Cuando hablamos de Santa Bárbara de Iscuandé debemos ubicarnos en un momento histórico de colonización. Los primeros negros llegaron a Iscuandé en 1618, procedentes de Popayán, acompañados del negro Antón que, en fuga se internó entre los indígenas Iscuandé, y posteriormente, apareció muerto en el enfrentamiento entre indígenas y españoles.
El poblamiento afrocolombiano en Nariño se da como consecuencia de la llegada de esclavos africanos a Popayán. Con el arribo de la población negra se intensificó, la explotación de oro en las minas de Barbacoas e Iscuandé y la producción ganadera en las grandes haciendas.
Nariño fue escenario de procesos de cimarronaje y asentamiento de palenques, ubicados en zonas de difícil acceso. Se desarrollaron cultivos ilegales de tabaco y una producción ilegal de aguardiente a partir del uso de trapiches. Tras la abolición de la esclavitud, las comunidades negras se asentaron en la parte baja y costera del departamento (Observatorio de territorios etnicos y campesinos, 2015).
Así nos lo cuenta la lideresa Marina Solís:
“La verdad es que el río lleva el nombre de los indios Iscuandés que estaban en esta zona, cuando llegó el fundador Francisco a estas tierras se encontró con los indios Iscuandés, que eran los que estaban en este territorio, entonces ya la gente empezó a venir de diferentes lugares, los que estaban en las zonas urbanas y algunos llegaron a poblar y otros que vinieron de los municipios aledaños como de El Charco, La Mosquera, hasta de Tumaco-Buenaventura, y así siguieron viniendo y pues, ya estamos solo los nuestros” (Solís, 2021).
El municipio Santa Bárbara Iscuandé lo habita, principalmente, la población afrodescendiente y también indígena, mestizos, mulatos y otros. La población pertenece a la clase social baja, las condiciones de la zona y el desamparo del Estado no permiten un desarrollo económico que mejore el ingreso per cápita de la población, pues solo se trabaja para el sustento, así lo muestra la explotación pesquera, agrícola, minera pecuaria. Se trata de una región históricamente marginada del proyecto de consolidación del Estado-Nación.
Es notable el fenómeno del desplazamiento debido a la poca oferta de trabajo y el conflicto armado, las ciudades receptoras de esta población son Buenaventura y Cali, y en menos proporción Tumaco, Barbacoas, El Charco, La Tola, Mosquera, Olaya Herrera y Francisco Pizarro. (Colombia. Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Artesanías de Colombia, 2002)
La población total del municipio para el año 2000, antes del desplazamiento masivo, era de 18.463 habitantes, correspondiendo a la zona urbana 23,47 % y 75,53 % a las zonas rurales. Del total de la población 55,46 % son hombres y 44,54% son mujeres.