El corregimiento de Guáimaro presenta una población mayoritariamente campesina, de pescadores y unos pocos comerciantes. En su mayoría las y los guaimareros son originarios de esta población, aun así, existen habitantes que llegaron a tempranas edades desde locaciones cercanas tales como Pivijay, Barranquilla, Ponedera y Salamina, al igual que de otros departamentos cercanos como los Santanderes.
Las migraciones poblaciones no han sido relevantes en el sector a pesar de las difíciles condiciones económicas y de acceso a la tierra. Y si bien el éxodo protagonizado por jóvenes es un fenómeno frecuente, la organización y la toma de la tierra han influido positivamente en las nuevas generaciones para quedarse y continuar el trabajo de sus padres. Así pues, el único movimiento habitacional importante se registra por el desplazamiento masivo experimentado hacia 1997 y que se derivó del conflicto armado.
De acuerdo con el último censo (DANE 2005) la población del municipio de Salamina se estima en unos 6.231 habitantes, de los cuales 4.077 están asentados en el área rural, siendo Guáimaro su corregimiento más grande y albergando más del 60% de dicha población rural. La distribución porcentual por sexo registra un 47% de mujeres frente a un 53% de hombres.
Los nuevos núcleos familiares se organizan en torno a la casa paterna. Por tratarse de una población campesina espacialmente organizada en un centro, no hay tierra que parcelar ni heredar a los hijos para que construyan sus hogares. Es por ello que se va fragmentando el espacio dentro del hogar para abrir campo a los nuevos miembros.
En la mayoría de las casas de las familias articuladas al movimiento, se adelanta la cría de pequeños animales destinados al autoconsumo. Las huertas familiares son casi inexistentes, puesto que todo el trabajo ahora está concentrado en el predio tomado. Allí se están levantando cultivos propios de la región con los que se apuesta por garantizar alimentos suficientes.