La lucha por la tierra: proceso de formación ecologista en medio de mecheros, piscinas y cisternas petroleras.
En los años ochenta y noventa se dio una segunda ola masiva de migrantes de otras provincias para vivir en zonas petroleras debido al boom petrolero y a la colonización dirigida por el Estado; muchos compraban lotes, fincas y terrenos contaminados a precios bastante bajos. Esta situación hacía que el negocio sea doble para la empresa Texaco, la cual se adueñaba de los confines de la Amazonía, los explotaba, contaminaba y lo que no le servía vendía a sus propios trabajadores.
Hay que destacar que, como se señaló en el apartado anterior, esta zona se encontraba poblada, antes de la llegada de la petrolera Texaco, por indígenas kichwa, siona, siekopai cofanes y secoyas, los dos últimos se adentraron a la selva frente a la expansión petrolera. De ahí, que a la llegada de los llamados “colonos”, éstos se asentaron, con cierta facilidad, en las tierras para vivir.
En este contexto en el año 1980 y desde la provincia de Loja, sur de Ecuador, la familia Aldaz Núñez llegó a la comunidad Nueva Quevedo del cantón de Shushufindi, localidad que estaba en crecimiento y se constituía en un territorio en el que confluían colonos, indígenas y migrantes colombianos atraídos por el auge de las petroleras. En ese entonces, las ganancias eran millonarias; un trabajador petrolero podía mantener a una familia pequeña sin problemas.
Su acceso a la tierra se dio con la compra de una pequeña finca por parte del padre de Carlos, muy cerca de lo que ahora se conoce como Recinto el Mirador. En su juventud, don Carlos y sus tres hermanos, al igual que muchos otros hombres que llegaron a Shushufindi, trabajó para la petrolera estadounidense Texaco.
Al igual que la familia de don Carlos, la gente que llegaba al lugar poco a poco fue habitando tierras contaminadas, ya sea comprándolas u ocupándolas, y con el tiempo obtuvo títulos de propiedad. Al momento del acceso a la tierra, algunos de los campesinos eran conscientes de la inminente contaminación ambiental por el petróleo, pero veían esta opción como la única posibilidad de acceder a una propiedad.
Por esto, el hecho de sembrar, cultivar y comer se complicaba porque el suelo y aire estaban contaminados por las piscinas, derrames y mecheros de las estaciones y pozos petroleros de la Texaco.
Hay que precisar que Carlos Aldaz, su esposa y dos hijos decidieron tomar la ruta de la agroecología desde en el momento de su llegada; sin embargo, al llegar al proceso autónomo en el que habitaban, tuvieron que aceptar, entre otras cosas, el hecho de que habitar en tierras y aire contaminado era una realidad.
En ese contexto, los productos básicos llegaban de otras provincias (situación que a la fecha se mantiene), por ello fue necesario que las familias generen un proceso propio de cultivo de algunos de sus alimentos.
Es así, desde 1985 hasta 1990, gracias a la iniciativa internacional para estabilizar precios, el café fue el cultivo que ayudó a estabilizar de alguna manera los ingresos de las familias para conseguir otros alimentos sobre todo en zonas petroleras. En el caso de la familia Aldaz y otras familias de la Comunidad Nueva Quevedo fue distinta.
Devastación ambiental petrolera
La contaminación petrolera provocada por la trasnacional estadounidense Texaco, en sus más de 50 años de presencia en la zona, ha dejado tierras, acuíferos, lagunas y selva contaminadas por las piscinas de desechos, la descarga de aguas de formación, la quema de gas diario, pero sobre todo, por la falta de acción de la empresa y los gobiernos para enfrentar la huella ecológica y deuda ambiental dejados a las poblaciones que hoy, sufren graves problemas de salud. Por ejemplo, los altos índices de crecimiento de casos de cáncer y malformaciones; lo graves daños intestinales ocasionados por beber agua contaminada que en su mayoría proviene de las aguas de formación de los pozos y piscinas.
Entre Abril y agosto del 2016, la UDAPT realizó un estudio, con la participación activa de Carlos Aldaz, en el que se identifican las zonas, niveles y lugares donde los pasivos ambientales dejaron muerte y miseria tanto en la tierra, el agua, la fauna y flora como en la vida humana[1]. Los tipos de cáncer más frecuentes son de estómago, pulmón, útero, colon y piel. De las 1.579 familias encuestadas en el estudio, se encontró que casi 400 de ellas sufrieron cáncer[2], y que aproximadamente 500 personas fueron diagnosticadas con cáncer. Es decir, que en una de cada cuatro familias hay al menos un enfermo de cáncer.
Este mapa forma parte del informe mencionado sobre las afectaciones de la contaminación ambiental en la salud de sus habitantes; enmarcado en la contaminación generada por la trasnacional Texaco. Como se puede observar, los radios de contaminación en color azul representan niveles en metros, con cercanía a un activo de contaminación (pozo, estación, derrame, piscina); mostrándonos niveles y tipos de cáncer. En resumen nos da una idea de cómo las poblaciones, y en particular la de Shushufindi, conviven con altos niveles de contaminación en aire, suelo y agua.
El proceso de recuperación de la tierra
Entre 1980 y 1990, otro factor que afectó a esa zona al igual que otras fronterizas con Colombia, fue la fuerte presencia guerrillera de las FARC-EP, paramilitares y narcotraficantes colombianos. Al paso de los años, la violencia, la prostitución y el narcotráfico se convirtieron en parte de la cotidianidad.
En medio de la violencia generada por los conflictos internos, el narcotráfico y los negocios ilícitos, junto con la creciente contaminación petrolera, la familia Aldaz, como muchas otras, empezó a cambiar el sustento de su vida.
“Nosotros optamos otro camino, la gente usaba los químicos (agrotóxicos) para cultivar café más rápido, sin embargo, nos dimos cuenta que era necesario cambiar, los años pasaban y el microclima cambiaba. La contaminación petrolera y de la tierra avanzaba y había que cambiar”, relata don Carlos.
Además de las consecuencias de la explotación petrolera, entre 1980 y 1993, la intensidad de agrotóxicos proliferó en la zona. Las empresas petroleras se encargaban de vender dichos insumos para fumigar el cacao, el maíz, el café y la yuca. Cabe resaltar, que los agrotóxicos, como el glifosato, son un derivado de los miles que se produce de la refinería de productos petroleros y que han causado la deformación y muerte de miles personas en Sudamérica.
Durante el juicio que interpuso la UDAPT a la petrolera Texaco, fueron descubiertas más de 1.000 piscinas que afectaron a más de 30.000 personas, las cuales buscaron sobrevivir y transformar su realidad en medio de la contaminación petrolera.
Por todo ello, Carlos Aldaz decidió dar un giro drástico a su forma de vida, entonces empezó a formarse para defender sus derechos, lo que años más tarde lo convertiría en un actor referente en su cantón y en la lucha por la reparación por parte de la empresa petrolera.
Resistencia
Paralelamente, como proceso de resistencia, se genera una fuerte organización de indígenas y mestizos frente a la contaminación petrolera. Es en ese ámbito, que surgió el trabajo de la familia Aldaz Núñez para recuperar la tierra contaminada de su finca y convertirla en espacio de reproducción social. Esta recuperación de la tierra no se dio a través de ocupación, toma de tierras, litigios, decretos, etc.; en su lugar las familias de las comunidades que trabajaron con los Aldaz Núñez construyeron otra forma resistencia y de hacer política en el espacio que permite defender el territorio de la explotación petrolera, al mismo tiempo que teje una recuperación de suelos a través de la agroecología.
Gracias a esa labor se recobraron tierras (e incluso fincas) que las empresas petroleras abandonaron o, que en el peor de los casos, fueron de las familias desterritorializadas por los activos ambientales.
En otras palabras, la práctica de sembrar suelos es una práctica política de territorializar la vida, recuperando y defendiendo el territorio tras los miles de hectáreas contaminadas por la explotación petrolera que usurpó las tierras en los años anteriores.
[1]Puede leer el Informe en: http://www.clinicambiental.org/docs/publicaciones/informe_salud_tex.pdf
[2] Esto no significa que todas hayan fallecido.