Impactos del extractivismo y represión
La construcción de la planta hidrocarburífera en el campo El Dorado por parte de YPFB Gran Chaco, área que está rodeada por el Territorio Originario Indígena Campesino Guaraní de Takovo Mora implica un cambio importante en la vida de las comunarios, en especial de los comunarios de Yateirenda que han sufrido en su propia comunidad los impactos de esta construcción, tanto por el tema de la represión como por la explotación económica y social que significa la cercanía de un trabajo de esta envergadura en este lugar.
El problema inicia cuando el gobierno central omite la realización de una consulta previa bajo el argumento de que el campo El Dorado no está siendo explotado aún y que está ubicado en tierra privada, situación que no ameritaría que se realice la consulta previa establecida en la CPE.
Ante esta situación, los comunarios de Yateirenda llevaron su preocupación primero a la Capitanía de Takovo Mora y después a la APG, donde recibieron en pleno el respaldo del pueblo guaraní, que orgánicamente iba a organizarse para garantizar que los trabajos de los campos El Dorado y Chivato cesen.
Posteriormente, las comunidades indígenas de Takovo Mora intentaron dialogar con el gobierno de diferentes maneras sin resultados óptimos. Según el informe de la Defensoría del Pueblo (2015), la dirigente de Yateirenda, Wilma Arredondo, fue citada a una reunión en Santa Cruz para negociar antes del bloqueo, sin embargo, en la APG se decidió que no se iba a permitir que Wilma vaya a dicha reunión sino más bien que la misma debía llevarse a cabo en Yateirenda donde la comunidad en pleno garantizaría la seguridad de los asistentes.
“(...) antes del mes de agosto, ya habíamos visto la actuación de YPFB Chaco, con la empresa YPFB tenemos un grupo de relacionadores comunitarios, (...) [quienes sostienen] la relación [entre] la Capitanía y justamente habían entrado tres empresas que ya estaban haciendo el trabajo pero no nos avisaron.
Como nosotros tenemos el convenio para tener (...) conocimiento de qué empresa está entrando (...) preguntábamos para qué [ingresaron las empresas] y nos dijeron que había un trabajo pendiente que había que terminar (...) y (...) que no tenía conocimiento de la consulta, que [habían] hecho antes un estudio de recolección, que nosotros [la APG] ya estábamos plenamente de acuerdo (...) pero de los pozos [petroleros] no sabíamos, [que la empresa] había hecho un seguimiento que habían pozos dentro del territorio, entonces cuando nosotros fuimos ya estaban haciendo la planchada.” (Informe Defensoría del Pueblo, agosto 2015)
Horas después de esta determinación iniciaría la represión que se quedará marcada para siempre en la memoria de Yateirenda. A las 16:30 so pretexto de desbloquear el camino cerca de 500 efectivos policiales ingresaron a la comunidad y empezaron a gasificar casas, ingresar por la fuerza a varias, detener gente, incluyendo menores de edad.
Muchas mujeres huyeron al monte con sus hijos, con lo poco que tenían encima, muchas criaturas extraviaron a sus madres y varios ancianos y ancianas se desmayaron porque no habían conocido nunca antes el efecto de un gas lacrimógeno.
“Esto nos pasa porque nos hemos movido lejos, no hemos cuidado la tierra. Los iyas nos han abandonado. Se han quedado (los policías) en el tinglado varios días, no podíamos comer, ni caminar, ni nada” (Hilda Gavino, mayo 2016)
Las mujeres pudieron salir del monte varias horas después para regresar a una Yateirenda totalmente ocupada por policías, casi uno por cada habitante, que se quedaron varios días en el tinglado de la población.
Ha pasado más de un año de estos momentos y el desafortunado evento ha sido conmemorado por los habitantes de la comunidad y autoridades de la APG en la misma comunidad, recordando lo que significó para todos y cómo ha cambiado la vida de varias personas de la comunidad[1].
[Foto de Thomas Heusser]
[1] En entrevista directa es fácil evidenciar que al menos dos comunarios han quedado con problemas motores posteriores a la represión. Ambos con dificultades para respirar y moverse con tranquilidad, aparentemente las costillas habrían sido dañadas. Posteriormente no recibieron ningún tipo de tratamiento porque tuvieron dos meses intensos de gente entrevistando a toda la comunidad sin devolver nada a cambio, situación por la que es relativamente dificultoso ingresar a Yateirenda.