Otra economía si es posible, la gestión de la tierra y territorio desde la comunidad
El caso Intag es emblemático, su ejemplo de resistencia en estos años abrió al país entero a debates que se creían superados o no existentes, al omitirlos. Resaltamos dos aspectos que colocan el proceso organizativo y de resistencia de Intag, en una perspectiva diacrónica para dimensionar su papel en la historia:
· El cuestionamiento implícito al modelo de desarrollo como parte del sistema capitalista, donde la Naturaleza es la fuente inagotable de materia prima, por tanto la tarea del ser humano no es solo dominarla, sino también explotarla. En este marco, obviamente las empresas mineras no están interesada en incorporar tecnologías que cuiden la biodiversidad y medidas adecuadas para la vida comunitaria, mucho menos aún, si estas medidas bajan el nivel de ganancia de la empresa.
· Demuestra la posibilidad de generar otras actividades económicas no vinculadas a la lógica extractivista, aunque si competitivas en el mercado, actividades que son reconocidas y promovidas de manera colectiva, comunitaria, organizativa, y que aportan en la construcción en la economía local y nacional, esto rompe con la lógica de ser dependientes de las grandes empresas.
Rechazar la implementación de proyectos mineros, fue la actitud inicial que tuvieron los campesinos y campesinas de Intag, pero en tanto caminaba la resistencia, se empezaron a desarrollar de manera acelerada algunas alternativas económicas, válidas y firmes, que mostraron a las autoridades y a la sociedad, que es posible el desarrollo de un territorio sin implementar prácticas extractivistas. El eco-turismo se está convirtiendo en un importante motor de la economía de la zona. Los pobladores de Junín han construido una cabaña que permite a los turistas disfrutar el bosque tropical nublado. A este emprendimiento, se suman otros proyectos productivos.
La agroecología pasó de ser una práctica ancestral y cotidiana de las comunidades a ser un concepto político para el modelo de desarrollo en general, y modelo agrario en particular. La agricultura campesina y comunitaria va contracorriente, su núcleo central no permite la acumulación, por el contrario se basa en las relaciones de solidaridad para garantizar la vida de todos los miembros de la comunidad con el uso racional de los recursos de la selva, el bosque, el páramo, etc. Si bien en Intag también se utiliza productos químicos para combatir plagas y abonar la tierra, a la par se utilizan prácticas agroecológicas. Son estas prácticas las que se han fortalecido, retomando conocimientos ancestrales o con apoyo técnico especializado.
Existe una diversidad cultural en Intag, se encuentran mestizos, indígenas y afroecuatorianos, permitiendo construir un reconocimiento de esta diversidad y la interacción de saberes y prácticas comunitarias. La vida en comunidad es su principal característica, las prácticas colectivizadas rigen sus formas de organización territorial. Este factor es la base de otra propuesta de Desarrollo que quiere vida en armonía para las personas y para con la naturaleza. Un desarrollo sostenible socialmente, porque son las comunidades quienes trabajan en acuerdo con las autoridades e instituciones; y a la vez que sea sostenible en el tiempo, para esto no se puede acabar con la naturaleza, ella es parte del proyecto, por tanto los “recursos naturales” deben ser más que recursos, son parte de la estructura que sostiene la vida de humanos, animales y plantas.
Este modelo de desarrollo propone la articulación de varias áreas de producción y servicios, entre las principales se cuenta con la producción agrícola tradicional, la transformación de productos lácteos, la venta a través de comercio justo de productos agroecológicos, el incremento de producción de especies no tradicionales como la cabuya, el ágape, el aloe vera, entre otros, que serán transformados para su venta. Por otra parte, se cuenta con actividades de crianza de especies mayores, menores y el uso adecuado de sus desechos para la producción de bio-gas. Además, se tiene la elaboración de artesanías como bolsas, carteras y cinturones de las fibras de la planta de cabuya para la venta local y en Otavalo, y también para exportación a Japón y los EE.UU. Se están produciendo jabones y champús hechos artesanalmente.
El turismo comunitario y ecológico es otra de las actividades que forman parte de una propuesta de desarrollo económica diversificada, ecológica y rentable; y también hay un proyecto en marcha para construir pequeñas represas hidroeléctricas en la región utilizando los ríos de Intag para generar electricidad. En la construcción de estas múltiples propuestas la cooperación nacional e internacional, organizaciones sociales, gobiernos locales afines y otros actores, han jugado un rol importante.
En el 2014 se presentó a elecciones el Movimiento Vivir Bien, con una clara tendencia de cuidado de la naturaleza y crítico a la política extractivista. Esta agrupación llega al gobierno municipal e incluye en la agenda el fortalecimiento de propuestas alternativas a la minería. A pesar de los procesos de cooptación, división y amedrentamiento a las comunidades que rechazan la minería, el gobierno cantonal sigue trabajando con la participación activa de las comunidades.
Con la mirada en el futuro:
Respecto a la latencia del conflicto con la minería “sabemos que estamos en desventaja y que ahorita Correa está tratando de callar a todo el mundo que es complicado, aun sabemos por ejemplo, que mientras no se explote hay todavía esperanzas y que se podrá en alguna forma hacer resistencia, como por ejemplo en el tema legal, los Derechos de la Naturaleza que son los que primero se va a violentar. Entonces creo que por ese lado podemos hacer y tratar de mejorar todas las cosas que están haciendo mal legalmente”[1]
Hombres y mujeres en Intag siguen aferrados, luego de casi dos décadas de resistencia, a su territorio, a sus cultivos, a sus productos, a sus paisajes y ríos, creemos que en suma este apego es a la vida.
[1] M.R. Entrevista. Junio 2016.