Caimito se convierte en un territorio aislado debido al desinterés que suscitó la destrucción de la ruta costera que llegaba hacia la parroquia de Muisne en la provincia de Esmeraldas y que conecta con la capital de la provincia que lleva su mismo nombre. Debido a este aislamiento y al trabajo de la población local, es que se ha logrado la conservación del bosque y el fomento de la cultura campesina agrícola en el sector.
En la actualidad la comunidad de Caimito cuenta con tres formas organizativas principales, aunque no toda la población participa en todas. La una es la Asociación Ecocacao, que es una organización que apoya al cultivo orgánico del cacao y su comercialización. Quienes pertenecen a esta asociación no son solo caimiteños sino gente de otros territorios cercanos.
Tras varias reuniones y acuerdos inter-comunitarios y con alguna gente de fuera, se estableció también un proceso de turismo comunitario que dio lugar a la Asociación Caimito Sustentable. Este proceso ha dado lugar a la generación encuentros colectivos para la construcción de infraestructura no solo para el turismo sino para el disfrute local como por ejemplo la construcción de la ramada de la playa. Una estructura hecha de caña guadua y paja que fue hecha para el resguardo del sol, la lluvia, cuenta con un fogón donde la comunidad realiza comidas colectivas y es un sitio donde poder acampar a orillas del mar, cuenta además con un baño seco.
Otro proceso local importante que se relaciona con el anterior es la creación de la organización de mujeres para el desarrollo local y de conservación del bosque. Las mujeres se han organizado para dotar de servicio turístico a quienes llegan al lugar a través del comedor comunitario. Este existe en lo que anteriormente fue la escuela de Caimito, ahí las mujeres se turnan para alimentar a los turistas o voluntarios que también llegan para trabajar en las faenas comunitarias especialmente en agroecología. A este comedor se ha sumado otro espacio para hospedaje, para este fin se cuenta también con la casa comunal de lo que el algún momento pretendió ser una ecoaldea y que ahora sirve a la gente local.
Cabe destacar el rol de Fabiola Mosquera, presidenta de la Asociación Caimito Sustentable, quien nació en el lugar y ha logrado mantener el tejido social de la comunidad para la consolidación de los procesos locales de conservación. Ella junto con su esposo son parte de la gente que se ha mantenido en la zona con el objetivo de cuidar el territorio para las futuras generaciones.