Son muchos los problemas que han generado una fuerte división comunitaria, sin embargo quienes pretenden seguir manteniendo el bosque han fortalecido su procesos organizativo legitimándolo a través de las asambleas, contrariamente a quienes pretenden construir la carretera de manera forzosa y unilateral. También se han buscado alianzas con quienes tienen terrenos en la zona que, aunque no vivan ahí, tienen el interés de conservar el lugar.
Debido a la evidente ilegalidad de la carretera en cuestión, el avance por el momento ha sido paralizado, sin embargo la amenaza está latente pues a nivel regional el megaturismo está en proceso y los caminos de acceso a la zona como proyectos estatales están en marcha. Caimito se debate entre la facilidad que les brinda la apertura de la carretera que le conecta con los demás poblados, pero es la apertura a otros caminos como la carretera que quiere abrirse paso a la playa con intereses particulares.
La gente de Caimito sigue organizada y fortalecida, a pesar de todo este sigue siendo uno de los últimos lugares del chocó donde la gente se organiza para vivir con el bosque y el mar.