Puerto Prado es en este momento una comunidad modelo, ejemplar, una comunidad que camina hacia la autosostenibilidad a pasos firmes. Sus pobladores, agrupados alrededor de su actual presidenta lograron el reconocimiento del Estado peruano como comunidad nativa en un contexto en el que las oficinas gubernamentales encargadas de dar el visto bueno a las solicitudes recibidas negaban por lo general tal posibilidad.
A pesar de la importancia que tienen las comunidades campesinas y nativas en términos de extensión territorial y de lo que aportan a la economía y al bienestar de la sociedad, tienden a ser invisibilizadas por el Estado y la sociedad peruana. Es más, en años recientes los poderes político y económico han optado por asociar a las comunidades con el atraso, lo cual ha conducido a una serie de cambios normativos que apuntan a debilitar el régimen de propiedad comunitaria en favor de la propiedad individual.
Conscientes de esa fragilidad, la comunidad de Puerto Prado se involucró decididamente en la creación de un Área de Conservación Privada (ACP), un novedoso estatus de conservación que permite a los posesionarios el acceso a una mayor seguridad jurídica sobre sus predios así como a mecanismos de compensación por la prestación de servicios ambientales y otras formas de conservación.
Las ACP constituyen, además, una novedosa herramienta de lucha contra la deforestación y la degradación de los ecosistemas más frágiles al reconocer el esfuerzo de los propietarios privados, particulares o comunitarios, como en el caso de Puerto Prado, que se comprometen a manejar sus territorios de acuerdo a un plan aprobado y fiscalizado por el Ministerio del Ambiente.
En el Perú el modelo se ha venido implementando desde fines de la década del siglo pasado con muchísimo éxito. La primera ACP fue creada en el año 2004 por una comunidad campesina del bosque seco de Lambayeque, en el litoral costero bañado por el océano Pacífico, y desde entonces se han sumado 74 más a una red que en la actualidad protege más de 250 mil hectáreas del territorio peruano. La ACP Paraiso Natural Iwirati fue la primera área de conservación privada comunal de toda la Amazonía peruana.
Adicionalmente, la comunidad ha creado en alianza con una importante ONG local el Bosque de los Niños "?w?ratikuara ?krantsenkana Puerto Prado", un bosque de doce hectáreas donde niños y adolescentes de la propia comunidad realizan actividades de educación ambiental y conservación de los recursos. “Los niños son el futuro de nuestra comunidad, concluye Ema, estoy segura que entre estos que ahora siembran caobas y moenas mientras aprenden los nombres de cada uno de los palos del bosque (árboles), estará la nueva Ema, o el nuevo César, o el nuevo Kokito”.