Los Mesa Belokón consideran un verdadero “triunfo” trabajar por cuenta propia como productores, sin deudas que puedan amenazar su permanencia en San Javier. Esto les permite trabajar cómodos, haciendo lo que les gusta, en familia.
Actualmente, Walter y Orieta realizan todas las tareas del campo y ordeñan unas 50 vacas/día. Nunca contrataron mano de obra ni lo piensan hacer: si se necesita, Paola y Emily, pueden hacer también el tambo, y en ocasiones Fernando, que vive cerca, va especialmente a la fracción “a darles una mano” con tareas agrícolas. El rodeo animal totaliza unos 155 vacunos totales, con 1 toro Holando, 13 vaquillonas 2-3 años para entorar, y 32 terneros machos a engorde con ración. Además, tienen dos chanchos y 80 gallinas, con la cuales obtienen huevos que canjean por el surtido de almacén.
En cuanto a sus proyectos, Orieta y Walter quieren seguir viviendo de su trabajo como productores ya que eso les permite vivir haciendo algo que les gusta, trabajando con independencia. Por eso el tambo familiar ha ido mejorando la infraestructura productiva e incorporando maquinaria, que les permite continuar encargándose de todas las tareas a la vez que todos los hijos crecen, se independizan y forman sus propias familias.
En el aspecto comercial, prefieren hacer negocios que se puedan “pagar con leche”, mediante descuento en la liquidación por el pago de la leche, que les realiza la usina láctea. Por este sistema consiguen herramientas o insumos que retiran en la cooperativa, y ocasionalmente contratan servicios de maquinaria para los trabajos, cuando lo necesitan.
Entre las tensiones y limitantes para la familia, el tema principal es asegurar los ingresos que necesitan, sin comprometer demasiado su independencia como productores. Ellos han seguido la estrategia de la diversificación “poniéndole el cuerpo a todo”, pero cada vez más la industria láctea impone paquetes tecnológicos menos flexibles para la compra de la leche, lo que los hace depender más de las inversiones y del asesoramiento técnico. En este sentido, si bien piensan que la lechería “da plata más rápido”, han comprobado que está sujeta a variaciones en el precio de la leche que las empresas trasladan del mercado internacional a los productores, por lo que es necesario tener otros rubros con los cuales superar las crisis y obtener el dinero para sostener la familia.
Ya comenzaron con la cría de corderos de forma individual (para carne y lana), y están estudiando iniciar la cría asociativa de “cordero pesado”[1]. En este sentido, a través de la organización de productores de la zona y del “Proyecto Corderos”, desarrollan experiencias de asociación entre productores para la compra de corderos que podrían engordar con alfalfa y ración.
[1] El operativo “cordero pesado” es una invernada asociativa de corderos, que combina la integración horizontal entre productores (que se reparten las ganancias de la venta de lana) y la vertical con una cooperativa agrícola de alcance nacional para la comercialización, Ha sido promovida y utilizada con éxito en Uruguay en los últimos veinte años