Tariquía es el nombre del Distrito 8 del Municipio de Padcaya, así como de la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía (RNFFT), creada por Decreto Supremo 22277 en 1989, elevado a rango de Ley, Nro. 1328 en 1992, y abarca una extensión más grande que el distrito, en las provincias Arce, Gran Chaco, O´Connor y Avilez. Como Distrito aglutina a 10 comunidades campesinas que están representadas en la Subcentral Tariquía, que es un nivel intermedio de la estructura sindical campesina.
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RESERVA NACIONAL DE FLORA Y FAUNA TARIQUÍA
La Reserva de Tariquía, se creó frente al proceso de deforestación y extracción ilegal de maderas preciosas, así como para resguardar 246.870 hectáreas, del bosque tucumano boliviano, ecosistema principal de la región y único en el país; para mantener y proteger las funciones ecológicas centrales: “la producción y purificación de los ríos Bermejo y Grande de Tarija” (Ayala, 2004: 58), regular los caudales hídricos; y proteger la flora y fauna del lugar (Ídem.).
La Reserva pertenece fisiográficamente a la cordillera oriental sur, existiendo en su interior dos conjuntos de serranías, e hidrográficamente a la Cuenca del Plata, con sus más importantes afluentes que son los ríos Orozas, Chiquiacá y el Río Grande de Tarija. Las por lo menos 609 especies botánicas existentes en la Reserva, incluyen árboles de maderas preciosas y de alta cotización en el mercado, como el cedro, el ceibo, el nogal, y especies como el lapacho y el urundel. La zona es rica en fauna: 58 especies contabilizadas, entre las cuales subsisten 13 que están en peligro de extinción, -el jukumari u oso andino, el anta, el jaguar, la taruca, el carpincho, el oso hormiguero, entre otras-, (Ayala, 2004 y El País, 2012). La existencia de ríos y sus afluentes hace que Tariquía tenga identificadas 64 especies de peces. El clima y las condiciones geográficas permiten la existencia de colmenas de abeja que han pasado a jugar un rol muy importante para las comunidades de la Reserva.
Desde su creación en 1989, la RNFFT, estuvo administrada por la Ong PROMETA, hasta 1997; luego por coadministración entre PROMETA y el Ministerio de Desarrollo Sostenible desde 1997 hasta 2002, y desde el 2003 hasta ahora, por el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP).
Tariquía: un caso de lucha por el respeto a los espacios de vida
El caso de las comunidades de Tariquía puede caracterizarse como un proceso de lucha que, frente al peligro del ingreso de empresas petroleras, ha sido llevado adelante por las mujeres y la Subcentral sindical de Tariquía, por el respeto a su forma de gestión de la tierra y su entorno. Esta gestión combina la propiedad familiar campesina, y de tierras comunes para una extendida práctica de pastoreo de ganado, (ganado trashumante), que fueron establecidas desde mucho antes de la creación de la Reserva, en este sentido, un elemento importante a evidenciar es que además, después de que se crea la Reserva Nacional, se establece la llamada “zona núcleo” que es la zona delimitada en la cual está prohibido realizar cualquier tipo de actividad humana, considerando la gran biodiversidad de este lugar. Esto le otorga a la lucha que realizan las comunidades campesinas un carácter muy importante, puesto que se trata de la defensa de una región que es refugio de especies en peligro de extinción y un rico y único ecosistema en el país. Es decir el proceso de lucha que realizan tiene que ver con sus terrenos productivos aptos para agricultura y ganadería, pero también con el cuidado de los espacios de otras formas de vida.
Los protagonistas centrales de lucha por la Reserva son familias campesinas, mujeres y el Sindicato de Tariquía donde las familias están representadas.