Encuentros y desencuentros
Es común en los testimonios recogidos que las razones para irse de “su lugar” son la mejoría económica, la continuidad educativa o el reconocimiento de superación personal; mucho de esto, alentado por sus familiares.
Wilbert, por órdenes de su padre se trasladó a Lima, vivió en el distrito de Santa Anita, donde también estudio secundaria:
“…al terminar la primaria mi papá me mandó a Lima, durante cinco años, pero yo no he querido vivir en Lima porque siempre me ha gustado el campo así que me regresé a Cusco donde estudié contabilidad pero tampoco me gustó”, explica.
Almircar vivió en casa de su hermana mayor en Arequipa. Ingresó a trabajar junto a su hermana y cuñado, en campos de cultivo de agricultura intensiva, en la producción masiva de ají páprika de exportación.
“… si porque aquí (hace referencia a Paucartambo) el trabajo por jornal te pagan poco, pero haya en Arequipa si te pagan bien”… A veces me sentía incompleto porque extrañaba estar aquí en mi tierra, por qué ahí (Arequipa) lo que trabaje es en base abonos químicos”, relata el joven.
De igual manera Rudy, a los 17 años, trabajó en los campamentos mineros en Puerto Maldonado con sus primos mayores, los cuales ya trabajaban hace mucho tiempo. Se dedicaba a lavar los minerales en los campamentos, no le gustó. Él y un primo se trasladaron a Cusco, donde encontraron trabajo en un taller mecánico de autos.
“… yo me fui a Cusco, allí estuve trabajando pero mi papá me dijo que tenía que estudiar, así que cómo crecí en el campo con la agricultura con la ganadería y me gustaba los animales y la parcela y/o chacra, decidí estudiar agropecuaria”, explica Rudy.
Por su parte, Carmen al terminar la secundaria y con ayuda de su familia se mudó a tres horas de Paucartambo, a estudiar en la ciudad de Cusco. Al cabo de cinco años, culminó su carrera de ingeniería agroindustrial. No tenía ningún familiar en esa ciudad, durante su permanencia tuvo que alquilar un cuarto, fueron épocas difíciles para ella, las relaciones con las personas en la ciudad no fueron las mejores (diferentes ideales, otras formas de vestir, de comer, etc.). Se sintió una joven sola pero con muchos ideales.
“Decidí estudiar la carrera de ingeniería agroindustrial, pues tenía la idea de generar cambios en la zona donde vivo como emprender una planta de lácteos para generar expectativas y oportunidades en los jóvenes de Paucartambo, pues si ellos ven que alguien logra hacer cosas nuevas, ellos a pesar de que se van a estudiar a otros lados regresarán pues verán que sí se puede”, se reafirma Carmen.
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La cotidianidad de la vida en el campo, las relaciones que entretejieron las y los jóvenes con su comunidad desde la infancia y las experiencias que fueron adquiriendo después muestran que incidieron de manera particular en sus decisiones de volver y elegir la opción de estudiar una carrera relacionada a la agricultura y además en un lugar que estaba cercano a su comunidad.
El retorno
Al retornar a Paucartambo: Wilbert, Rudy y Almircar decidieron ingresar al Instituto Técnico Superior “Virgen del Carmen” donde estudiaron la carrera de producción agropecuaria. Ellos ingresaron al Instituto en el año 2014, cada uno de ellos con experiencias previas, la noción de por qué decidieron estudiar esa carrera y qué es lo que querían emprender, la oportunidad de revalorar la agricultura. La familia de cada uno llego a comprender y entender las razones por las cuales habían elegido retornar.
Wilbert manifestó que una de las razones más fuertes del por qué volvió fue la preocupación por su padre y madre de avanzada edad ya que necesitarían ayuda para continuar trabajando las tierras.
“… Mi papá tiene 65 años, entonces como estaban solos, me fui allá (Paucartambo), estuve un mes en el campo, antes de ingresar al instituto. Luego de ingresar al instituto, estudiaba por las mañanas y en las tardes y fines de semana iba a trabajar en la chacra”, cuenta.
Ya en el campo Wilbert iniciaba el día a partir de las 5:00 am, se trasladaba en su moto lineal hasta el lugar donde dormían sus ovejas , vacas y toros para sacarlos al campo y darles de comer, luego se dirigía a regar los cultivos de papa de las tierras de su padre. Al terminar estas actividades se trasladaba al instituto donde estudiaba de 7:30 am a 2:00pm. En las tardes regresaba a trabajar en las tierras de su padre y en varias actividades que se había propuesto concretar: construir su corral de cuy, siembra de nuevos cultivos con técnicas nuevas que aprendía en el Instituto, etc.
Por otro lado Almircar, al comentar a su padre de su regreso éste le dijo:
“‘…hijo dedícate a trabajar como operario, como ya sabes operar máquinas’. Pero le respondí que no me gustaba pues más me nació hacer agricultura”, relata.
Almircar había aprendido a utilizar y manejar maquinas operarias durante su estadía en Arequipa. Pero el decidió no trabajar en ese oficio. En el transcurso del año que regreso a Paucartambo, en el 2013, Almircar apoyó a su familia en la siembra y cosecha de papa y maíz, además de cuidar a su madre que se encontraba enferma. A comienzos del año 2014 Almircar ingresó al instituto y ese año perdió a su mamá, que falleció por una enfermedad que la aquejaba desde hace un buen tiempo. Ya en el Instituto comenzó aprender nuevas formas de hacer productiva la tierra.
“…Las clases eran teóricas y prácticas, salíamos a campo a conocer varias instalaciones de cultivos. Nuestros profesores eran ingenieros agrónomos que venían desde la ciudad de Cusco y Puno”, comenta Amilcar.
Al igual de Wilbert, Almircar estudiaba en las mañanas y en las tardes ayudaba a su padre en la actividades del campo: regar los cultivos, dar de comer a los ganados, ampliar las tierras de su padre y hacerlas productivas. Gran parte de las tierras de su padre se encontraban en pendiente, lugar que hacía más difícil el trabajo de cosechas, razón por la cual su padre había abandonado parte de esas tierras dándolas por improductivas. Pero Almircar decidió trabajarlas y hacerlas productivas aprovechando las experiencias y conocimientos aprendidos en el Instituto.
Rudy al comentar a su padre que dejó de trabajar en la minera y que había regresado a Cusco donde encontró un trabajo temporal en un taller mecánico de autos, este le dijo:
“…Mi papá me dijo; ‘vas a estudiar’, y me animó a postular al Instituto”.
El padre de Rudy averiguó todo lo que se necesitaba para postular y lo ayudó con el pago de la matrícula. Además coincidió con la decisión de que la hermana e Rudy postule a la misma carrera de Producción Agropecuaria.
Rudy al igual que sus amigos y socios (Wilbert y Almircar) desempeñaba las mismas actividades en el campo. Se levantaba temprano y en las tardes, regresando del Instituto, apoyaba a su padre y madre en la siembra de maíz, cebada y papa.
Los jóvenes durante sus estudios en el Instituto tuvieron cursos como; topografía agrícola, producción de ovinos y caprinos, producción de vacunos de carne, producción de plantas aromáticas y medicinales, medio ambiente y desarrollo sostenible y más. Estos cursos complementaron las prácticas agrícolas que adquirieron de sus familias y antepasados.
Algunos de ellos manifestaron que ahora son más conscientes del daño que se podría causar el uso productos químicos en el cultivo de papa y maíz. Estos jóvenes han participado en pasantías, enmarco de los cursos del Instituto, donde han conocido comunidades lejanas y sus sistemas agrícolas.
Todo lo aprendido ha abierto las ansias de estos jóvenes por hacer un cambio en sus comunidades, empezando primero por las tierras de sus padres. Por ejemplo; Almircar desde que terminó la carrera se dedica exclusivamente en la ampliación de las tierras que su padre nunca trabajó, piensa implementar un sistema de riego amigable y que se acomode a la zona accidentada en la que se encuentra.
(...) Carmen recibió todo el apoyo de su padre y madre al decidir trasladarse a la ciudad de Cusco para estudiar en la Universidad Nacional San Antonio de Abad. En la ciudad, ella tuvo que alquilar un cuarto cerca de la Universidad. Cada dos semanas su madre la visitaba y le ayudaba con algunos quehaceres; lavar su ropa y prepararle algo de comer para la semana. Tuvo que acostumbrarse a las rutinas de la ciudad, como el andar en micro, despertarse temprano por la congestión vehicular, etc.
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Proyectos comunes
La idea de formar una asociación de jóvenes productores nació de Wilbert Delgado, este después de haber asistido a diferentes encuentros de jóvenes a nivel regional y provincial, haber participado en capacitaciones. Animado por sus docentes del Instituto, amigos y compañeros, que iba conociendo durante su formación en el Instituto, decidió proponer la idea de organizarse en una asamblea de jóvenes de Paucartambo que organizó la COREJU[3] de Cusco, en septiembre del año 2016, donde asistieron jóvenes de la provincia de Paucartambo.
Wilbert al escuchar las diferentes ideas relacionadas a las demandas, posicionamiento de las juventudes e incidencia en sus comunidades, que se discutían en dicho evento alzó la mano y propuso trabajar colectivamente y organizados. Él veía que hacer algo individualmente resultaría difícil ya que los jóvenes en el campo no tienen representatividad ni mucho menos son tomados en cuenta en mesas de trabajo de sus gobiernos locales.
Recibió varios comentarios y repuestas positivas que le hicieron parecer que si existían jóvenes que estaban dispuestos a organizarse y a trabajar en conjunto. Los interesados en la propuesta que realizó Wilbert fueron muchos pero los que realmente se volvieron a reunir en un segundo momento para comenzar a trabajar fueron pocos. Según Wilbert muchos de los jóvenes están optando por vías rápidas de ganancias y no logran entender el sentido de una organización de jóvenes agricultores y los objetivos verdaderos que los unen.
La asociación de jóvenes productores ecológicos de Paucartambo se conformó solo con los que asistieron a la segunda reunión y algunos compañeros del Instituto de Wilbert quienes ya tenían ideas de trabajar en un proyecto conjunto, la única joven que quedó de la reunión de la COREJU y que se integró al proyecto de conformar la organización de jóvenes productores ecológicos fue Carmen Flores.
“Para la segunda reunión llegaron un total de 30 jóvenes que compartieron sus dudas y demandas, ahí eligieron la junta directiva donde me eligieron parte de su junta. Después cuando se convocó a otras reuniones poco a poco se fueron desanimando y solo se quedaron 14 jóvenes. Con los 14 hicimos pasantías, capacitaciones, etc. Luego Wilbert por su comunidad se contactó con una ONG denominada Plan Internacional con la que hicimos un proyecto de plan de negocio y ganamos un molino (…) Después de ese proceso nos dimos cuenta que algunos jóvenes solo querían repartirse las ganancias y tener dinero pero no veían más allá. El fin real de hacer muchas cosas más, no solo hacer proyectos pequeños sino más bien que tengan impactos a la comunidad”, relata la joven..
[1] Los jóvenes denominan fiambre a sus almuerzos cuando trabajan en las chacras.
[2] Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social (FONCODES) es un programa nacional del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) que trabaja en la generación de mayores oportunidades económicas sostenibles de los hogares rurales pobres extremos.
[3] COREJU es el Consejo Regional de la Juventud de la Región Cusco es un organismo autónomo de representación, concertación, consulta y participación democrática de la juventud que contribuye al diálogo entre las organizaciones juveniles y las instituciones públicas, privadas del ámbito regional.