La familia Ríos y su tradición
“Hemos ido buscando caminos hacia la libertad y la hemos ido encontrando”
Jhon Ríos, Campesino
Colombia tiene además de su riqueza natural, una significativa pluralidad de culturas con vocaciones variadas que pueden convivir sin ningún problema y que muchas veces cambian dependiendo el lugar o región, incluso en una misma región como Antioquía existen sub-regiones con tradiciones y costumbres diferentes, el Norte de Antioquía, por ejemplo, al contrario del Oriente, es una comunidad de tradición minera y pesquera, con formas de vida que son muy similares al poblador de la costa Atlántica, sabiendo que su vida gira alrededor del río Magdalena.
A pesar de ello, la sub- región del Oriente de Antioquía no tiene vocación territorial enfocada a la explotación minera que escasea, y por tanto, el enfoque es más agrario; situación que históricamente ha permitido que estos territorios mantuvieran sus riquezas naturales, con abundante patrimonio hídrico y tierras fértiles, donde las personas preferían ubicarse para vivir.
La familia Ríos originaria de esta región, es muestra de la conformación tradicional católica y patriarcal en la que los miembros del hogar cumplían diversos roles sociales, donde la mujer ejercía el papel de “esposa y madre” cuidando de las tareas de la casa y los niños, mientras que el padre era la figura jerárquica a la que se le debía consultar las decisiones más importantes, cumpliendo la función de abastecer la alimentación necesaria. Asimismo los hijos eran parte fundamental que impulsaban la economía y ascenso social, siendo normal y aparente que familias campesinas como esta, tuvieran hasta 12 hijos.
Del mismo modo, el municipio de La Ceja del Tambo se ha basado en una economía tradicional campesina en la que se producían alimentos en diferentes pisos térmicos, que daban para cultivar productos como el tomate de árbol, café, plátano, caña de azúcar, maíz, frijol, papas, legumbres, hortalizas, frutas tropicales y de clima frío como naranjas, mandarinas, aguacates, moras, lulos, guayabas, entre otros.
Sin embargo, en los últimos 20 años en Colombia al igual que varios países de América Latina, las agroindustrias se han ido instalando en los territorios con mayores riquezas hídricas, acaparando las propiedades y la fuerza de trabajo de gran cantidad de habitantes rurales, que se permutan del campo hacia la ciudad, para conseguir un salario mínimo y tratar de garantizar unas mínimas condiciones de dignidad para la subsistencia. Pero este no es un trabajo muy deseado, de hecho es una medida desesperada para lograr mantenerse en el territorio, logrando escasamente recuperar energías para invertir toda su fuerza de trabajo al día siguiente.
En este contexto, se evidencia que en Colombia hay una falencia de orden estructural, que carece del reconocimiento de los Derechos Humanos, negando políticas agrarias incluyentes para dignificar la labor del campesinado. Se hace urgente la implementación de una Reforma Agraria Integral[1], para garantizar que las comunidades ancestrales puedan vivir dignamente en la ruralidad.
Todas estas condiciones por las que pasan las comunidades, no son ajenas en el municipio de La Ceja del Tambo, inclusive allí se vienen generando unas condiciones socio-ambientales, familiares y una salud laboral perjudicial, en tanto se vulneran los derechos básicos del trabajador y la seguridad social de la cual no se responsabiliza el agro-industrial, pues recurre a la sub-contratación que goza de amplias garantías en la flexibilidad laboral que le otorga la ley para contratar y despedir sin altos costos[2].
Con este panorama, es lógico que los habitantes urbanos 46.447[3] sumen más que los rurales 6.914, dando muestra del cambio demográfico[4], al pasar de campesino (a) a jornaleros (as) o trabajadores rurales, con viviendas sub-urbanas, siendo la agroindustria del cultivo de flores la fuente que genera mayores empleos para la población con mayor vulnerabilidad.
De esta manera, el índice de pobreza multidimensional en 2005 suma en Colombia 70%, en Antioquia 46% y en el municipio de la Ceja del Tambo 40%, a pesar de estar por debajo de la media nacional, la cuestión es preocupante, teniendo en cuenta que casi todo el núcleo familiar debe laborar para lograr sostener los gastos del hogar, que en ocasiones son mayores a los ingresos; sumándosele a la mujer el rol de ama de casa.
Respecto a lo anterior, el caso de Jhon Ríos es excepcional considerando que aún se mantiene en la ruralidad ejerciendo las labores del campo, siendo autónomo e independiente al sistema laboral y salarial imperante en la sub-región.
[1] Pliego de peticiones de la Cumbre Agraria, campesina, Étnica y Popular.
[2] Gonzales E. 2014“Las mujeres en la industria colombiana de flores”.
[3] Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas – DANE –
[4] Cambio reflejado en la proyección del Censo poblacional del año 2005, donde los habitantes urbanos eran 38287 y los rurales 7981.