Avances en la construcción de un plan de vida digno
Agroecología
Como la mayoría de productos agrarios, el café y la panela a partir de 1970 empezaron a sufrir cambios en su forma de producción y con el tiempo, también de su comercialización. En esta década, Colombia se introdujo en una nueva era en la agricultura, liderada por paquetes tecnológicos, productos fitosanitarios y agroquímicos, fenómeno que fue conocido como “revolución verde.
El problema con estos dos productos insignia de la economía campesina de la Vereda de La Pedregosa ha radicado en dos asuntos: el primero tiene que ver con la especialización de las parcelas en monocultivos, ya que esto ha llevado a la extinción de otros cultivos básicos de la alimentación, lo que fomenta una fractura en la economía campesina autosustentable creando dependencia hacia las ganancias monetarias para comprar productos que bien se podrían producir en la misma parcela. En la Vereda de La Pedregosa el café y la panela no son los únicos productos que sustentan la vida de las familias, generando excedentes para solventar los gastos dietarios, ya que la vida en el campo se ha caracterizado principalmente por la variedad de productos que se pueden obtener en el mismo espacio, no solo para la venta si no para el consumo interno. Sin embargo los ingresos monetarios que dan estos dos productos son algunas veces la única entrada de dinero tanto para los gastos alimenticios como para pagar los servicios de luz, agua, educación y otros tantos nuevos gastos de modernidad.
El tiene que ver con la comercialización. Ya que el abandono del estado y las complicadas exigencias del mercado y la institucionalidad no han propiciado ganancias con respecto a las inversiones realizadas en los cultivos o transformación de la materia prima en producto.
Sin embargo, la producción de estos productos así como la vida campesina ha resistido y las dificultades han creado el escenario perfecto para que la comunidad se organice y construya a través del tiempo un lazo fuerte con su territorio y las maneras de pensar, ser, vivir, representarse y exigir como campesinos.
La agroecología ha inspirado dos formas de lucha y resistencia. Una como ellos lo dicen, la de un acto político en rechazo a las dependencias de insumos y a los monocultivos. Que les permite una variedad de alimentos en la misma parcela sin dejar de producir café y panela, promoviendo otras economías y relaciones con sus dietas y terrenos, produciendo casi el 80% de los alimentos que necesita su núcleo familiar; y de otro lado, despertando nociones y necesidades específicas a sus modos de vivir y relacionarse con su entorno, sobre todo para nuestro caso, a una educación especial, diferenciada a los “satélites de la ciudad”.
Educación campesina. Del colegio veredal a la Universidad de los Pobres
ASOCAMP es consciente de que uno de los obstáculos históricos para la construcción de vida digna en el campo ha sido la falta de oportunidades para la educación y un modlo pedagógico pensado para otro tipo de realidades. En el capítulo cuarto se reconstruyó el contexto que permitió la recuperación del predio “El Trapiche” en La Pedregosa, del que se destinó un segmento para la construcción de un colegio que no tenía el corregimiento.
Pero la disputa no fue sólo por la infraestructura, sino por el modelo educativo. Luis Carlos, parcelero de ASOCAMP, recuerda que el colegio “tocó pelearlo en contra de la corriente”. En su momento, la solución a la demanda de colegios para niños, niñas y jóvenes de las veredas rurales fue su creación por decreto, de colegios que sólo existían en el papel, porque en realidad eran satélite de los colegios urbanos. Esta situación no sólo implicaba una enseñanza mediocre, con docentes no cualificados e insuficientes, sino un modelo idéntico o supeditado a la educación urbana. Por eso se opusieron a su aplicación en el Colegio construido en El Trapiche y con el apoyo de una fundación conformaron un colegio independiente que aplicaba otro sistema pensado para el campo.
Con el paso del tiempo, la administración municipal reconoció el colegio como público, respetando el horizonte pedagógico construido comunitariamente.
Hoy se proyectan la creación de una Universidad Campesina que cuente con “una buena educación, que no sea una educación domesticadora del sistema”. En su dicho, el campesino requiere de “una educación más liberadora, desde los sectores sociales, donde [los campesinos puedan] pensar libremente”. Por este motivo, Bernardo nos comparte que ASOCAMP y otros once procesos campesinos de base del suroccidente colombiano, que ya se encuentran organizados en la comercializadora de café -COSURCA-, se han planteado la creación de una universidad campesina que denominan Universidad para los Pobres.
Relevo generacional y reconocimiento del campesinado
Una de las principales preocupaciones de la Asociación Campesina de La Pedregosa es su continuación generacional. La mayoría de sus integrantes son mayores de 40 años, incluyendo un buen porcentaje de personas en la tercera edad.
“Los mayores deben de estar ahí… al lado de los jóvenes, porque no se puede dejar solos a los jóvenes, porque se desvían del camino… si una comunidad no se relevan los dirigentes, pues se muere una comunidad. Hoy en día los jóvenes están pensando en otra cosa y así fácilmente que un territorio se pierde, por el poder, hoy en día todo el riesgo que hay de los recursos, que el agua, que los minerales, todo eso… la gente es desplazada definitivamente.” (Luis Carlos, líder de ASOCAMP)
La organización relaciona esta problemática con una deuda histórica del Estado Social de Derecho, creado por la Constitución de 1991, con el campesinado: su reconocimiento como sujeto político y de derechos. Esta exigencia, fundada sobre dos premisas (la del campesinado como sujeto culturalmente diferenciado de otros grupos étnicos y sociales por su relación particular con la tierra y la del campesinado como sujeto identitariamente diverso) es una de las principales reivindicaciones del movimiento social colombiano en la actualidad.