra. En este marco, el proyecto de Pueblo Mampa y el consiguiente convenio que se ha firmado con la Estancia Yucat, no tiene una fecha establecida de finalización del comodato, sino que está atado a la permanencia y el sostenimiento del proyecto.
En ese sentido, los integrantes de la comunidad han concentrado sus energías en dotar de la mayor legitimidad posible al proyecto y esa es su principal fortaleza. Es por ello que, lo que resulta aún más valioso, en un contexto sumamente hostil en términos productivos (como ya hemos dicho, se trata de una región intervenida por los grandes pools de siembras, el monocultivo, la contaminación y el desmonte), es la apuesta productiva y comunitaria de los/as mamperos/as y, en ello, pensar/disputar el acceso a la tierra en cuanto valor de uso, es fundamental.