Sembrando resiliencia
Don Francisco y toda la AIR Valle Nuevo, sin conocer el significado específico de resiliencia, venían incubando un proyecto para revitalizar su comunidad, constituyendo el asentamiento en las Pampas de Jailía. Es decir, accediendo al territorio y gestionarlo de forma conjunta entre varias comunidades para lograr la viabilidad productiva en la región.
El Gobierno Municipal de Villa Abecia (GAM-VA), dispuso un presupuesto para invertir de forma separada en las comunidades de Achuma, La Abra y Jailía. Sin embargo, se pudo ver las capacidades de unir esfuerzos por el bien común para acceder a tierras con acceso a agua para iniciar un emprendimiento productivo.
Por esta situación, se juntan los dirigentes de las tres comunidades, solicitando al GAM-VA pueda apoyar el acceso a tierra, contando la predisposición de las comunidades involucradas para dar contrapartes significativas para el bien común. El GAM dio respuesta a la solicitud, con la propuesta de habilitar 200 hectáreas para el cultivo de vid, proyecto que beneficiaría a 200 familias. El proyecto consiste en la habilitación de tierras. El municipio otorgó tierras con aptitud agrícola, según el Plan de Uso de Suelo Departamental, a las comunidades de Jailía, La Abra y Achuma. Entonces, se otorgó la tierra bajo la figura de tierra comunal en la zona de las Pampas de Jailía.
Al mismo tiempo con financiamiento del Fondo Productivo Social, se dotó de un sistema de riego por goteo, para optimizar el uso de agua. Sin embargo, éste no fue un proceso rápido y fácil, muchas veces el interés se perdía junto con la voluntad de continuar debido a la magnitud de la apuesta. Además, en el lugar se manejó el dicho “ver para creer”. Sin embargo, el trabajo de los dirigentes, como don Francisco Garnica, don Félix Cope y don Joaquín Aguanta motivó a las familias de la asociación de riego logrando el cometido.
Resulta interesante conocer la manera en la que las comunidades se organizaron y de qué manera cooperaron para que se desarrolle el proyecto. La Comunidad de Achuma, que se encuentra al inicio de la cuenca del mismo nombre, es una comunidad pequeña con no más de 50 familias, otorgó como contraparte la fuente del agua para alimentar el sistema de riego en Pampas de Jailía. La comunidad del Abra, no sobrepasa las 40 familias, cedió el paso para las cañerías que transportan agua para alimentar los reservorios del sistema de riego, donde se almacena el recurso para la habilitación de las Pampas de Jailía. Finalmente, la comunidad de Jailía aceptó que el municipio cediera el terreno fiscal para que en este se pueda constituir el nuevo asentamiento, emprendimiento, productivo.
El proceso arrancó el 2014, en su primera fase con el trabajo en la aducción y la construcción del sistema que transporta agua a las Pampas de Jailía. La segunda fase arranca a fines del mismo año iniciando la construcción de 3 reservorios que almacenan agua para ser distribuida en la matriz de riego en las 133 hectáreas en las Pampas de Jailía, bajo un sistema de riego por goteo.
Los reservorios llenos son la esperanza de la gente que accede a una parcelita. Con mucha emoción se percibe al salir de las reuniones de la AIR Valle Nuevo, expresiones que muestran el entusiasmo de las familias. La sequía de esta gestión fue muy fuerte en toda la región de los Cintis, y la única forma de preservar las fuentes de agua es reforestando.
La expectativa del proyecto crece con el avance de la ocupación en Las Pampas de Jailía. Cada año para la fiesta de la Cruz llegan las familias que se encuentran en Tarija o la Argentina, principalmente, y fue grande la sorpresa al ver que ese espacio seco, se iba pintando de verde, con la habilitación de las parcelas experimentales. Las razones para volver ahora son mayores, ya que hay donde producir y agua para regar.
“Ahora nos envidian, hay familias que están llamando a la Argentina para que se vengan a trabajar aquí, mi hijo se está viniendo”, dice don Néstor Junco, de Achuma, que ya sembró arveja en Las Pampas, “la Pampa esta linda y va dar lo que se ponga, el tema es que no falte agüita” menciona don Thomas Aguanta, de 32 años, otro comunario de Achuma.
El sistema de riego se entregará de manera definitiva el 12 de agosto de 2016. Cuentan con el apoyo de la Fundación Cordillera, se trabaja en las pruebas y la capacitación para manejar las cajas dotadas de fertiriego, un sistema que facilita el trabajo agrícola, que consta de una caja de aluminio dentro un filtro de anillos para evitar se tapen las mangueras de riego por goteo, un barómetro que mide la presión con la que sale el agua y una válvula que saca el aire.
De manera paralela se trabaja en la habilitación de parcelas experimentales, cuyo objetivo es el de definir qué técnicas y cultivos se adaptan a la zona. Es necesario destacar que inicialmente el proyecto tenía como objetivo la producción de vid únicamente. Sin embargo, los comunarios han propuesto diversificar la producción, al conocer sobre los efectos de los monocultivos. Pretende trabajar revalorizando el conocimiento ancestral con la implementación de cultivos asociativos, y rotando los mismos para un mejor manejo de los suelos.
De manera orgánica se reúnen una vez al mes, el día 15 de cada mes, para tomar decisiones y planificar el trabajo comunal. En estas reuniones se decidió habilitar solo cuarta hectárea del total del espacio cedido, bajo sistema de riego por goteo. El espacio restante se mantiene sin realizar el desmonte y se trabaja bajo manejo agroforestal solo con raleos, para garantizar la cobertura vegetal. Como se mencionó antes, la sequía pegó muy fuerte a toda la región, razón por la que tienen una gran conciencia acerca del cuidado del ecosistema. Se avanzó en la reposición forestal con especies nativas en los accesos a las parcelas. Se pretende continuar la reforestación pensando en el cuidado de las fuentes de agua.
La reforestación y reposición forestal se hará principalmente en la cabecera de la cuenca del río Achuma, de donde viene el agua, sin dejar de lado las calles de acceso a las parcelas y los reservorios; todo realizado en trabajos comunales. Pampas de Jailía se constituye en la única experiencia en el país, de movilidad humana de familias campesinas para enfrentarse a los efectos del cambio climático a través de la dotación de tierras fiscales para la producción bajo un sistema de riego tecnificado. En su primera fase, existía muy poca convicción o credibilidad sobre la viabilidad del proyecto y su realización misma; frecuentemente se suscitan entre los beneficiarios este tipo de preguntas, ¿Cómo producir si no hay agua? ¿Dónde se guardará el agua para que reguemos todos?
Son un total de 100 familias que constituyen este asentamiento, 50 familias de la Comunidad de Jailía, 20 de La Abra y 30 de Achuma. Se dio prioridad a las familias jóvenes y con mayor número de miembros, es necesario recalcar el asentamiento se encuentra en proceso de constitución, actualmente se habilitaron más de 80 parcelas de un cuarto de hectárea por familia.
El proceso no fue fácil, por los largos plazos para cumplir con la burocracia la incredulidad se extendió, sobre todo durante todo el proceso de la planificación y construcción. Don Francisco Garnica, don Tomás Aguanta, don Joaquín Aguanta, don Juan Castro, además de constituir la Asociación Integral de Riego AIR Valle Nuevo fueron luchadores convencidos de la viabilidad del proyecto. Aglutinaban a los interesados y en un principio, lograron 200 familias comprometidas. Conforme al avance de los trabajos comunales, las listas se redujeron, llegando a un número final de 100.
“Este proyecto nos ha costado años, pero no hay que olvidarnos de nuestras mujeres, hay algunas mujeres solteras o viudas que necesitan apoyo para producir” menciona don Francisco en una reunión de la AIR Valle nuevo, con la intención de que la comunidad le ceda una parcela a las mujeres para fortalecer a su organización, ya que aún no existe ninguna organización de mujeres. Esta propuesta fue aceptada por los asociados y se cuenta con una parcela productiva específicamente para mujeres. No olvidemos que la carga de trabajo se incrementa para madres productoras y más para las que gestionan solas el sustento familiar.
Resulta muy inspirador conocer la forma de trabajar en comunidad, a la hora de la siembra o de realizar algún trabajo de construcción, lo hacen en torna-vuelta, todos ayudan al que necesita y este retribuye cuando otra persona lo necesita. Son prácticas que “hacen se añore más el volver cuando uno está lejos” afirman varios migrantes, haciendo más fuerte las ganas de retorno de quienes no ven su futuro lejos de su tierra y aquellos que deciden retornar viendo mejores perspectivas de vida.