El pasaje de un sistema productivo individual de ganadería a otro colectivo implica una serie dificultades de índole económica pero también cultural. La cultura productiva local apunta a una ganadería de subsistencia que convive con una ganadería empresarial de diferentes grados de modernización. Los integrantes del grupo, como asalariados de estas empresas o como tenedores de ganado propio, conocen las diversas tecnologías y estrategias para lograr retorno sobre el capital que manejan. La estabilidad del uso de un campo público permite una proyección razonada, consensuada y colectiva de un sistema productivo distinto y autogestionado. Los desafíos culturales están presentes y el proceso recién está empezando como para sacar conclusiones muy precisas. De todas maneras esto ocurre en más de 100 experiencias de ganadería colectiva que tiene lugar en todo el país y tiene aún mucho de experimentación, de estudios pioneros y primeros resultados.
Quizás la expectativa más explícita en la dimensión social sea la búsqueda de la permanencia de las familias en la localidad, el arraigo a un lugar que ha experimentado un éxodo rural importante, simbolizado en la imagen de la “tapera”: el rancho abandonado que entristece el paisaje con su soledad amenazante.
Luego de acceder de forma precaria a pastoreo en tierras del INC y ante la eventualidad de que se concrete la adjudicación al Grupo Centurión se plantea la pregunta de: ¿Hacia dónde ir grupalmente? Como forma de contribuir a la exploración de alternativas y conociendo el devenir de otras experiencias productivas, realizamos una discusión critica de los distintos proyectos a construir. De forma sintética vemos que existen, tres posibles alternativas: 1) Que el acceso a un campo otorgue estabilidad al colono y una renta barata y entonces sigan haciendo lo que hacen desde lo productivo; 2) Que se implemente un sistema de producción avanzado, que genere diferenciación entre los integrantes y que pocos concentren más capital y; 3) Que se implemente un sistema de producción avanzado con vínculos de cooperación productiva y/o de formación.
Creemos que la tercera alternativa es la reafirmación de un proyecto socio-político, en el sentido de servir a los intereses de los trabajadores rurales, que trascienda los límites del perímetro del campo que se explota y se proponga el desarrollo de proyectos realmente alternativos y genuinos. Es central el desarrollo de un sistema de producción que logre adecuados niveles de producción, generando una adecuada remuneración del trabajo de los colonos y que mantenga o mejore la calidad de los recursos naturales. Que no genere desigualdades entre los integrantes del grupo, que atienda las distintas realidades y procure la igualdad de oportunidades al interior del grupo. Para esto es importante compartir los saberes de los integrantes del grupo y nutrirse de nuevos saberes para gestionar mejor la base productiva, establecer un lineamento claro de arbitraje para que no existan asimetrías en el capital disponible, así como establecer instancias de asociación y cooperación con otros grupos, ya sea desde la formación o en actividades productivas compartidas. Esta tercera vía da un sentido socio-político potente a la experiencia de defensa del territorio y acceso a la tierra, ya que se reafirma como una alternativa posible y que colabora con otros en el desarrollo de experiencias similares.