Después de que los weenhayek participaran, junto con otras naciones indígenas, en la Primera Marcha Indígena de 1990 que reclamaba territorio y dignidad para los pueblos indígenas de tierras bajas de Bolivia, en 1992 el Estado reconoció mediante Decreto Supremo (DS) 23500 como Territorio Indígena con un total de 195.639 hectáreas.
“Hemos conseguido el reconocimiento legal de nuestro territorio mediante el Decreto Supremo 23500, de fecha 19/05/92, integrado por las dos Áreas: Área N° 1, provincia Gran Chaco, cantones Villa Montes, Crevaux, D'Orbigny, Villa Ingavi con una superficie de 194.439 ha. El Área N 2 en el cantón Palmar Grande, con una superficie de 1.200 ha”, señala Sevedeo Pérez, promotor weenhayek en el documento de Avances de la titulación del Territorio Indígena Weenhayek-Mataco.
Este decreto señala que las personas que tienen derecho de ocupar este territorio son los habitantes pertenecientes a este pueblo y los de las comunidades mencionadas en el DS son: Capirendita, Quebrachal, Tres Pozos, Viscacharal, Crevaúx, Yuchán, Timboytihuazu, San Bernardo, Resistencia, La Purísima, Bella Esperanza, Sausal, La Mora, Algarrobal, San Antonio y la comunidad mataca de Villa Montes.
“El territorio Indígena WEENHAYEK (Mataco) del Gran Chaco es inalienable, indivisible, imprescriptible e inembargable, siendo la población Mataca propietaria del mismo en forma comunitaria, usufructuando cada familia a nivel interno sus parcelas individuales y los recursos naturales”, resalta la norma.
El peregrinaje durante el proceso de saneamiento
Fredy Cortez, quien fue dirigente de Orcaweta por muchos años, explicó que al inicio los habitantes del Territorio estaban muy esperanzados con el proceso de saneamiento pues era la oportunidad para legalizar el reconocimiento que se había otorgado con el decreto.
Desde el inicio los indígenas coadyuvaron en las tareas de saneamiento, principalmente con el levantamiento de campo donde luego de inspecciones se demarcaban los límites del territorio.
“Hemos andado con el INRA, los que estábamos en una comisión, todos los días hasta la noche”, recordó Fredy.
Sin embargo, la titulación de las tierras indígenas no fue inmediata y el acompañamiento de los indígenas duró más de lo que ellos esperaban. En primera instancia los trámites saneamiento se hicieron en los primeros años bajo la ley de tierras 2545, entonces vigente. Luego en 1996 la promulgación de Ley Nº 1715 del Instituto Nacional de Reforma Agraria (Ley INRA), con la nueva ley se tuvo que adecuar todos los avances a las nuevas regulaciones.
Luego se tuvo que esperar que el Estado cuente con las condiciones específicas para llevar a cabo tal demanda.
“Desde el 90 hasta al 2000 creíamos que era fácil recibir los títulos, pero desde el 93 estamos detrás del proceso (…) Es un saneamiento muy lerdo. Uno de los primeros territorios que eran demandados, pero el proceso de saneamiento sigue hasta la fecha”, dijo Fredy.
De ese modo, la Capitanía grande tuvo que atravesar andar por todo el territorio, pasar muchos trámites y alistar un sinfín de requisitos para que esta acción se consolide.
En 2001, después de los levantamientos de campo durante casi una década, el INRA determinó que solo se podría sanear alrededor 89.000 hectáreas pues no había más tierras disponibles libres, debido a que el resto de lo demandado por Orcaweta estaban en manos privadas, principalmente de ganaderos.
Los weenhayek cuestionaban los asentamientos de los ganaderos que habían llegado después de la promulgación del DS, el cual solo reconoce los derechos de los que anteriormente habitaban la zona. Esas cuestionantes llevaban a que se paralicen los saneamientos de las tierras de ganaderos, en particular, y todo el proceso, en general.
Tras larga espera llegaron las dotaciones
Después de años de trabajo de campo, trámites en el INRA, largas esperas y paralizaciones en varias oportunidades, recién 16 años después de la promulgación del DS, los weenhayek obtuvieron la primera titulación.
La primera dotación llegó en el año 2008, se trató de 21.970,9199 hectáreas a nombre del pueblo weehayek asentado en el municipio de Yacuiba. Un año después, llegó la segunda dotación con 8.206,5199 hectáreas tituladas entre Yacuiba y Villamontes.
Esta dotación abarcaba todo el área cercana al el río, desde la comunidad de San Antonio hasta la frontera con Argentina. En este proceso se reconocieron los lugares donde ancestralmente habitaban, se realizó recortes de sus tierras a ganaderos y empresarios que no cumplían la Función Social Económica (FES) y se identificó áreas que no tenían dueños para favorecer en espacio a las comunidades.
Las dotaciones se hicieron de forma discontinuada en la medida en que revertían propiedades de ambos municipios. De ese modo la tercera dotación fue de 12.404,357 ha y la cuarta de 195,7358 ha.
En la medida que avanzaban lentamente las dotaciones de títulos a este pueblo, también se legalizaron los títulos colectivos ya existentes previos al proceso de las comunidades Capirendita, Algarrobal y Quebrachal.
Desde el 2010 hasta el 2014, se llevaron adelante, al menos, nueve dotaciones pero de extensiones más cortas en comparación con las primeras.
Pese a lo angustioso del saneamiento, Moisés Sapiranda, quien está como capitán Grande de Orcaweta 12 años (2005 al 2017), resalta la seguridad que les otorga el territorio titulado. Considera que con las tierras tituladas hay menos posibilidad de que los jóvenes emigren como estuvo ocurriendo a inicios de las década de los 2000 y que él siente que en los últimos años retornaron a su lugar de origen, además gracias a que mejoró la pesca.
“La importancia del territorio es mantener la unidad del pueblo que no se disgregue, pero claro falta, tenemos que buscar proyectos para crear fuentes de trabajo”, explicó en la sede de la capitanía Comunal de Capirendita.
Titulación, sabor a derrota
“La superficie total de nuestro territorio reconocido por el gobierno es un total de 195.659 Has. Las pericias de campo ha sido un experimento mal llevado y con una metodología diferente en todas las etapas, no fue un proceso único —la intervención de la SAE, Instituto Geográfico Militar, la INRA y otros definieron su metodología particular, en este proceso no se dio una participación real del pueblo Weenhayek, el llenado de fichas no fue objetivo, no se contó ganado, no se verificó mejoras (de las propiedades de los ganaderos), etc.—. El saneamiento no ha dado resultado en favor de los pueblos Weenhayek y el sueño que nosotros hemos tenido es de consolidar nuestra demanda y recuperar el territorio Weenhayek 197.849 ha, pero hasta la fecha solo consolidamos 51.000 has”, se lee en los testimonios del documento “Avances en la titulación del territorio Weenhayek en el periodo 2004-2015”.
El discontinuado proceso de saneamiento dejó a los weenhayek con sabor a derrota no solo por lo lento y burocrático sino porque en 26 años solo se titularon el 30% de las tierras que demandaban y que en el caminos se tituló más extensiones a terceros.
Comunidad Quebrachal
“El pueblo weenhayek no festejó en ningún momento, los títulos salieron gradualmente no en su totalidad. No era para festejar, al ver que la demanda era más de 197.000 hectáreas y que han entregado solo 62.000 hectáreas. El pueblo se sintió derrotado por los sectores ganaderos y empresarios. Mucha gente mayor dijo: ‘estamos perdiendo nuestra jurisdicción real. El 50% que ancestralmente era de los pueblos indígenas’”, dijo.
Para este weenhayek, los habitantes del territorio están decepcionados porque ven que el largo trabajo de acompañamiento que hicieron en la identificación y delimitación de tierras dentro del territorio demandado solo benefició a ganaderos.
“En el inicio las pericias del campo, los hermanos tanto tiempo han trabajado, delimitar el territorio era harto. Pero se han dado cuenta que han hecho trabajo para otras personas”, relató Fredy quien fue uno de los que siguió el proceso más de 20 años.
Estrategia de ocupación: desdoblamiento de comunidades
Durante el tortuoso proceso de titulación, los weenhayek reconocieron los espacios vacíos donde antiguamente habitaban sus abuelos y se asentaron como una forma de recuperación territorial. De ese modo, las 16 comunidades oficiales con las, que legalmente, se oficializa el territorio, aumentaron gradualmente hasta llegar a 80 comunidades grandes.
“Hay partes que se dotan y ahí sí se recuperan lugares ancestrales, donde sus papás vivían, al saber que se recuperó (con la titulación), ahí se desdoblan y ocupan esas áreas y cumple con lo que establece la ley”, explica Franco Durán, abogado de la ONG tarijeña Cerdet que asesora legalmente a Orcaweta.
Entre esas ocupaciones también recuperaron las tierras tomadas por ganaderos quienes las dejaron baldías, replicando así las estrategias de ocupación de los campesinos de tierras altas de Bolivia, es decir ocupar tierras ociosas de terratenientes.
Otro motivo del desdoblamiento de las comunidades es que en el proceso de saneamiento se encontraron con asentamientos nuevos de ganaderos que buscaban que se les titule sus tierras, pese a que el decreto lo prohibía.
Por ese proceso pasó la comunidad donde vivían Andrés, Abelardo y Roberto, La Misión, constituida en 1996. Esta comunidad cobijaba a 350 familias, pero frente a que contaron con la titulación de ese sector y para que no sea ocupado por ganaderos al asecho de tierras vírgenes, sus habitantes decidieron conformar nuevas comunidades alrededor. Una de éstas es Quebrada Tuntey, donde actualmente vive don Andrés, que en es habitado por 20 núcleos familiares que protegen su territorio.
“Como tenemos territorio, de acuerdo a nuestros usos y costumbres, ocupamos 10 a 15 hectáreas por familia para andar y recolectar productos, mientras que los ganaderos tienen más de 3.000 hectáreas. Por eso es que hay varias comunidades que están agarrando (tierras libres, accediendo y ocupando los espacios dotados), pero el grande espacio está ocupando el ganadero”, explicó don Andrés, quien ejerce el cargo de Capitán comunal.
Lo mismo sucedió con Quebrachal, comunidad que queda a hora y media de Villamontes, que si bien antes era más grande y numerosa debido al desdoblamiento ahora habitan 10 familias, relató doña Estela López. “Era grande ahora hay más comunidades, porque hay tierras”, explicó mientras tomaba el sol en la parte delantera de su casa junto a su nieta. “Hay varios ganaderos más allá”, afirmó.
De ese modo de las 16 comunidades mencionadas en el DS, en la actualidad existen alrededor de 210, según datos de Orcaweta, mientras que Cerdet aclara que las constituidas como comunidades en todo el sentido de la palabra llegan a 80, pero que debido a la creación de comunidades dentro de comunidades sí alcanzan el número de 200.
“Comunidades con características espaciales hay 80 más o menos, pero comunidades dentro de otras comunidades hay unas 200. Se debe al tema político que genera la Capitanía Grande, a partir de como los capitantes comunales son los que deciden quién va hacer Capitán Grande, pues la Asamblea de la Capitanía es la máxima instancia de decisión, entonces el capitán que tenga más (respaldo de) capitanes va a tener más posibilidades de poder, por eso se han autorizado la creación de comunidades dentro de las comunidades”, explica Franco.
La espera continúa
Mientras por estos meses los weenhayeks están inmersos en la pesca, siguen pendientes de que el proceso continúe, al menos esperan que se concluya de titular las 89.000 hectáreas que el INRA comprometió en el 2001.
“Ya estamos de edad, las primeras personas que han iniciado ya han partido, de los que hemos hecho la demanda seguimos en la espera pacíficamente”, señaló Fredy resignado a seguir con la espera.
Pero pese a que el saneamiento ha sufrido otra paralización desde el 2015, se están haciendo dotaciones de áreas pequeñas. Además, gracias a la insistencia de los indígenas, tras inspecciones que ellos mismos acompañan al personal del INRA y trámites en instancias gubernamentales, se ha logrado que varios predios pasen a foja cero.
“Hay unos predios que entraron a foja cero y eso nos pone contentos”, dice Dionisio Torrez, secretario de Tierra y Territorio de Orcaweta.
Pese al mal sabor de boca que dejó el proceso de saneamiento a los weenhayek, actualmente viven y disfrutan del territorio ya conseguido y esperan que pronto se consolide.