Sostener la producción para el autoconsumo
Los integrantes del Asentamiento 29 de octubre, expresan que la mayoría de la población de la región vive en las áreas rurales (68,8%) y trabaja esa tierra para producir alimentos de subsistencia. Sin embargo, la mala alimentación es un rasgo de la población activa que se dedica a la actividad agrícola.
Juana de Martínez comenta que para solventar el problema del hambre, las familias tienen que sembrar sus alimentos en tierras de otras personas aunque no son áreas suficientes para suplir las necesidades de las familias. La situación del hambre ha ocasionado que algunos integrante de las familias, mayormente jóvenes, se hayan retirado del campamento y han emigrado a la ciudad o a otros países como Argentina.
Los apoyos que se ha logrado en el asentamiento en 16 años han sido motivadores de lucha y trabajo colectivo para obtener mayores beneficios para todas las familias. El técnico Inocencio Sanabria ha sido un pilar muy importante en los logros obtenidos con las gestiones y proyectos realizados. Gracias a su colaboración se consiguieron proyectos significativos, pero que por las condiciones climáticas no tuvieron éxito.
Los integrantes del asentamiento manifiestan que las tierras se les fueron entregadas sin reservas forestales, no tenía ni siquiera una planta de árbol. En la actualidad la parcela de cada familia cuentan con plantaciones muy significativas, eucaliptos y algunos árboles nativos llegando a 20% de reforestación del asentamiento. El mayor problema es el cultivo de arroz, hay socios que se abocan a él y en muchas hectáreas, descuidando sus productos ecológicos. El uso de químicos es una fuente de contaminación que amenaza la seguridad alimentaria de todas las personas que residen en el asentamiento. Pocas familias cultivan para el autoconsumo porque el lugar que se convierte en inadecuado para esta actividad. La producción de autoconsumo se realiza fuera del asentamiento con familiares cercanos o personas que conceden sus tierras por mutuo acuerdo de dividir la producción. Manifiestan también que necesitan más apoyo en tema de producción de arroz (acceso a créditos, comercialización justa, organización).
Las personas que viven en el asentamiento, construyen un sistema de relaciones que interactúan en un ambiente cada vez más fuerte, y conforman una particular expresión territorial. El sector campesino lucha por el derecho a la tierra, para instalarse en pequeñas fincas y así, desarrollarse económica y políticamente. Ante esta situación, se presenta una propuesta de reforma agraria, que recogiendo los reclamos planteados por las propias organizaciones campesinas, afirma las acciones que son necesarias para que cada paraguayo y paraguaya acceda a un pedazo de tierra para trabajarla, producir y vivir dignamente. Es bueno reiterar que si bien la reforma agraria no se agota en la distribución de tierra, no puede ser implementada sin una modificación estructural de la tenencia de tierra.