Los tres principios que fueron la base fundamental de la comunidad
La comunidad tenía reglas claras; la primera regla fue la del cumplimiento, porque no se necesitaba de sanciones, ni tener documentos escritos para que los comunarios cumplan con sus obligaciones o lo que se determinaba en alguna reunión; la segunda regla, el ser puntuales, es una regla que proviene de los Tacanas que se implantó para las actividades conjuntas sin imponerla por la fuerza; la tercera es la producción para la alimentación de la familia, es decir, trabajar la tierra, cultivarla para garantizar la propiedad de la tierra.
“Las tres reglas nos han servido mucho, hemos heredado de los primeros vivientes y fundadores de Santa María, recordamos a don Calixto como una persona respetable que dio un ejemplo de cómo dirigir la comunidad desde que se fundó…” (Consuelo Castedo Mamani, ex dirigente de la Comunidad Santa María).
“En aquellos tiempos, el sindicato de Santa María no existían estatutos solo había un manual de una hoja que había envió la Central Obrera Boliviana (COB) de la ciudad de La Paz, donde indicaban los reglamentos sindicales para conformación del directorio que tenía que ser de diez miembros el directorio (…), los partidos políticos en aquellos tiempos como el PRA, PIR, MNR no dejan que se organicen en sindicatos campesinos (…), era muy difícil, pero al fin se crea la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) el 26 junio 1979 con el respaldo de la COB (Mario Francisco Cartagena).
Historia de la demanda y estrategia de acceso
Luego de la promulgación de la Ley de Reforma Agraria del año 1953, el acceso a tierra era posible bajo la forma de tierras comunitarias con títulos indivisos, la pequeña propiedad agrícola que consistía en 50 hectáreas por familia y 500 hectáreas para la pequeña propiedad ganadera, la mediana propiedad de 51 hectáreas a 500 hectáreas y la empresa agropecuaria hasta 2000 hectáreas En la región amazónica estos criterios no se aplicaban, debido a las características y formas de aprovechamiento de los recursos naturales principalmente extractivistas.
El primer trámite que se realizó para la titulación de tierras de la comunidad fue el año 1963. El sindicato de la comunidad inició los trámite de tierra para 10 afiliados, dichos tramites se realizaban en el Juzgado agrario de la población de Riberalta, en aquel entonces estaba a cargo de Lidio Pavisichi quien entregó los Testimonios Agrarios, con estos documentos se tramitaba los títulos ejecutoriales ante la Comisión Agraria Nacional, trámite que se extendió hasta 1992, y se otorgaron 10 títulos individuales a las familias de Gabriel Guari, Manuel Quette, Anastasio Guari, Rogelio Nico, Fermín Quette, Eusebio Quette, Humberto Pedraza, Calixto Guari, Marco Yanana e Isaac Quette Guari.
Según las familias, los títulos no resolvieron el problema de la tierra en la comunidad, puesto que en trascurso de los años se incorporaban y afiliaban más familias a la organización. El año 1977 se inició la primera demanda de la tierra, en aquel entonces la brigada móvil del Consejo Nacional de Reforma Agraria, dispuso de un topógrafo que mensuró toda el área. Estos títulos recién llegaron el año 1992, durante el gobierno del presidente Jaime Paz Zamora.
Durante la demanda de la tierras, en la década de los ochenta, en vista de que no llegaban los títulos, se organizaron los Equipos Móviles de Educación Integral Rural (EMEIR) liderizado por el Vicariato de Pando. Esta organización funcionó del año 1986 al 1992, dio impulso a los trámites de titulación de tierra y concentró su apoyo a los trámites a nivel de comunidades, lo que dio un giro importante a la historia de la región amazónica.
“Fue muy importante coordinar con la Federación y con Equipo Móviles, el apoyo de las instituciones de apoyo, ellos nos ayudaron muchísimo en todo el proceso de la demanda. Cuando ya se hizo el deslinde global, vino el juzgado aquí a la comunidad de Santa María. Tuvimos una audiencia con todos los colindantes, aquí en la casa del compañero Gilberto se hizo la audiencia, de ahí que vino el topógrafo, vino el juez agrario y su secretario, o sea vino su comitiva. Entonces cuando se tuvo la audiencia firmamos, firmó el compañero Gilberto, Eduardo Chono, y todos los que estuvimos presentes más que todo el directorio. Muchos trámites se hicieron en Riberalta, por ello Gilberto Guari y Eduardo Chono y otros compañeros se trasladaron a la ciudad de Riberalta. En varias ocasiones nos prestamos dinero para empaquetar y mandar unos documentos, de esa manera tuvimos que acelerar el trámites porque ya iba a ser cambiado el juez agrario, estaba empezando la campaña política por la elección nacional de 1989” (citado por Taboada eta al, 2004).
La primera demanda de la tierra (1963), en aquel entonces fue de 26.000 hectáreas, aparte del área de los primeros asentamientos; con el transcurso de los años, la población en la comunidad había crecido y la tierra se hacía insuficiente. El año 1995 desde las organizaciones matrices, la Federación de Campesinos Vaca Diez y la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), se venía trabajando en la propuesta de la demanda de tierras a favor de las comunidades campesinas indígenas del norte amazónico.
La Comunidad Santa María en su segunda demanda (1995) fue de 100.667,16 hectáreas, con la visión de distribuir de la siguiente manera: 58.882.71 hectáreas corresponden al área de uso forestal; 21.574.40 hectáreas son de uso múltiple para los chacos, sembradíos, sistemas agroforestales y otros; y 20.210.04 hectáreas como área de preservación de flora y fauna. Las tierras de la comunidad de Santa María,
cuenta con 34 mojones, que colindan: al norte con las comunidades las Mercedes, Palmira y Nueva Unión; al sur con la TCO Chacobo-Pacahuara; al este con las comunidades Santa Fe y Agua Clara; al oeste con las comunidades campesinas 26 de Octubre y San Lorenzo de Pampa.
“Yo he entrado a esta comunidad de Santa María en el año 1983 y desde 1995 a 1996 fui dirigente del sindicato comunal con el compañero Gilberto Guari, desde ahí empezamos a hacer el deslinde de la comunidad porque ya se tenía clara la idea de nuestra demanda al INRA, eso iba a facilitar mucho el saneamiento de tierra” (Eduardo Chono, citado por Taboada et al 2004).
En todo el proceso de las marchas, manifestaciones de las organizaciones, Santa María siempre estuvo presente, no solo a nivel regional sino a nivel nacional. Estas son las marchas más sobresalientes y donde los delegados de la comunidad han participado:
* La primera marcha “por el territorio y la dignidad” se realizó en 1990 y fue emprendida desde Trinidad hasta la ciudad de La Paz por el camino a los Yungas.
* La segunda marcha “por el territorio, la tierra, los derechos políticos y el desarrollo” se realizó en 1996.
* La tercera marcha “por la tierra, el territorio y los recursos naturales” iniciada el 28 de junio al 18 de julio del 2000.
* La cuarta marcha “por la soberanía popular, el territorio y los recursos naturales”, parte de Santa Cruz el 13 de mayo 2002 y arriba a La Paz, pasando por Cochabamba.
La tercera marcha surge a raíz de que el sector campesino indígena estaba quedando sin tierra, la mayoría de estas están otorgándose en concesiones forestales y barraca en beneficio de las empresas y particulares de poder económico y político. En dicha marcha de las comunidades de la Provincia Vaca Diez y de Pando participaron 197 personas: 171 hombres y 26 mujeres. El gobierno de aquel entonces intento negociar con el sector movilizado a través director nacional del INRA, el Ministro de Desarrollo Sostenible y con otras autoridades, pero no se logró a resolver, situación que ha permitido una multitudinaria marcha arribando a la ciudad de La Paz, sede de Gobierno.
“Durante el camino hemos pasado momentos muy delicados, llenos de tristeza, sufrimos bastante porque la caminata provocaba un cansancio durísimo, con bastante dolor; pero, como representantes de cada comunidad, teníamos que ponernos nomás en onda. Nosotros fuimos con la meta de enfrentarnos venga lo que venga, si había guerra teníamos que ponernos al frente, pero gracias a Dios de que todo fue nomás en marcha sin ningún caso de abuso. También hubo momentos de descanso y de conocer gente, hacer amistad y compartir. En la marcha hicimos otras representaciones, por ejemplo cuando me pidieron de que cantara, que amenizara con las canciones que yo compuse para la marcha, como un poco manejo las cuerditas de guitarra también representé en eso. Hice una canción que la titulé como ‘Canción de la Marcha’” (Testimonio de Saúl Noko Ardaya, citado por Taboada et al 2003.
(...)
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