Una comunidad en el altiplano boliviano
Esta experiencia se encuentra en el municipio de Viacha perteneciente a la provincia Ingavi del departamento de La Paz. Esta zona, como el resto del altiplano boliviano, se halla a 4000 metros sobre el nivel del mar, con un clima agreste y con escasos recursos naturales es un sitio típico de la zona andina. El municipio se encuentra contiguo a la ciudad de El Alto, la tercera urbe más grande de Bolivia después de Santa Cruz y La Paz. Geográficamente, Collagua se ubica entre las siguientes coordenadas UTM: este 8150000 y norte 560000.
Pactos internos y la negociación voluntaria por la tierra
El derecho de propiedad de la comunidad de Collagua sobre su territorio, fue reconocido durante la década de los sesenta, en el marco de la Reforma Agraria que inició en 1953. Si bien la entrega de títulos que permitió el reconocimiento de su existencia y aprobó la entrega de tierras, no significó el ejercicio de la gestión del territorio; es decir, el Estado no fue capaz de generar las condiciones que le permitan a las comunidades actualizar sus derechos de propiedad y distribución de tierras.
La situación de Collagua es común entre las comunidades rurales andinas, pues la tierra es un recurso limitado, por lo que es frecuente encontrar conflictos por falta de una actualización de derechos de propiedad, una gestión de los conflictos y un control de la parcelación improductiva de la tierra; es por eso que la comunidad Collagua puede considerarse una experiencia exitosa, pues a pesar del contexto, fue capaz de enfrentar la situación organizando a sus afiliados, retomando los niveles de decisión colectiva y promoviendo la acción comunal con el fin de actualizar los derechos de propiedad. Collagua es un ejemplo de que es posible lograr una eficiente gobernanza comunal sobre la tierra.
La estrategia de la comunidad fue promover la conciliación de conflictos y la construcción de acuerdos para asegurar el acceso a la a tierra. Estas acciones muestran un camino distinto para acceder a la tierra, pues supera la lógica legalista que concibe el acceso únicamente a través de procedimientos jurídicos y estatales. Collagua demuestra que el acceso a la tierra desde entidades colectivas alcanza una lógica propia que cuestiona lo formal y sobrepasa lo administrativo.