Actualmente en el recinto San Martín, algunas familias están poniendo en práctica alternativas en cuanto a la recuperación y reparación del suelo, gracias al impulso y asesoría de la Clínica Ambiental, que se constituyó en un referente externo de apoyo. De esta manera surge la aplicación de la agroecología para los cultivos, que se producen de forma orgánica sin el uso de químicos.
Después del duro proceso que han tenido que resistir los comunarios de San Martín a consecuencias del Plan Colombia, en su quehacer dentro de la agricultura ponen en práctica propuestas que se encuentran impregnadas dentro de su bagaje cultural y se retoman aquellas de reciprocidad que fueron opacadas por las presiones económicas y sociales de un sistema donde no entran este tipo de actividades por el simple hecho de no dejar réditos económicos. Estas prácticas alternativas en la agricultura que tienen estrecha relación con su percepción de la naturaleza como medio de subsistencia.
“Ahora al ver que la tierra está dando frutos, me hace dar cuenta que valió todo el esfuerzo que pusimos, que somos un Recinto fuerte y luchador”, asegura don Vicente Garrido.
Apuesta por la agroecología
A raíz de ello, en el Recinto hay un terreno comunitario que comprende de dos hectáreas en la que se practica la agricultura orgánica a base de mingas comunitarias en las que se cultiva maíz, arroz, entre otros productos, cuya comercialización sirve para solventar los gastos requeridos por los dirigentes del Recinto para las gestiones externas.
La ayuda dentro de la comunidad también se ve en el apoyo que brinda la gente a las personas que, por causa de enfermedad u otro motivo, no pueden realizar su actividad habitual dentro de la finca como es la atención de los animales, la cosecha y la limpia de los cultivos, con el fin de que no decaigan los mismos. La pesca y la caza de animales como el venado, tapir o capibara se los realiza entre tres o cuatro familias de San Martín, convirtiéndose en una opción para compartir también con el resto de la comunidad.
Por otro lado, se pusieron en marcha algunas actividades para reactivar el estado vivencial de los niños que sufrieron todo este escenario de violencia, impulsando un programa de alegremia con festivales culturales en las escuelas, festivales anuales de cine para niños y jóvenes; y otras propuestas por medio de las cuales se conoce sobre la problemática de la zona. Así los niños se involucraron en el cine, fotografía, haciendo cortometrajes que reflejan la realidad del sector.
También en las escuelas de la zona se hace anualmente un trabajo participativo con los niños, denominado parlamento, que consiste en la reunión de maestros, niños y padres de familia para abordar problemas y realidades de la comunidad y, a la vez, presentar propuestas en busca de soluciones. Los festivales, además, son espacios de reagrupación familiar, en ellos se recupera la alegría, los padres comparten y juegan con sus hijos.
Dentro de esta comunidad, se tiene un importante conocimiento de las plantas medicinales, cuyo saber ha sido transmitido generacionalmente. La gente cuida y valora este cultivo y su conservación ya sea cerca de las casas o en la montaña, concibiendo que en cualquier circunstancia puedan salvar la vida de las personas.
Mediante el apoyo externo que ha recibido San Martín, a través de la Clínica Ambiental, las familias campesinas del sector entraron en un proceso de dar solución al deterioro social, ambiental, económico y cultural que atravesaron durante el programa colombiano. Siendo la recuperación del suelo, una de las actividades que les satisface internamente por el gran significado que para ellos tiene la naturaleza, el bosque y la montaña mediante los cuales gira su universo de símbolos y significados. Y al mismo tiempo van reestructurando su ser y estar en el mundo.
Si bien, la propuesta agroecológica aún no es asumida por todas las familias del Recinto San Martín, se tiene la viva convicción de que aquellos que lo hacen son una clara referencia para incentivar al resto de la población.
En este proceso de recuperación del suelo existe una herramienta que no solo ayuda a este objetivo, sino que, a la vez, respeta en un gran porcentaje el entorno es la permacultura que se convierte en un hábito dentro de las familias que decidieron adoptar esta forma de recuperación del suelo.
La permacultura tiene elementos cíclicos desde el uso de los desechos orgánicos, animales, vegetales y humanos hasta el tema del aprovechamiento de recursos naturales como el sistema de recolección de agua y la estufa rocket.
La elaboración de huertos, composteras, gallineros móviles, entre otros son elementos que aportan fundamentalmente con el contexto en el cual las familias del Recinto San Martín garantizan que sus productos de una manera paulatina serán 100% libres de químicos.
Este proceso es lento, pues hay que tomar en cuenta que el efecto del Plan Colombia es profundo y doloroso, pero —como menciona la propuesta de la Organización Clínica Ambiental— “La recuperación integral de una comunidad, siempre inicia desde el suelo, desde sus raíces”.