En busca del “monte perdido”
Para algunos prestigiosos antropólogos uruguayos los Mbya que llegan al país son “indios paraguayos” (Renzo Pi Hugarte) o “proletarios”, “marginados” y “mercachifles” (Daniel Vidart). Para otros en cambio, son parte de los 15.000 Mbya guaraní que transitan desde Paraguay (donde viven la mitad de los mismos), el litoral atlántico brasilero y el noreste argentino.
Sus orígenes, estrategia de vida y espiritualidad está vinculada a la selva tropical o sub-tropical (montes naturales) y al peregrinar en búsqueda de la tierra sin mal. Y se estima que arribaron a la Cuenca del Plata desde el año 1.000 D.C. (Basini, 2015).
La “huella incansable de su paso hacia y desde” el actual territorio uruguayo “se proyecta hasta hoy en los sonoros nombres que dieron a distintos accidentes naturales, especialmente a los situados al norte del río Negro” (Barrios Pintos, 2008: 38). Cuando vinieron sabían que sus abuelos habían estado en lo que es hoy Uruguay, antes de la llegada de los españoles. Pero se preguntaban a sí mismos, cómo vinieron sus abuelos si no hay tanto monte como hay en otros lugares, y una posible respuesta es que es un lugar de encuentro de distintas tribus y pueblos, por eso es la tierra sin mal (Elio Vera, diciembre de 2019).
...Nacimos dentro del país Paraguay pero también nuestros abuelos han estado también en Uruguay, tanto es así que en Uruguay hay muchas palabras en guaraní (...) y tenemos el idioma guaraní dentro del departamento de San José, por ahí por la Ruta 1, que se conoce con el nombre de Balneario Kiyú, que nosotros decimos k‾e.jú. Para no quedarme ahí eso significa grillo (...) Y nosotros salimos del Paraguay, nos dispersamos un poco, hay muchas familias, miles de familias dentro de Argentina-Misiones. Y así viene recorriendo cada país que llegó, como decía recién en San Pablo y hacia el sur, la zona de Porto Alegre hay muchísimo también. Cuando la gente va e inclusive por la ruta puede ver su artesanía, en la ruta colgando para vender. O sea la mayoría de la gente, hablando de los adultos, han nacido dentro del Paraguay (Andrés Fernández, testimonio de 2001 del hermano de María Fernández, en Basini, 2015, p. 405).
En Paraguay, desde la década de los setenta abundan relatos de comunidades Mbya desalojadas en plena dictadura de Alfredo Stroessner (Ver Caso 79 Yvyratymi, Vega Cué) para favorecer la compra de tierra por parte migrantes alemanes o japoneses.
Nosotros vinimos hacia Uruguay porque en su momento el Presidente Alfredo Stroessner, se encargó de vender todo lo que había, la riqueza dentro de la selva. Yo creo que habían comprado mucho más los japoneses dentro del Paraguay, tanto es así que donde vivió mi padre, donde tuvo su comunidad dentro de la selva, ahora solamente se ve la plantación de yerba mate y también las hojas, y otro tipo de plantaciones, entonces prácticamente no existen... eso creo que también en todo el país. Aquellos que tienen su selva, la naturaleza grande se preocuparon de destruir, ahora recién se da cuenta que eso no debería ser así. Cuando lamentó ese hecho, ya era muy tarde, porque la naturaleza va y no viene, no es como el dinero. Esas son mis respuestas. […] Eso es más bien lo que decía mi padre. Que nosotros pudiéramos seguir estando dentro de Uruguay, [...] asta de conseguir... como dijo una vez mi padre una vez, es muy difícil conseguir dentro de Uruguay una selva como aquella que nosotros teníamos. Pero eso no es importante ahora, simplemente tener un monte aunque sea pequeño con río para mantenernos, porque nosotros necesitamos a veces consumir los peces, el pescado. Creo que simplemente nosotros necesitamos eso, lo que pedimos a la gente cada vez que tenemos la oportunidad de conocer a alguien importante. Simplemente es eso lo que nosotros pedimos (Andrés Fernández, testimonio de 2001 del hermano de María Fernández, en Basini, 2003, p. 405).
Buscando ese “monte perdido” desde comienzos de los ochenta, las familias Mbya fueron recorriendo el territorio uruguayo y generando diversos vínculos con los juruá (no indios) que les ofrecieron posibles lugares para instalarse, colaboraron con sus gestiones ante autoridades públicas (gente “importante”), y finalmente, se fueron vinculando a la espiritualidad guaraní a través la única familia que permanece en Uruguay: la de Elio y María.