Debido a la falta de agua y sistemas de riego que garanticen la producción agrícola y los periodos de sequía que se van agravando por los bruscos cambios de clima, que tienen un fuerte impacto social y económico en la región, se generó un fuerte debate en la comunidad y se van tomando algunas medidas preventivas, para mantener la capacidad productiva de sus tierras.
Entre estas medidas preventivas, es destacable la producción en terrazas ubicadas en varios cerros que rodean a las comunidades de Mayach´tasitas, que se retomó recientemente puesto que las mismas se encontraban abandonadas, pero ante la eventualidad, se hace necesario retomar esta estrategia.
Uno de los mecanismos de acceso a los suelos productivos es la disposición de aynokas o mantas, que son espacios comunales de tierra cultivable definidos, en los que cada familia tiene un determinado número de parcelas. Estas mantas que se encuentran en distintas áreas de la comunidad, están sujetas a un sistema de rotación definido por normas de la comunidad, que se discuten en una asamblea anual, para definir la capacidad y vocación de los suelos.
Las aynokas o mantas responden a formas de organización social y productiva, que a lo largo del tiempo se han mantenido pese a influencias externas. En el altiplano el manejo del territorio en forma comunitaria constituye una estrategia rural para asegurar la producción agropecuaria.
No obstante, es importante indicar que en los últimos años han surgido muchos intentos por desintegrar los sistemas aynokas comunales para establecer sistemas de propiedad y manejo.
Otra de las prácticas constantes, que se relacionan también con las aynokas, y con la finalidad de no cansar los suelos, es la rotación de cultivos, que consiste en cambiar la producción anualmente en una parcela o área determinada. Se produce en un área por un tiempo aproximado de 3 a 5 años y después de ese tiempo se traslada esa producción a otra área, dejando descansar el terreno por un tiempo, para posteriormente volver a producir en esa.
Normalmente se siembra primeramente papa, después quinua, para terminar el ciclo productivo con la cebada (que se puede alternar con haba).
El abonamiento de la tierra, se lo hace casi por consecuencia y complementariedad con la producción pecuaria, el guano del ganado camélido y ovino es el insumo principal para la fertilización de las parcelas de cultivo. El uso de de fertilizantes químicos es poco común en la práctica agrícola en las Markas de Mayach’tasita.
Para las tareas de siembra en su mayor parte todavía se utiliza la energía humana apoyada por tracción animal (toros o bueyes), es todavía escasa la mecanización.
La estrategia de comercialización es diversa, pues las transacciones monetarias se alterna con la el trueque, aunque se debe resaltar que el destino prioritario de la producción agrícola es sin duda del autoconsumo.
El sistema de creencias en la Marka Mayach’tasitas, gira en torno a la arraigada identidad aymara de sus comunidades, de esta manera se explica diferentes rituales para pedir y agradecer a la “Pachamama” o madre tierra y a los achachilas (que sus espíritus se encuentran en las montañas), una buena producción. Entre los rituales a estas deidades y espíritus andinos, relacionados con la producción agrícola podemos señalar por ejemplo las autoridades originarias y otros acompañantes el 29 de noviembre suben al patrón celo phuqhancha[1] para garantizar las lluvias en la época productiva, el 31 de noviembre acuden al kantutani phuqhancha[2] contra las heladas.
En Mayach`tasitas Markanakas existen algunos proyectos aislados relacionados al mejoramiento de la producción agropecuaria, que sin embargo no son suficientes para mejorar los rendimientos productivos por hectárea, para reforzar el autoconsumo familiar o acceder al mercado y aportar a los ingresos de la región. Actualmente las comunidades viven una suerte de despoblamiento del territorio, que por lo general esta habitado por personas adulto mayores que nunca se desarraigaron o que después de pasar su ciclo vital productivo en centros mineros o ciudades decidieron retornar al campo. Mucha de la población puede considerarse como residentes pendulares, pues tienen una activa vida orgánica en las comunidades, asisten a las reuniones y participan de las actividades agrícolas, pero como parte complementaria, pues el mayor tiempo del año se encuentran en las ciudades en otras labores. Esta pendularidad incluye la residenciad de niños y jóvenes que se encuentran en edad escolar y asisten a los centros educativos de las comunidades.
Las Jiska Markas San Miguel, Chuquichambi, Llanquera, Bella Vista y Belén de Choquecota reflexionan permanentemente sobre su alianza territorial, se han tenido avances significativos en cuanto a la representatividad en diferentes instancias, como el Gobierno Municipal de Santiago de Huayllamarca, Consejo de Gobierno del Suyu Jacha Carangas, Gobierno Autónomo Departamental de Oruro. Esto ha decantado en la obtención de algunos proyectos y dotación de ambulancias, tractores y otros. Se fue consolidando una estructura orgánica de Autoridades Originarias y se constituye en un motor de gestión permanente en beneficio de sus comunidades.
Finalmente, una cuestión importante es la consolidación territorial que constituye un medio de defensa y prevención de inseguridad jurídica.
[1] Es un cerro tutelar que esta dentro el territorio.
[2] Es un cerro tutelar que esta dentro el territorio.