Se trata de un territorio ocupado por pueblos indígenas originarios, quechuas fundamentalmente, que están distribuidos y organizados en 6 ayllus, que a su vez, ocupan o son parte de dos municipios y muy cercanos al distrito urbano de la ciudad de Sucre. Fuera del centro poblado, carecen de servicios básicos, carreteras en buen estado, sistemas de riego, etc.
En la actualidad, es un territorio que según el INRA cuenta con 24,000 ha, de las cuales 14.000 ha están en proceso de legalización como Territorio Indígena Originaria y Campesina[1] y cuentan con títulos colectivos, mientras que 10.000 ha ya cuentan con títulos individuales. Su población, según la certificación de Instituto Nacional de Estadísticas (INE) del 12 de agosto del 2013, es de 1478 habitantes (739 hombres y 739 mujeres) que se auto identifican como pertenecientes de la Nación Qhara Qhara, de los cuales 520 son menores de 15 años.
La población del cantón Quila Quila cuenta con dos centros educativos. Uno, y de reciente construcción (2011), asentado en el centro poblado y acoge las demandas de la población “campesina”; y otro, la Unidad Educativa Punkurani (Puerta del Saber) que fue construida en el 2004 por las familias de los ayllus, con el objetivo de formar a sus hijos sin olvidar su identidad, cultura, usos y costumbres, justicia, etc.[2]
En voz de las propias autoridades, la Unidad Educativa Punkurani busca estar más cerca de los ayllus y más coherente con su cultura:
“Hemos sostenido por 5 años al Punkurani para que motive a los demás chicos. Para que sea un centro de restitución de saberes ancestrales. Mi hijo ha salido de bachiller y ahora está en la universidad, hay otros chicos que ya son universitarios y que van a darles clases. Hay libretas, está reconocido por el Estado. Hay otro en Poroma. Estamos orgullosos de que sea nuestro, en nuestra cultura, en nuestro idioma” (Crispín Rodríguez, Jilakata de markas y ayllus de Quila Quila, junio 2016).
“El Punkurani, a pesar de la oposición de los sindicatos que han intentado tomarse y desconocer que existe, ahora está reconocido por el Estado, pero lo hicimos para que, más allá de la malla curricular del ministerio, eduque a los chicos en nuestra cultura, en nuestra ideología, con respeto de nuestras autoridades. Ahora tenemos 7 profesores, pero ahí también son los tatas los que dan clases y les enseñan nuestros saberes” (Samuel Flores, junio 2016).
Organización territorial y política
El territorio es de propiedad colectiva y está administrado por los ayllus. Cada ayllu tiene a sus autoridades en pares Kari Warmi (hombre y mujer) que duran dos años, son cargos rotativos y de obligación para todos los miembros del Ayllu. La participación en la organización de la comunidad como autoridad es un proceso de asenso en espiral, inicia como Chasquis de la comunidad, luego pasan a Jilakatas y luego a Kuraca del ayllu. El siguiente paso es ser Llacta Chasqui, luego Llacta Jilakata y Kuraka Mayor de Aransaya y Kuraka Mayor de Urinsaya que son las autoridades mayores de la Marka. Finalmente pueden convertirse en Kurakas de la nación. Entre los elementos centrales de su distinción se encuentran el poncho, el sombrero, el chicote y los bastones de mando que sirven para ritualizar en las reuniones junto a las hojas de coca y el fuego.
Todas las autoridades son elegidas bajo asamblea comunitaria y consenso, donde son designados de acuerdo a sus normas propias, no reciben sueldos porque las autoridades es un servicio comunitario, pero tienen la obligación de cumplir con los mandatos comunitarios. Además, administran justicia, organizar las fiestas, coordinar las gestiones con otras instituciones (ministerios, municipios, gobernaciones, sindicatos, ONGs, otros ayllus, markas y Naciones o pueblos indígenas, etc.), coordinan el trabajo comunitario, y finalmente, también administran la organización, distribución y explotación de tierras colectivas y territorio –en este último se incluye la administración de los recursos productivos y turísticos .
Cada familia dispone de un pedazo de tierra en la que está su casa y algunas siembras de aprovechamiento familiar. El territorio está ubicado entre los 2.294 m.s.n.m. a 3.865 m.s.n.m. en donde hay dos pisos ecológicos, semi-puna y valle, favorables para la actividad agropecuaria de ciclo corto (maíz, papas, habas, trigo, cebada, ocas, lisas, papas, frutas, quinua, etc.), pero que en su mayor parte no tienen riego y dependen de un régimen de lluvias estacional. La mayor parte de la población logra un solo cultivo al año y el resto del año se dedica a otras actividades u ofrece servicios como migrantes temporales en las ciudades cercanas. Las mujeres, además de las actividades agrícolas y el cuidado de la familia y comunidad, dedican sus actividades a la elaboración de tejidos; y los adultos mayores a la crianza de ovejas, cabras y ganado vacuno.
“Aunque todos tienen su pedacito de tierra, su llajta, todos tienen derecho a cultivar en las tierras colectivas; tú puedes sembrar arriba o abajo, en las zonas de cultivo que tienen agua o poner tus animales en las zonas de pastoreo. No hay propiedad de uno, no es que uno solito puede aprovecharse de la tierra con agua, cada uno tiene derecho a cultivar un pedacito. Pero tampoco puedes ir y sembrar lo que quieras, tienes que consultar con la comunidad y el ayllu, ahí se decide. También se hace ayuda entre todos, cuando necesitas van todos, de casa en casa o de cultivo en cultivo, se siembra al partir, y así” (Pablo Zeballos, Kuraca mayor de la Nación Qhara Qhara, junio 2016).
Lo que nos enseñan las autoridades indígenas, es que las tierras de cultivo son escazas y la disponibilidad de agua es estacionaria, sobre un paisaje muy accidentado y seco. Tal condición exige de una administración colectiva que permita y garantice el acceso a una dotación de tierras de cultivo suficiente para la sobrevivencia mínima de todas las familias. Cada pedazo de tierra, cada lugar del mosaico agrario, es una familia, con un cultivo. Aquella estela de pedazos de tierra, es una representación no solo de la distribución de las parcelas de tierras, sino muestra de que bajo el sistema de rotación, algunas parcelas están en producción, mientras que otras descansan y esperan su turno al próximo año, con la misma o con una nueva familia.
Turismo comunitario
Además, por la belleza del paisaje, la cercanía con la ciudad de Sucre, la presencia de canteras incaicas, fósiles, huellas de dinosaurios, pinturas rupestres y aguas termales, el turismo comunitario es una actividad que se destaca como potencial. De hecho, el Decreto Supremo 25211 de 1998, reconoce a la zona como Monumento arqueológico y paleontológico perteneciente a Quila Quila Marka.
Las autoridades entienden que todo esto es parte de su pasado histórico y cultural. En medio de las montañas y las mismas montañas son sus lugares sagrados y wakas que son centrales para su vida espiritual.
[1] Forma legal instituida en la constitución política del Estado boliviano de 2009.
[2] En el 2015, la Unidad Educativa Punkurani ha sido reconocida formalmente como un “Proyecto de malla curricular regionalizado de la Nación Qhara Qhara”. De acuerdo a la DCP- 0022/2015 CEA. Resolución Ministerial 789/09.