Introducción
El paisaje iba lentamente transformándose de una llanura verde, monocultivada casi en su totalidad con soja o trigo, a un hábitat mucho más árido. La distancia entre ciudad y ciudad, entre pueblito y pueblito, se hacía cada vez más larga y veíamos a lo lejos la “costa de la cordillera de Los Andes”. Luego de 15 horas de viaje, de Buenos Aires a La Rioja, llegamos al pueblo Santa Vera Cruz.
El pueblito tiene una iglesia, al lado una escuela primaria y en frente la plaza. Desperdigadas por ahí, entre tanto y tanto, se ven las casas. La mayoría de las calles son de tierra y lo más llamativo del paisaje es la inmensa cordillera en la que el pueblo está inmiscuido. Se vislumbran por doquier cactus de variadas formas y tamaños y algunos pinos.
Según comenta Luis Pisano Casala, secretario de la cooperativa, La Rioja es una provincia donde suelen migrar las personas de los pueblos hacia su capital y luego se trasladan a Buenos Aires. Los pueblos quedan paulatinamente abandonados, desatendidos. Sus tierras comienzan a quedar en el olvido, perdiéndose lo que había allí de cultura y sociedad, perdiéndose la historia.
A partir del 2009 se fue conformó un grupo de 11 personas que llegaron a Santa Vera Cruz y comenzaron a trabajar en aquellas fincas en situación de abandono. Todos buscaban la manera de trabajar juntos, sosteniendo el principio de solidaridad y cooperación, y de lograr desarrollarse de la mejor manera posible en las condiciones paupérrimas en las que se encontraban. Inspirados en el amor e incentivados por Alejandro, una persona que trabajaba en el Ministerio de Desarrollo, decidieron en el 2014, crear una Cooperativa que encause el esfuerzo que venían realizando desde hace unos años. El objeto social de la Cooperativa Cuchiyaco es la producción agroecológica y la comercialización. La Cooperativa cultiva y cosecha nogales y olivos principalmente y produce derivados de ambos. También trabajan con frutales y comenzaron a dedicarse a la producción vitivinícola recientemente. Aquellas 11 personas que migraron de a poquito lograron cambiar esa realidad. Así es como se empieza a escribir y se dan riendas sueltas, nuevamente, a la historia.
Contexto regional y poblacional
La cooperativa Cuchiyaco[1] se encuentra en Argentina[2], en la provincia de La Rioja, en el departamento de Castro Barros. Este departamento es comúnmente conocido como la “costa riojana”, dada la particularidad de diez de sus pueblos asentados sobre la quebrada del cordón de Velasco y alimentados por el agua que constantemente de ella baja, en un contexto donde la sequía es regla. Al final del recorrido de la ruta provincial N°75 - el camino de la costa - se encuentra el pueblo Santa Vera Cruz, a 1700 metros de altura del cerro Velasco.
La provincia de La Rioja está compuesta en general por propietarios de grandes extensiones de tierra, controlados por grandes empresas, como Arcor o Nucete (productor de Aceitunas), entre otras. Hay varios ex gobernadores dueños de aquellas grandes extensiones, (como Menem, presidente de la República Argentina entre 1990-1999) y también hay varias empresas terratenientes de propiedad mixta.
El departamento de Castro Barros contradice la lógica riojana; la costa de la cordillera está compuesta por pueblitos pequeños, con fincas también pequeñas- de entre 1 y 2 hectáreas- productores de nogales, vides y aceitunas en su mayoría. Hay una densidad poblacional de 3 personas por hectárea, mientras que la capital del país tiene 14.000 habitantes por hectárea.
El clima allí es semiárido, con precipitaciones anuales de 451 mm en promedio. A excepción de enero, durante el año hay poca o casi nada de lluvia. Esta región tiene la denominación de estepa local, con climas extremos, caracterizados por una gran variación térmica entre el día y la noche, y entre las diferentes estaciones del año.
Adentrándonos en el pueblo de Santa Vera Cruz, la historia que sus pobladores cuentan resulta realmente interesante. Ancestralmente vivía allí una comunidad aborigen: los Diaguitas. Fueron aniquilados todos. Algunos comentan que en el departamento de Sanagasta - limítrofe con departamento de Castro Barros- fue el último foco de resistencia diaguita en la Argentina.
El pueblo Santa Vera Cruz portaba anteriormente el nombre de “Cuchiyaco” (que significa agua de chancho) en honor a la estancia -portadora del nombre Cuchiyaco- que estaba asentada sobre la totalidad del pueblo. La estancia se dedicó a importar nogales y olivos, comenzando con la producción de aceitunas y nueces en ese territorio. Antiguamente había entonces un único propietario del pueblo y varios criollos que migraban para dedicarse al trabajo en la estancia. Con el paso de los años, los padres van dividiendo la tierra para dársela a sus hijos, luego se divide la tierra entre los hijos de los hijos, y así sucesivamente. Luis comenta que “hay mucha familia de familia de familia, es un pueblo muy endogámico”. En el pueblo hay dos grandes familias ancestrales, los Peralta y los Brisuela; ahora, con la llegada de los protagonistas de este caso, se sumaron los Pisano y los Larisgoitia. Haciendo referencia a la cantidad de población, Carolina nos cuenta que: “me senté un día con un vecino de acá y nos empecé a contar uno por uno, contamos 118 personas”. De esas 118 personas, 30% son migrantes, provenientes de distintas provincias de Argentina o de distintas regiones dentro de La Rioja.
Proceso -objetivo y subjetivo- de adquisición de la tierra
Los integrantes de la cooperativa son actualmente 13, Clara, Luis, Alejandro, Mariana, Carolina, Gonzalo, Domingo, Ariana, Estefanía, León, Juliana, Ramiro y Andrés. Dos de ellos -Domingo y Ariana - son oriundos del pueblo, Gonzalo es de la provincia de Río Negro, Bariloche y el resto nacieron en Buenos Aires. Tienen entre 25 y 40 años, y su división según género es paritaria, siendo en su mayoría parejas con descendencia. Cuatro de ellos son hermanos; Luis, Mariana, Carolina y Andrés son “los Pisano”. La mayoría tiene estudios universitarios, terminados o en curso, de la más amplia variedad. Esto genera que el bagaje de conocimiento que poseen para trabajar en conjunto sea muy amplio y de una riqueza singular. Clara está por terminar la carrera de Antropología, en la Universidad de Buenos Aires. Julieta es médica y Ramiro politólogo. Alejandro “Ruso” estudió gastronomía y su compañera, Mariana, es partera y estudió Bellas Artes. Carolina estudió matemática y ahora está haciendo la licenciatura y profesorado en Ciencias de la Educación, y Luis está estudiando Trabajo Social en la sede de Aimogasta de la Universidad Nacional de La Rioja.
Por un hecho fortuito los protagonistas del caso conocieron Santa Vera Cruz. Los primeros bonaerenses que llegan al pueblo, en 2008, son una pareja que estaba en busca de un turismo alternativo. Se enamoran del lugar y, por su situación económica -sumado a la accesibilidad de la tierra - compran un terreno. A raíz de ese hecho, varios de los hermanos Pisano comenzaron a vacacionar en la cordillera riojana. Andrés conoció el lugar y, apasionado por las posibilidades que la tierra brindaba, adquirió una finca de una hectárea y media. Lo mismo sucedió con el padre de Alejandro. Luego Alejandro, junto a su compañera Mariana, siguieron sus pasos, tras haber vendido un fondo de comercio que tenían en Buenos Aires. Después, tres amigos se enteraron del naciente proyecto y se animaron a comprar la “Finca Las Paredes.” Así fueron comprando, entre el 2009 y el 2011, terrenos aledaños, de entre 1 y 2 hectáreas.
La tierra en ese entonces era muy accesible. Las fincas estaban en proceso de abandono y había enorme cantidad de tierras a la venta, a un precio muy bajo. En ese entonces una hectárea estaba valuada en alrededor de 630 dólares. Mariana comenta que “El terreno se vendía porque se decía que estaba muy seco, que no tenía valor”. Nuestros protagonistas nunca lo dudaron, vieron en ese valle una gran posibilidad de construir. Construir la tierra, construir casas, construir una familia, una historia y una cooperativa. Construir la vida.
En el relato de Clara, indica que todos habían pensado alguna vez en migrar al medio rural para alejarse del estilo de vida y los ritmos de Buenos Aires. Menciona por otro lado un “efecto contagio”; el hecho de que hayan migrado en un grupo compuesto por familiares y amigos, hizo que la decisión de migrar fuera mucho más fácil y, sobre todo, que se sintieran acompañados en el nuevo hábitat. Mariana cuenta, en un plano anecdótico, que sus padres fueron a La Rioja de paseo y ahí concibieron a su hermano mayor, Andrés, que fue el primero de los Pisano en migrar a Santa Vera Cruz. Una de las causas por las cuales Mariana migró se debe al estilo de vida que quería que sus hijos tengan - Catalina de 9 años, Ernesto de 8 y Candela con 5 años, que nació en una piedra que se encuentra dentro de su casa -.
Alejandro se define a sí mismo como “Neo-rural,” haciendo referencia a la gente que busca otro estilo de vida, que busca la naturaleza para formar una familia. Cuenta que eligió Santa Vera Cruz porque le pareció hermoso (aparte de que era a lo que llegaba económicamente). “Acá era todo muy virgen. Podía venir con poco dinero, comprar una tierra, ponerme a construir y estaba a mi alcance. Antes de venir para acá hice un curso en el UORCA de constructor, cambié el auto y me compré una camioneta para poder cargarla. Teníamos un bar. Vendemos el bar, alquilamos la casa. Al mes no quedó nada, ni vestigios. Nos fuimos”.
Luis decidió quedarse en el pueblo por el lugar, el paisaje y la gente. Gonzalo comenta que el pueblo “lo volvió loco”, le gustó especialmente la tranquilidad y la posibilidad de ver crecer a sus hijas en ese hábitat. Carolina sostiene que “la verdad te enamorás del lugar”. Habiéndolo conocido, creo que Carolina tiene razón.
[1] La ubicación en coordenadas es: 28°40'45.5"S 66°57'28.0"W
[2] Argentina se divide administrativamente en 24 provincias. Cada una de ellas esa su vez dividida en departamentos y estos últimos en distritos.