Lo rural, un principio de autonomía
Mediante la adquisición de un terreno de aproximadamente 3600 metros cuadrados, el llegar a San José de Perquín significó para doña Aida Cid un retorno a la vida rural, retomando las costumbres que desde hacía décadas había dejado en segundo plano. Es la revalidación de su identidad como mujer campesina por medio del retorno a las actividades de trabajo agrocultural que significan hoy en día para Doña Aida Cid una forma de vida autosustentable. El trabajo que ella realiza en el terreno que hoy posee, lo realiza en un sentido de profunda relación con su entorno inmediato
“(…) En Santiago sabe, para una persona que ya no trabaja, no, porque usted tiene que estar encerrá ¿A dónde sale? Si no tiene plata, la plata de la pensión, la poca pensión que dan, es tan poco que alcanza para comer y entonces si quiere salir para algún lado, todo pagado po´, pagar locomoción, todo, todo se paga, y todo es comprado po´, ir a la feria, todo hay que comprar po, si allá no tiene nada una po´, una planta en un macetero apenas, entonces no hay sitio, no hay sitio… no po´, no hay donde poner una plantita, un algo para ahorrar un poquito, no, nada. Entonces no, yo ya habría estado muerta si me hubiera quedado en Santiago (…)”.
Así la valoración por la vida rural presente en Doña Aída da cuenta de la importancia que siempre existió respecto a la idea de volver a un área rural
“(…) Es mi vida po´. Estoy contenta, es mi vida… a mí me llama (mi hermana) y me dice, “yo no sé cómo puedes estar sola allá en el campo”. Es mi vida le digo yo, yo estoy bien… me gusta aquí, porque es tranquilo, no me falta nada gracias a Dios. No compro pollo, no compro pavo, no compro ganso. Lo que quiera tener lo mato y me lo como, y a la hora que yo quiera, tenga plata o no tenga, pero los tengo po´, compro una vez al año. Es bonito de vivir en el campo y es algo sano, porque lo que compra usted son puros líquidos, yo aquí no le echo nada, ni una cosa de fumigar, no. Lo que dio la Tierra nomas (…)”.
Así la vida rural supone una dinámica autosustentable nace como una necesidad, entendiendo esto en una persona que nació como una campesina y realmente nunca hubo de abandonar el valor que la vida rural representa, más remarcado aun dentro del contexto general de América Latina, donde no se puede desconocer la importancia de este aspecto de la sociedad, o simplemente clasificarlo como una oposición al modelo urbano.