Intag es un territorio caracterizado por la fauna y flora biodiversa, por una importante red hidrográfica que recorre todo el territorio, por la variada producción que incluye prácticas agroecológicas y por la presencia de vestigios arqueológicos. “En sus pisos climáticos, los bosques de alta biodiversidad de flora endémica acogen gran variedad de aves únicas como: el gallo de la peña andino, cóndor andino, tucán andino, piquilaminado, arpía, colibrí pico de espada y otros. Además, también se encuentran mamíferos en peligro de extinción como son el oso de anteojos, el tigrillo, el jaguar, el mono araña, el mono aullador, el tapir de la costa (Japan Internacional Cooperation Agency, 1996).
El diagnóstico arqueológico realizado por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador identificó numerosos vestigios arqueológicos y bienes culturales en los que destacan numerosas tolas y pirámides procedentes de la cultura Kara (Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador, 2005)”[1].
La población de la provincia de Imbabura llega a los 181.175 habitantes y 40.036 el total del Cantón Cotacachi[3], si se compara con el dato provincial, no llega a ser mayor al 6% de toda la población provincial, y el 27% de la población cantonal.
Como se puede observar el Cantón Cotacachi es mayoritariamente rural, más de las tres cuartas partes de su población está ubicada en la zona rural; las parroquias García Moreno y Peñaherrera no posen población urbana, son netamente rurales.
Cotacachi es un cantón intercultural, conviven de manera armoniosa el pueblo kichwa, el pueblo afrodescendiente, el pueblo montubio y también población que se autodenomina mestiza. Como se observa en el siguiente cuadro, la población mayoritaria es la indígena, quienes se encuentran ubicados en la zona andina. En el caso de Intag la población mayoritaria es mestiza, pero también hay comunidades indígenas y afrodescendientes.
Durante las primeras décadas del siglo XX, pequeños grupos de poblaciones cercanas de la provincia de Pichincha, como San José de Minas comenzaron a poblar la zona y se fueron constituyendo varias de las parroquias de Intag entre 1920 y 1940. La población bajó del Valle del Chota, lugar donde se asienta parte de la población afroecuatoriana, que fue traída durante la colonia por los Jesuitas, en calidad de esclavos para el trabajo en las haciendas cañeras.
La vida en este territorio se centra en la producción agropecuaria sustentable, producción campesina diversificada y amigable con la naturaleza; las familias dividen la producción, la cosecha de una parte de la chacra está destinada a la alimentación de la familia, canasta que se complementa con la compra de productos como la sal, aceite, arroz, entre otros; y la otra parte de la producción es para vender afuera, ya sea en la ciudades más cercanas Ibarra o Cotacachi, en la actualidad se exportan algunos productos agroecológicos.
“[cultivamos] el plátano, la yuca, el frejol, el morocho es la que más se dedica y es más consumo local, de otros productos igual que se cultiva como la naranjilla, el tomate de riñón, el de árbol y son productos que salen el café orgánico y las cañas esos son productos que salen de aquí a la ciudad” (M.R., 2016).
Otro campesino de la zona ratifica esta información, “la naranjilla es para la venta, igual hay aquí algunos que se dedican a la leche para la venta, igual en agrícola así por ejemplo hay temporadas en que se siembra el maíz, el frejol, hay frutas también, el café por ejemplo…” (M.E., 2016).
La economía campesina se organiza en torno a una división de roles entre actividades que realizan los hombres y otras de las que se ocupan las mujeres, como el trabajo de sostenimiento de la casa, cuidado de niños, niñas, enfermos y personas de tercera edad; a este trabajo se suman las tareas del ámbito productivo como la crianza de especies menores, procesos artesanales de transformación, cuidado de la chacra familiar, participación en mingas y espacios comunitarios. A pesar de que en las zonas rurales el trabajo de la casa suele ser más compartido al interior del núcleo familiar, la carga global de trabajo de las mujeres campesinas indígenas y afrodescendientes es muy alta[1].
“Bueno casi que las actividades que enumeré son de hombre, por lo tanto lo que uno puede hacer es irles a ayudar, pero no es una actividad netamente de las mujeres, sino de los hombres, practicamos de los tipos de productos y algunos son solo para el consumo familiar y otros son para la venta afuera y lo bueno es de que del consumo familiar se está sembrando orgánicamente no se está poniendo químicos, en cambio los productos que es para que salga al mercado, por lo que es bastante la cantidad de producción, todo eso hace que tengas que utilizar ya químicos” (M.R., 2016)
(...)
Descargue el documento completo.
[1] Según los datos proporcionados por el INEC, con la Encuesta de Uso de Tiempo 2012, las mujeres que viven en la zona rural trabajan 22 hora más que los hombres, durante una semana.
[1] Colectivo de Investigación y Acción Psicosocial Ecuador. “Intag una sociedad que la violencia no puede minar”. (Quito: 2015). PDF. 12
[2] INEC, Censo de Población y Vivienda. 2010.
[3] INEC, Censo de Población y Vivienda. 2010.