Entre las seis regiones naturales que tiene Colombia: Los Andes, el Caribe, el Pacífico, la Orinoquía y la Amazonía; Carlos Arturo Botero Urrego hombre de 49 años de edad, se ha establecido en dos de ellas: El Caribe y Los Andes debido al desplazamiento forzado en el que ha tenido que vivir desde que nació y los posteriores riesgos y amenazas en su edad adulta2. En este sentido, se puede designar como un campesino costeño y paisa a la vez; entendiéndose la cultura costeña como:
La naturaleza antisolemne, alegre, franca, directa y ruidosa característica del costeño y de su cultura, no es herencia nueva. Viene en buena parte de las celebraciones públicas de fandangos, hundes, farsas, mojigangas, maromas, bolas, boliches y toros que los señores costeños organizaban desde los tiempos coloniales, así en las villas como en las haciendas y en los más pequeños caseríos y que duraban varios días, con cualquier pretexto: la llegada de un visitante distinguido, el nacimiento de un príncipe, la firma de un tratado de paz, la elección de alcaldes (Fals Borda, O. 1979. Pág. 154B).
Adicionalmente, se registra el siguiente contraste histórico acerca de los valores sociales de la cultura costeña:
mientras los latifundistas españoles imponían el monopolio privado sobre la tierra, con todos sus ingredientes de explotación, corrupción y egoísmo, los pobladores pobres organizaban una sociedad minifundista, solidaria, respetuosa de los derechos colectivos, que impulsan las instituciones de ayuda mutua y apoyo entre familias, dando así origen a costumbres que han caracterizado a los pueblos costeños incontaminados por el “progreso moderno”. Eran dos mundos encontrados, dos filosofías distintas que, cobijadas por la formación social colonial, debían inevitablemente encontrarse e influirse mutuamente (Fals Borda 1980, 71). Colombia es un país diverso, en el que cada región natural tiene unas características socio-culturales particulares, ya que a diferencia de la subcultura costeña, en la subcultura paisa se evidencia un “elitismo blanco” heredado e impuesto desde la colonización española, característica de ello es el rechazo de la pluralidad, negándose la heterogeneidad en cuanto a formas de ver y representar el mundo, perpetuando y haciendo prevalecer desde la hegemonía política los ideales de civilidad, identidad nacional, progreso y modernidad propios del eurocentrismo (Vigoya, 2013, pág. 80), subvalorándose lo negro, lo indio y lo campesino como diversidad nacional.
La conducta de los dirigentes que han venido ejerciendo el poder en Colombia, accionan adhiriéndose a las normas de la modernidad eurocéntrica; siendo la figura del “paisa” la representación simbólica de la masculinidad blanca en gran parte del territorio colombiano, ejerciendo un tipo de identidad nacional exaltando los valores más tradicionales como lo son la pujanza, el emprendimiento, la religiosidad, la valoración del dinero, la masculinidad como autoridad y pertinencia, capacidad para el trabajo, entre otras. Cuestión que en variadas ocasiones termina en los excesos, debido al valor que se le da al dinero, tal y como lo señala Saffray, refiriéndose a lo que interesa en Medellín:
El dinero es lo único que da a cada cual su valor. El muletero enriquecido llega a ser don Fulano de tal; y si pierde su fortuna no ha de imponerse privaciones para conservar su rango adquirido por casualidad; […] vuelve a vestir su antiguo traje […]. El único término de comparación es el dinero: un hombre se enriquece por la usura, los fraudes comerciales, la fabricación de moneda falsa u otros medios por el estilo, y se dice de él ¡es muy ingenioso! (Saffray, citado en Vigoya 2013, pág. 83) Pese al evidente indecoro de la cultura paisa en relación con el aspecto económico, no se puede menospreciar la combinación de esta doble riqueza cultural entre la “paisa” y la “costeña”, que con todo y sus visiones de mundo “diferentes”, tienen mucho que aportarse entre sí, tal como lo ha hecho Carlos Arturo Borrego, quien en su cotidianidad, logró encontrar un horizonte de posibilidades, que lo hacen un hombre plural, que se re-apropió de su realidad a partir del relato, el diálogo y la experiencia de vivir en dos ambientes, que lo han llevado a re-descubrirse y redefinirse como sabanero, ganadero, agricultor, pescador, artista, investigador, pero sobretodo como campesino formado, que no pierde las raíces y el contacto permanente con la tierra.
Soy un campesino sabanero, de cultura híbrida y cómo ustedes ven en mejoramiento genético, el que es híbrido tiene un doble potencial, yo soy costeño y soy paisa, entonces yo nací allá en la costa…Pues yo allá era un costeño salvaje feliz y terminé siendo un citadino, científico estresado ¿Cierto? Es un cambio bastante brusco, entonces, allá yo era un salvaje perfecto, disfrutaba de la naturaleza, del río, de la pesca, de las culturas costeñas, de las aves, del ganado, de la agricultura limpia, en fin, del saber ancestral… (Comunicación personal, 2018)