La Finca Agroecológica Permacultural RICAMA (Riqueza del Campo Amazónico) es una propuesta de la familia Aldaz Núñez desde donde promueve la recuperación del suelo afectado por la contaminación petrolera de la Texaco.
Tiene una extensión de 20 hectáreas y se encuentra en la comunidad Nueva Quevedo (kilómetro 18, a 100 metros del cementerio municipal), ubicada bajo la administración de la parroquia Siete de Julio del cantón Shushufindi, provincia de Sucumbíos. Sus coordenadas son latitud: 0°11'03.7"S y longitud: 76°41'11.8"W.
Nueva Quevedo y su lucha con la explotación petrolera
La comunidad Nueva Quevedo pertenece al cantón amazónico de Shushufindi, municipio que nació a partir de la bonanza petrolera. Shushufindi fue poblado, en su mayoría, por campesinos y campesinas, obreros y obreras que decidieron, tras la bonanza petrolera, construir un hogar en las inmediaciones de la expansión petrolera.
Debido a la potencialidad de los suelos de la Amazonía, donde yacen miles de millones de metros cúbicos de crudo, la transnacional Texaco operó desde 1964 hasta 1990, causando serios daños ambientales. Actualmente las operaciones hidrocarburíferas son realizadas por PetroAmazonas, empresa del Estado ecuatoriano que concesiona los pozos en la zona a diferentes capitales nacionales e internacionales.
“Texaco perforó y operó 356 pozos de petróleo y abrió 1.000 fosas sin ningún tipo de recubrimiento. Ahí arrojó residuos de todo tipo, principalmente petróleo, lodos de perforación y aguas tóxicas, que causaron daños ambientales inconmensurables y deterioraron la calidad de la vida de las comunidades. En total, es responsable del derrame de no menos de 71 millones de litros de residuos de petróleo y 64 millones de litros de petróleo bruto en más de 2 millones de hectáreas de la Amazonía ecuatoriana”, señala el texto la Historia de Chevron-Texaco en Ecuador.
De ahí, que la situación política y ambiental de la transformación territorial de lo que ahora es Shushufindi como cantón tiene una historia muy larga. La defensa del ecosistema, la producción de tierra y la capacidad de defenderse de la trasnacional petrolera, que más ha contaminado el mundo, es toda una proeza de cientos de familias que decidieron hace más de 20 años luchar contra Texaco, comprada posteriormente por Chevron.
De esa forma se creó la Unión de Afectados y Afectadas por Texaco (UDAPT), que es una organización regional que defiende la naturaleza y lucha contra la contaminación que produjo la Chevron-Texaco y que tiene su sede central en Lago Agrio, pero sus integrantes viven en distintos cantones de Shushufindi.
Ellos y ellas tienen nombres. Carlos Aldaz es uno de los integrantes de UDAPT, que en los años ’90 inició una demanda contra esta transnacional. La familia de don Carlos adquirió en los años ‘80 tierras para vivir en una de las zonas más contaminadas de la Amazonía y, tras las consecuencias de ello, desde su Finca RICAMA recupera los suelos para tener una vida digna.
Vista de una enramada de tubos de acero que transportan petróleo, muy común verlos en las carreteras. Este pertenece muy cerca del camino rumbo a la Finca RICAMA
El despojo en la Amazonía por parte de las petroleras se dio conforme avanzaban la exploración y explotación del recurso no renovable. En los años ‘50 y ‘60 del siglo pasado, los indígenas eran los que habitaban la zona, que poco a poco fue poblándose con personas provenientes de las ciudades y otras regiones del país así como de la zona fronteriza con Colombia. Los colonos como la familia Aldaz, compraron fincas o le fueron dadas como pago por trabajar en las petroleras, muchos de ellos sin saber que estaban contaminadas.
Con el paso de los años las familias crecieron, tomaron tierras y ampliaron sus comunidades. La defensa del territorio y el derecho a una tierra digna y sin contaminantes se dio con la demanda internacional que ejecutaron afectados y afectadas por la empresa Texaco.
En este recorrido hablaremos de cómo las familias de la zona enfrentaron los altos niveles de contaminación de las aguas superficiales, los suelos y la calidad del aire en la zona, producto de la larga y violenta explotación petrolera, y, a modo de mantener su territorio, crearon estrategias para curar los suelos contaminados.
Esta territorialidad ha optado por adoptar una forma diferente de vivir, luchar por la tierra y alejarse lo más posible de la contaminación en dos frentes: unidos en la organización contra la contaminación y sembrando suelos a nivel familiar.